Los dibujos animados Érase una vez… la vida (1987) ayudaban a los niños a entender el funcionamiento interno del cuerpo humano. Sus creadores permitían imaginarse cómo sería meterse dentro del aparato digestivo o del corazón, por ejemplo. Ahora, el equipo de investigación en Modelización, Visualización, Interacción y Realidad Virtual (MOVING) de la Universitat Politècnica de Catalunya presenta EstereoWall, una pared virtual donde se proyectan imágenes y en la que cualquiera, equipado con un mando y unas gafas 3D, puede adentrarse en el hígado de otro, o en su boca, o en el mismo cerebro.
“EstereoWall es un sistema compuesto por una pantalla de 2,7 metros por 2 metros, un par de proyectores detrás de ella, un espejo, un dispositivo de posicionamiento, un ordenador convencional y un programa desarrollado por nuestro equipo. Con él procesamos imágenes en dos dimensiones, que normalmente procederán de resonancias magnéticas, y las convertimos en imágenes en 3D en cuestión de minutos. Esto permite a profesionales de varias disciplinas, desde médicos hasta ingenieros, ver, inspeccionar, adentrarse e incluso diagnosticar con mayor facilidad”, explica Marta Fairén, una de los diez investigadores que forman el grupo MOVING, nacido el año 1999 y liderado por la profesora Isabel Navazo.
A pesar de todas las posibles aplicaciones, las capacidades del EstereoWall sólo se aprovechan en el ámbito de la paleontología. Fairén comenta que se pusieron a trabajar en el proyecto cuando “recibimos el encargo por parte del museo del Institut Català de Paleontologia de Sabadell de reconstruir en tres dimensiones los restos de Pau”, el Pierolapithecus descubierto en diciembre de 2002 por un equipo de paleoantropólogos dirigidos por Salvador Moyà-Solà.
Actualmente, los visitantes del museo pueden interactuar con la reconstrucción. “Solo fue necesario un escaneado en tres dimensiones de todas las piezas para poder verlas después con nuestro sistema”.
En cuanto a la medicina, MOVING ha creado una prestación especialmente orientada a este campo. “Se trata de una ‘linterna mágica’, que permite ver qué hay debajo de la piel de cualquiera de los modelos reales. Es decir, si tenemos una resonancia de la boca, el especialista puede ver exactamente qué hay debajo de la piel y los músculos del individuo. Esto permite entrar dentro del paciente, tener una perfecta sincronía del aspecto externo con todo aquello que queda escondido a simple vista”.
La distribución del aparato está en manos de Sener, una multinacional dedicada a la ingeniería civil, aeronáutica, naval y aeroespacial. Entre sus clientes todavía no cuentan con ninguna institución hospitalaria que saque provecho del invento.
A pesar de que los investigadores de la UPC han hecho varias demostraciones en centros y congresos, el jugo que los médicos podrían sacarle al EstereoWall queda en agua de borrajas. En palabras de Fairén, “no hay dinero ahora” para que los hospitales se queden con uno de esos aparatos. “Consideramos que el producto es de bajo coste. El precio total dependerá de las prestaciones que se integren en él, pero podemos hablar de un coste alrededor de unos 40.000 euros. Ése es el precio de un antiguo proyector de realidad virtual. Pero EstereoWall hace mucho más que proyectar”.
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