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2012/03/05

La pila líquida, el mejor proyecto de TED 2012

“La vulnerabilidad es el punto de partida de la creatividad, la innovación y el cambio”. Con esta frase, pronunciada por René Brown, una profesora de la Universidad de Houston que estudia la vulnerabilidad, la culpa y la vergüenza y sus efectos en la sociedad y los individuos, cerraba el viernes la serie de conferencias TED2012 en Long Beach (California), que sin embargo, al contrario que en otras ediciones, no ha sido especialmente memorable en innovaciones tecnológicas, aunque sí ha puesto en el mapa energético un proyecto muy prometedor: la pila metálica líquida, creada por Donald Sadoway, un ingeniero químico del Massachussets Institute of Technology (MIT) que está trabajando junto a un equipo de estudiantes en un proyecto que busca encontrar una solución limpia al almacenamiento de la energía. Y según lo dicho por Sadoway, que ya tiene el apoyo de la Fundación Bill y Melinda Gates, en dos años su pila podría estar lista para ser comercializada. La pila líquida es como una tableta de 40 centímetros de largo y la mitad de ancho, no contamina y la base de su funcionamiento sigue prácticamente los mismos principios que los de una pila tradicional, aunque en su interior hay tres metales líquidos de diferentes densidades, y el principal es aluminio. Actualmente su prototipo tiene la capacidad de generar un kilovatio por hora aunque en dos años esperan tener lista una pila cuatro veces más potente. Las pilas además pueden comunicarse en red, de forma que dependiendo de las necesidades energéticas puedan abastecer una sola casa, un pueblo entero o incluso una ciudad. La idea clave es poder separar la fuente de energía de la demanda, lo que le daría alas a energías como la eólica o solar, para las que aún nadie había encontrado un sistema eficiente de almacenamiento a largo plazo. Hasta ahora.
Además estos días en Long Beach se han visto robots voladores capaces de construir al unísono o de tocar juntos el tema central de las películas de James Bond, cortesía de Viyaj Kumar de la Universidad de Pennsilvania y se ha hablado de un futuro en el que se podría viajar de Nueva York a Los Angeles en apenas 11 minutos. DARPA, la Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa estadounidense está trabajando en el desarrollo de un avión hipersónico, según explicó la directora de la agencia, Regina Dugan. Esta mujer ingeniero, inventora y empresaria, una de las más respetadas y poderosas del mundo de la innovación tecnológica, invitó a la audiencia a tratar bien a los nerds, “porque ellos nos recuerdan que no hay que tener miedo a volar. Hay que fracasar para poder volar”. No era solo poesía: de momento su agencia ya ha perdido dos de esos aviones hipersónicos en el Océano Pacífico pero sus breves viajes han generado información valiosísima para sus investigaciones. Ideas como Internet nacieron precisamente en DARPA así que su ovacionada frase final, “científicos e ingenieros pueden cambiar el mundo”, probablemente sea la más realista que se ha escuchado estos días en TED2012.
Y es que después de pasar cuatro días en el escenario más famoso de la cultura digital del siglo XXI en Long Beach, sólo hay una conclusión posible: quienes manejan los hilos del mundo desde la comodidad de sus jugosas cuentas bancarias sufren de exceso de optimismo, o eso se deduce de sus conversaciones, en las que jamás aparece la palabra ‘crisis’ y quienes sueñan con mejorarlo pero carecen de fondos para hacerlo necesitan a uno de esos optimistas para que financie sus sueños. Unos y otros forman el público de TED, separados entre sí por un río de conferencias escogidas y preparadas con detalle por la organización (que somete a los conferenciantes a intensos ensayos) y que alimentan, voluntaria o involuntariamente, el mensaje más intrínsecamente americano: si quieres, puedes. Y entre charla y charla, se hacen negocios.
Pero lo cierto es que muchas de las historias que se escuchan desde el escenario más famoso de la cultura digital del siglo XXI son historias de hombres y mujeres que pelearon hasta conseguir conquistar sus sueños, como la de la premio Nobel de la paz 2011 Leymah Gbowee, cuya labor fue clave para frenar la guerra en Liberia y darle voz a sus mujeres o la de Philip Petit, el hombre que caminó sobre las nubes haciendo equilibrismos sobre las difuntas Torres Gemelas de Nueva York y que frente a un público con devoción por la tecnología se permitió el lujo de invertir cinco minutos de su presentación (el máximo son 18) en hacer sencillos malabarismos con tres bolas. Eso sí, pronunció algunas de las palabras mágicas que más se repiten en TED: inspiración, pasión y tenacidad. ‘Fracaso’ también aparece a menudo en muchas de ellas. Y no es extraño que sea la que más se aplaude: entre el público hay docenas de científicos y centenares de cerebros del mundo de la tecnología cuyo trabajo sólo se convierte en éxito tras estrellarse mil veces. Además, también hay cientos de inversores que antes de apostar por triunfos como Facebook o Google, invirtieron en muchas otras start-up con las que perdieron dinero. De ahí que la irónica definición de TED como “el congreso de los perdedores” que hizo la especialista en vulnerabilidad René Brown fuera recibido con una ovación por los 1500 asistentes, entre los que se encuentran precisamente algunos de los más ricos y poderosos de Estados Unidos.

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