Kaplan explica que a pesar de que las tecnologías han democratizado la creación audiovisual, en las grandes productoras de cine y en las principales cadenas de televisión quien sigue mandando "es la audiencia y el dinero".
La fragmentación del público en el ámbito televisivo está provocando que las cadenas se hayan visto obligadas -en EE UU por los canales de pago y en España en menor medida por la TDT- a diversificar contenidos para hacerlos atractivos a cada tipo de consumidor, afirma este experto, que ha estado en Barcelona con motivo del décimo aniversario de la Fundación Barcelona Media para hablar de la transformación de la industria del entretenimiento.
Fundador de la Escuela Norma Lear Center -especializada en analizar el impacto social de la industria de medios y entretenimiento-, este escritor sostiene que hoy en día aunque tengas una buena idea para un guión, si detrás de ella no hay una estrella que actúe como una "marca" para respaldar el proyecto, hay pocas posibilidades de que salga adelante en un gran estudio.
Por ello, las productoras optan a menudo por hacer filmes basados en superhéroes, nombres ya conocidos que sirve para allanar el terreno de la publicidad y por eso prefieren pagar por los derechos de cómics que pensar en algo nuevo.
Todo es 'pirateable'
El otro aspecto que ha cambiado radicalmente la industria del entretenimiento ha sido la revolución tecnológica que ha convertido en "pirateable" todo lo que puede pasarse a soporte digital. "Un ejecutivo de Disney decía que la piratería es un modelo de negocio y que nosotros tenemos que competir con ello", recuerda.Una solución, indica, sería intentar sincronizar al máximo los estrenos de las películas en cine, dvd y canales de pago, para que el espectador elija cuándo y cómo ver un filme (y no caiga en la tentación de la piratería), y también en las series de televisión, como ya ocurre con algunas producciones que se ven casi de forma simultánea en EE UU y Europa (como "Perdidos").
Kaplan dice que hay espectadores que están dispuestos a pagar una cantidad "justa" por ver una película. "Hay quien no quiere sentirse culpable o que el ordenador se le infecte con un virus al bajarse un archivo", subraya, aunque reconoce, no obstante, que el pirateo en países como España o Corea del Sur es especialmente virulento.
Remarca que mientras el cine de EE UU ha perdido su cara más comprometida, la televisión ha tomado el relevo con series temáticamente más arriesgadas y de impecable factura. "Es extraño, porque la televisión se suponía que había muerto, y si eras un escritor de tele eras como un apestado; ahora es casi al revés", argumenta.
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