RapidShare, una de las webs de descarga de archivos más popular a nivel mundial, lleva varios años desplegando estrategias de lobbying para evitar que el gobierno de los Estados Unidos los considere un negocio ilegal.
Lo cierto es que mientras Kim Dotcom, CEO de MegaUpload, se gastaba el dinero en coches de lujo y armas, Christian Schmid, su rival al frente de RapidShare, optaba por emplear dinero en proteger la reputación de su marca.
Según comentan en el Wall Street Journal, la empresa con sede en Suiza ha invertido más de 600.000 dólares desde 2010 con el objetivo de lavar su imagen después de su inclusión en la International Piracy Watch List en 2010.
En RapidShare consideran que sus métodos para comprobar si un archivo de su sistema ha sido pirateado son eficientes y recuerdan que bloquean a los usuarios que reciben tres avisos por haber subido contenido ilegal.
Ahora, tras el cierre de MegaUpload en RapidShare han decidido curarse en salud y han apostado por eliminar su programa de incentivos que ofrecía recompensas a los usuarios más activos en su servicio.
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