Un estudio español acaba de demostrar la validez de una prueba diagnóstica de bajo coste para detectar el cáncer de colon. Se trata del análisis de sangre en heces, "que cuesta tres o cuatro euros" y que "los pacientes pueden realizar en su propia casa", según explicó ayer a este diario Antoni Castells, jefe del servicio de Digestivo del Hospital Clínic de Barcelona y coautor del estudio.
En él se ha analizado a más de 50.000 pacientes de entre 50 y 69 años en Aragón, Canarias, Catalunya, Galicia, Madrid, Murcia, País Vasco y Valencia. El trabajo ha comparado la efectividad de la prueba de sangre en heces con la colonoscopia. Esta técnica introduce una pequeña cámara por el ano para detectar las lesiones características de la enfermedad. "Se trata de la prueba preferida como primer recurso en EEUU, mientras que en Europa se opta por la prueba de sangre en heces y, si es positiva, se realiza la colonoscopia", explica Castells, que coordina el Programa de Detección Precoz de Cáncer de Colon y Recto de Barcelona.
Los resultados indican que "ambas pruebas consiguen detectar el mismo número de casos", explica el médico, que hoy presentará los resultados de su estudio en rueda de prensa en la sede de la Asociación Española Contra el Cáncer en Madrid.
"Hasta ahora se cuestionaba la fiabilidad de la prueba en heces porque podía dar falsos positivos en algunos casos", detalla Castells. La nueva prueba usada en su estudio, en el que han participado 40 médicos e investigadores españoles, usa métodos de detección más avanzados que permiten no sólo descartar los falsos positivos, sino también indicar la presencia de pólipos, formaciones previas a la aparición del cáncer.
Los resultados presentados hoy son la antesala de las conclusiones finales de este estudio clínico, que llegarán en diez años. Los datos acumulados por el equipo de Castells en las ocho comunidades participantes permitirán saber cuál de los dos métodos diagnósticos mejora la supervivencia a la enfermedad. "Por ahora van empatados", concluye Castells.
En él se ha analizado a más de 50.000 pacientes de entre 50 y 69 años en Aragón, Canarias, Catalunya, Galicia, Madrid, Murcia, País Vasco y Valencia. El trabajo ha comparado la efectividad de la prueba de sangre en heces con la colonoscopia. Esta técnica introduce una pequeña cámara por el ano para detectar las lesiones características de la enfermedad. "Se trata de la prueba preferida como primer recurso en EEUU, mientras que en Europa se opta por la prueba de sangre en heces y, si es positiva, se realiza la colonoscopia", explica Castells, que coordina el Programa de Detección Precoz de Cáncer de Colon y Recto de Barcelona.
Los resultados indican que "ambas pruebas consiguen detectar el mismo número de casos", explica el médico, que hoy presentará los resultados de su estudio en rueda de prensa en la sede de la Asociación Española Contra el Cáncer en Madrid.
"Hasta ahora se cuestionaba la fiabilidad de la prueba en heces porque podía dar falsos positivos en algunos casos", detalla Castells. La nueva prueba usada en su estudio, en el que han participado 40 médicos e investigadores españoles, usa métodos de detección más avanzados que permiten no sólo descartar los falsos positivos, sino también indicar la presencia de pólipos, formaciones previas a la aparición del cáncer.
Alerta temprana
Castells opina que los resultados, publicados en el New England Journal of Medicine, subrayan la importancia de implantar programas de diagnóstico precoz. "Catalunya, Valencia, Murcia, Canarias, País Vasco, Castilla y León y Cantabria ya los tienen y hay otras comunidades que los planean", explica el investigador. Alertar de este tumor a tiempo es clave. Un diagnóstico temprano permite curar la enfermedad hasta en el 90% de los casos, resalta Castells. Si el diagnóstico se realiza sólo con los primeros síntomas de la enfermedad, la posibilidad de que ya se haya desarrollado metástasis es del 50%, apunta.Los resultados presentados hoy son la antesala de las conclusiones finales de este estudio clínico, que llegarán en diez años. Los datos acumulados por el equipo de Castells en las ocho comunidades participantes permitirán saber cuál de los dos métodos diagnósticos mejora la supervivencia a la enfermedad. "Por ahora van empatados", concluye Castells.
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