En nuestro recorrido diario por los temas más sorprendentes de la blogosfera, hoy destacamos una anotación de la bitácora «Cuaderno de Ciencias» que cuenta la historia de OR-7, un lobo que ha acaparado la atención de la sociedad estadounidense durante las últimas semanas, después de recorrer miles de kilómetros buscando una pareja.
Todo comenzó el pasado mes de febrero, cuando un lobo de apenas dos años fue capturado por un biólogo del Servicio de Pesca y Naturaleza del estado de Oregón. El profesional le colocó un chip subcutáneo, le colocó un collar localizador con GPS y le asignó el código OR-7.
Al llegar la primavera, OR-7 se separó de su manada y, como todos los machos jóvenes, comenzó a buscar una pareja con la que asentarse en algún territorio libre y comenzar su propia manada. Desde entonces, OR-7 ha viajado desde el noreste de Oregón hasta la frontera de California sin haber encontrado aún ninguna hembra.
En los últimos meses, su viaje ha sido seguido con mucha atención por parte de la opinión pública estadounidense, ya que poco tiempo después de que abandonase su manada, esta fue puesta bajo orden de caza, tras producirse un ataque a una finca ganadera. Varias asociaciones de defensa de la fauna aseguran que los lobos son inocentes del ataque que atribuyen a alguna manada de perros salvajes y han recurrido la “sentencia de muerte” de la familia de OR-7 a los tribunales.
Entretanto, el joven lobo, ajeno a la suerte que pueden correr sus antiguos compañeros, ha recorrido miles de kilómetros en busca de una hembra. En las últimas semanas se le ha localizado en el Parque Nacional de Crater Lake, cerca de la frontera con California. Aunque no se le ha visto en compañía, algunos curiosos afirman haber encontrado las huellas de otro lobo junto a las suyas. Tal vez en poco tiempo su historia pueda tener un final feliz.
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