Hubo humo blanco en Estados Unidos para elevar el límite legal del endeudamiento. La Cámara de Representantes -donde se concentraba la más fuerte oposición- y el Senado aprobaron elevar el techo de endeudamiento.
El acuerdo llegó tras semanas de discusiones entre demócratas y republicanos. Pero, ¿qué implica?Se dio con un alto costo no sólo para los partidos sino también, advierten algunos, para los sectores que han sido más golpeados por la frágil situación de la economía estadounidense.
Las complejas y prolongadas negociaciones evidencian asimismo la creciente polarización en Washington.
De no haber alcanzado este 2 de agosto un acuerdo, aprobado por la Cámara de Representantes el lunes y a ser votado en el Senado -donde se descuenta su visto bueno- este martes, EE.UU. podría haber entrado en cesación de pagos (default), algo inédito en su historia.
El país habría perdido su capacidad para seguir endeudándose y, por ende, pagar todas sus cuentas.
Ahora podrá endeudarse por encima de los US$14,3 billones actuales.
No parecía haber dudas en Washingon de que era necesario recortar el déficit. La diferencia estaba en el cómo. Mientras los demócratas querían elevar impuestos, los republicanos buscaban recortes sociales.
De los primeros no habrá. Sobre los segundos, la situación aún no está clara.
BBC Mundo repasa algunos de los elementos centrales del acuerdo y sus implicancias.
La división y el "sándwich de Satanás"
Más allá del acuerdo, no son días de celebraciones para todos.La líder demócrata en la cámara baja, Nancy Pelosi, no pudo haber sido más gráfica al describir el entendimiento alcanzado el domingo.
"Es un sándwich de Satanás con papas fritas de Satanás", dijo.
Y eso que Pelosi terminó votando a favor.
Ni siquiera hubo unanimidad entre los demócratas, que quedaron milimétricamente divididos en 95 votos a favor e igual número en contra.
Algunos argumentaron que el acuerdo pone en riesgo la recuperación de la economía y compromete a futuras generaciones.
Un tercio de los republicanos no lo apoyaron, porque decían que no iba lo suficientemente a fondo.
Y el gran ganador, al menos por ahora, parecería ser el ala más a la derecha del Partido Republicano, el movimiento del Tea Party.
Obama, el perdedor
¿El perdedor? Diversos analistas coinciden en que fueron los demócratas, con el presidente Barack Obama a la cabeza.Sin embargo, su partido buscaba elevar el techo de deuda y lo consiguió.
Además lograron que esta extensión no deba ser votada en enero, sino que se volverá a hacer en 2013, luego de las elecciones presidenciales del año próximo.
El acuerdo eleva el tope de endeudamiento en US$2,4 billones e impone un recorte de gasto por la misma cantidad que se efectuaría en 10 años.
Pero no pudieron aumentar los impuestos, un objetivo demócrata y algo que la oposición buscaba evitar a como diera lugar.
"Se vio forzado a aceptar recortes más profundos, que su partido odia y que van en contra de sus planes. Tuvo que tragarse recortes de gastos que minan su intento de transformar Estados Unidos", asegura el editor de la BBC para América del Norte, Mark Mardell.
"La segunda manera en la que pierde -agrega- es que no ha dado una imagen de líder".
Pero no sólo el presidente salió golpeado. La crisis, opinan algunos, también daña la imagen del país y el acuerdo no resuelve el problema de fondo.
"Tanto los acreedores como aliados de Estados Unidos se preguntan qué ha cambiado en la política estadounidense para que una parte significativa de la clase política estaba dispuesta a arriesgar la reputación de la nación como el lugar más seguro para invertir", aseguró el diario The New York Times en un artículo.
El columnista de la misma publicación -y premio Nobel de Economía- Paul Krugman, tildó de "catastrófico" el acuerdo y aseguró que va a "dañar una economía ya deprimida", que debe convivir con una tasa de desempleo por encima del 9%.
Del otro lado
Los que pueden tener motivos para sonreír son los integrantes del Tea Party.
Lograron llevar una votación que suele ser rutinaria -y que se ha dado en repetidas ocasiones en los últimos años- al centro de la agenda política. Y salieron airosos.
Aunque podrían ser vistos como intransigentes e irresponsables al colocar al país cerca del desastre con tal de imponer su visión, opina Mardell.
Lo cierto es que los republicanos lograron que no se eleven los impuestos y que, más adelante, un comité bipartidista -que propondrá más recortes- pueda incluir modificaciones en las ayudas sociales.
Pero en filas de este partido tampoco son todas buenas.
"La propia autoridad de los líderes republicanos -asegura Theo Legget, de la BBC- sufrió al quedar claro que no se pudo controlar a los congresistas de línea dura dentro del propio partido", los del Tea Party.
El acuerdo
El primer recorte será de unos US$900.000 millones.Luego el comité deberá acordar para fines de noviembre un nuevo ajuste de US$1,5 billones, que tendrá que ser aprobado al mes siguiente por el Congreso.
De no haber acuerdo, se aplicará de forma automática un mecanismo por el cual se reducirá el gasto por US$1,2 billones.
Un procedimiento que encarna riesgos para ambos sectores pues el sector de defensa -sagrado para los republicanos- se vería afectado.
También podría tocar algunos beneficios sociales a pobres, enfermos y ancianos, algo que los demócratas no querrán que ocurra.
Esto da a ambos bandos buenas razones para acordar y evitar un desenlace de recortes draconianos en sectores que consideran cruciales.
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