Son muchas las especies animales que hacen uso de las señales acústicas para atraer y estimular sexualmente a sus parejas. Algunos de estos animales (como los pájaros) asocian los cantos que realiza el posible consorte al éxito o fracaso reproductivo. Un grupo de investigadores holandeses ha demostrado ahora que el ruido generado por los humanos está afectando al flirteo entre los Parus major, un tipo de pájaro urbano también conocido como carbonero.
Según el estudio que publica hoy la revista PNAS, los machos que cantan a bajas frecuencias seducen a más hembras que los que lo hacen a altas frecuencias. Pero la creciente contaminación acústica está provocando que estos animales se vean obligados a subir el volumen de sus cantos, hecho que los vuelve menos atractivos para sus parejas.
Los investigadores han estudiado a los carboneros que viven en el parque nacional de Dwingelderveld, en Holanda, y han asociado la cantidad de polluelos nacidos con el bullicio registrado. Los resultados muestran que, cuando los niveles de contaminación acústica son bajos, los pájaros se aparean más y con más éxito, es decir, tienen más crías. Dicho de otro modo, el ruido hace gritar a los pájaros y eso los hace menos atractivos. Estos resultados podrían explicar por qué en las zonas transitadas, la densidad de población de pájaros es menor.
Según el estudio que publica hoy la revista PNAS, los machos que cantan a bajas frecuencias seducen a más hembras que los que lo hacen a altas frecuencias. Pero la creciente contaminación acústica está provocando que estos animales se vean obligados a subir el volumen de sus cantos, hecho que los vuelve menos atractivos para sus parejas.
Los investigadores han estudiado a los carboneros que viven en el parque nacional de Dwingelderveld, en Holanda, y han asociado la cantidad de polluelos nacidos con el bullicio registrado. Los resultados muestran que, cuando los niveles de contaminación acústica son bajos, los pájaros se aparean más y con más éxito, es decir, tienen más crías. Dicho de otro modo, el ruido hace gritar a los pájaros y eso los hace menos atractivos. Estos resultados podrían explicar por qué en las zonas transitadas, la densidad de población de pájaros es menor.
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