¿Qué sucedería si usted arma una millonaria fiesta y nadie aparece? Una compañía nueva llamada Color sabe lo que se siente.
En marzo, Color presentó su aplicación para compartir fotos en celulares y reveló que había obtenido 41 millones de dólares de inversores  antes de que la aplicación tuviera un solo usuario. Pese a la riqueza  de la compañía, la aplicación tuvo un duro aterrizaje, atrayendo pocos  usuarios y muchas quejas de los que si la probaron.
"No tendría sentido aunque lograra entender cómo funciona", escribió un crítico en la tienda de Apps de Apple.
Desde entonces, Color se ha convertido en una señal de  alerta para los inversores, empresarios y analistas que temen que haya  una burbuja al momento de apostar en nuevas firmas. Dicen que este caso  muestra que los capitalistas de riesgo, desesperados por invertir en el  siguiente Facebook o LinkedIn, están tirando dinero a ciegas a nuevas  firmas que no han demostrado que pueden crear algo útil, mucho menos un  negocio que pueda dar buenas ganancias sobre la inversión.
Color, que dice que está mejorando su aplicación, es  solo una de las nuevas firmas que han puesto a los comentaristas a  hablar de excesos burbujeantes en Silicon Valley. The Melt se propone  vender tostados y sopa, que la gente puede pedir desde sus celulares.  Obtuvo alrededor de 15 millones de de dólares de Sequoia Capital, que  también invirtió en Color.
Airbnb, que ayuda a la gente a alquilar cuartos en sus  casas, está buscando capital de riesgo para valuarse en 1000 millones de  dólares. Scoopon, una especie de Groupon, la conocida compañía de  cupones de descuentos de Estados Unidos online, obtuvo 80 millones de  dólares; Juice in the City, una Groupon para madres, reunió 6 millones; y  Scvngr, que inició una Groupon para usuarios de juegos on line,  consiguió 15 millones. Estos podrían por supuesto resultar ser negocios  exitosos.
Lo que preocupa, según los inversores, son los precios.
Dicen que han pagado dos a tres veces más por sus  participaciones en nuevas empresas en el último año. Según la Asociación  Nacional de Capital de Riesgo, capitalistas de riesgo invirtieron 5900  millones de dólares en los tres primeros meses del año, un 14 por ciento  más que en el mismo período el año pasado, pero invirtieron en 51  compañías menos, lo que indica que están colocando más dinero en menos  firmas.
"Las grandes historias de éxito -Facebook, Zynga y  Twitter- están llevando a que se invierta en ideas escritas en  servilletas de papel, porque nadie quiere perderse la siguiente cosa  importante", dijo Eric Lefkofsky, fundador de Groupon que también maneja  Lightbank, un fondo de inversión con sede en Chicago con un cofre de  100 millones de dólares.
Hace una década, en el primer auge de la inversión en Internet, no  era inusual que nuevas firmas tecnológicas obtuvieran decenas de  millones de dólares antes de tener ingresos, un producto o usuarios.  Pero los inversores de riesgo se volvieron más cautos después del  estallido de la primera burbuja y la recesión de 2008 paralizó a Silicon  Valley.
Mientras tanto, ahora cuesta menos que nunca crear un  sitio en la red o una aplicación para celulares. Por lo que esta vez la  filosofía general ha sido empezar por cosas pequeñas.
"Al comenzar con cosas de bajos costos, se tiene la  oportunidad de saber si uno ha descubierto algo importante", dijo Mark  Suster, director ejecutivo de GRP Partners. "Si uno comienza con mucha  inversión y el concepto del producto no funciona, la compañía perderá  mucho dinero", agregó.
Dos competidores de Color en el negocio de compartir fotos, Instagram y PIcPlz  , son ejemplos de la idea de empezar con poco. Comenzaron con 500.000 y  350.000 dólares, respectivamente, y equipos de poca gente. Al haber  presentado productos exitosos y conseguido usuarios, lentamente juntaron  más fondos y contrataron ingenieros.
Mientras tanto, Color gastó 350.000 dólares para comprar la dirección de Internet color.com , y otros 75.000 adicionales para comprar colour.com  . Alquila una enorme oficina en el centro de Palo Alto, donde 38  empleados trabajan en un espacio en el que caben 160, en medio de  "fiacas", carpas para echar siestas y una rampa para practicar  skateboard hecha a mano.
Bill Nguyen, el fundador de Color, siempre sonriente,  ha contratado un equipo de  ingenieros costosos, como D. J. Patil, ex  jefe de científicos de LinkedIn.
"Si conociera una mejor manera de hacer las cosas lo  haría, pero esa es mi estructura de costos", dijo Nguyen en una  entrevista la semana pasada.
Michael Krupka, director ejecutivo de Bain Capital  Ventures y uno de los inversores en Color, dijo que la firma tenía que  reunir mucho dinero porque pensaba hacer muchas más cosas que la  aplicación para compartir fotos.
"Cuando lleguemos al producto final que imaginamos, la  gente se dará cuenta de que es técnicamente muy sofisticado, por lo que  no podíamos hacerlo con cuatro personas", dijo. "Eso es caro, por lo que  creo que la valuación es justa".
Empresario serial, Nguyen, de 40 años, dijo que siempre  busca reunir más plata de la que necesita, de modo de poder contar, si  sus productos fallan, con lo suficiente para seguir más que sus  competidores. Pero también significa que tiene que vender la compañía a  una firma más grande o a accionistas por mucho más dinero que si hubiese  empezado con menos.
Dijo que la apuesta lo vale, y que dos veces había  tenido éxito. Creó un servicio para recibir faxes, e-mail y correo de  voz llamado Onebox.com, que Phone.com compró por 850 millones de  dólares, y Lala, un servicio de música digital que Apple compró por 80 millones el año pasado . También creó una compañía de mensajes en celulares, llamada Seven, que aún no vendió.
Nguyen anda descalzo y a los saltos por la oficina de  Color y habla con signos de exclamación implícitos al final de cada  frase, alimentado por lo que llama una adicción a la Coca Zero. Pese a  su tono animado, dice que se siente castigado en los últimos tres meses.
"Uno siente machucado el ego" dijo. "No hay duda que  desearía que millones de personas hubiesen usado la aplicación, pero no  sucedió. La realidad es que vamos a trabajar duro y tomaremos una ruta  mucho más tradicional para ir de A a B".
Pero no se disculpa por la cantidad de dinero que reunió.
"Ahora vivimos en un ambiente muy favorable para las  nuevas empresas, de modo que si la cifra que reunimos fue  significativamente mayor de lo que hubiese sido en otro momento, no voy a  disculparme por eso", dijo.
En sus inicios, Color dijo que traería una nueva era de  redes sociales basadas en acceder a ellas desde el lugar en que la  gente esté, permitiendo compartir fotos de celular con otros usuarios de  Color. Pero aunque tuvo algo de éxito en eventos grandes como  festivales musicales, los que probaron la aplicación en otras  situaciones se encontraron con que rara vez había algo que ver.
Nguyen dijo que la compañía había hecho carne las  críticas y fijó un nuevo rumbo. Echó al presidente de Color, Peter Pham,  y sus ingenieros están creando una nueva versión de la aplicación que  se presentará al final del verano boreal.
El emprendedor delineó un plan ambicioso para competir  con Apple, Google y Facebook, uniendo los mensajes en grupo, con las  recomendaciones y las búsquedas locales, ganando dinero con publicidad.
Asimismo, crear aplicaciones que usarán datos de  Facebook para generar redes sociales temporarias, digamos en una  conferencia o evento deportivo, para ayudar a los usuarios a conocer  gente que se crió en el mismo pueblo o a la que le gusta la misma banda.
"Literalmente su red de Facebook va a pasar de 500 personas a 750 millones de personas" dijo Nguyen.
Las fotos pueden ni siquiera ser parte de Color en el  futuro, dijo, aunque un ingeniero que se contrató de la compañía  Livescribe -que produce una lapicera-computadora que permite el registro  digital de la escritura manuscrita- está trabajando en recursos para  que la gente juegue con las fotos. Los analistas están curiosos respecto  de ver si Color puede rehacerse y lograr el éxito teniendo tanto en  contra como todas las demás compañías nuevas.
"En todo desastre hay algunas firmas que se destacan y  se convierten en Google, pero esa es la excepción, no la regla", dijo  Suster de GRP Partners. "Por cada éxito habrá 250 valuaciones realmente  tontas".
La Nacion
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