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2011/07/18

En Cuba ya no tendrán que vivir tan juntos

Mario Pérez y Lilian Carballo estuvieron casados durante 11 años antes de separarse, hace unos 12 meses.
Todavía se ven todos los días. Pero por necesidad, no por elección.

Su historia no es inusual en Cuba, donde las parejas divorciadas permanecen bajo el mismo techo, ya que no tienen a dónde mudarse.
Y no es raro que tres generaciones vivan juntas en un pequeño apartamento.
Cuba, con una población de 11 millones, tiene un déficit de alrededor de 500.000 hogares. Gran parte de las viviendas existentes están en ruinas y necesitan ser reparadas.
En abril, el Congreso del Partido Comunista acordó en principio permitir que los cubanos empiecen a comprar y vender casas y automóviles.
Ahora el gobierno ha comenzado a precisar algunos de los detalles y dice que los cambios deberán estar listos a finales de año.

Separados pero juntos

"Es difícil vivir juntos", dice Lilian.
"Cada uno tiene sus propios hábitos, algunas personas son más ordenadas que otras. Está bien cuando uno está enamorado, pero después puede llegar a ser realmente molesto", admite.

Según los estándares cubanos, el apartamento de Mario y Lilian es relativamente espacioso, con un pequeño balcón en la sala de estar. Comparten una pequeña cocina y el baño, pero tienen habitaciones separadas.
Fue un divorcio amistoso y al menos mantienen una relación en buenos términos. La presión, sin embargo, es difícil de soportar.
"Todo es cuestión de respeto. Yo puedo tener una novia, pero no puedo traerla a casa, del mismo modo que ella no puede traer un novio. Es una de las condiciones de común acuerdo", dice Mario, baterista de rock y jazz que lucha para llegar a fin de mes.
La mayoría de los cubanos tienen el título de propiedad de sus hogares y pueden pasárselo a sus hijos. Pero la compra y venta de propiedades fue prohibida en la década de 1960, cuando Cuba comenzó a construir un estado comunista idealista.

"La permuta"

La única manera legal de cambiar la propiedad de la casa es a través de un sistema de intercambio complicado y burocrático llamado "la permuta”.
Cada sábado por la mañana, cientos de cubanos se reúnen en la peatonal Paseo de Prado, en el centro de La Habana, en busca de alguien que quiera intercambiarle sus casa.
Hay señoras mayores que sostienen carteles escritos a mano con detalles de lo que tienen y de lo que quieren. Otras personas consultan listas pegadas a los árboles.

Maritza Rodríguez sube y baja la calle con un cartel que simplemente dice '1 x 2'.
Ella y su hermano quieren permutar la casa que heredaron de sus padres por dos apartamentos más pequeños.
"No tenemos otra alternativa: el intercambio es nuestra única opción", dijo.
Hay un montón de intermediarios y revendedores que le ayudan a la gente a hacer los contactos adecuados y lidiar con la burocracia.
Para hacer un intercambio es necesario el permiso del gobierno y oficialmente no está permitido que el dinero cambie de manos. Esto ha hecho moneda corriente los pagos bajo la mesa y una corrupción generalizada.
Uno de los clásicos del cine cubano, realizada en 1984 por Juan Carlos Tabío, es una comedia llamada "Se permuta".
La película era una mirada absurda y satírica de los extremos ridículos a los que una mujer llegaba para tratar, sin éxito, de cambiar de casa.
Recién ahora, 27 años después, el sistema finalmente tendrá una reforma.
Pronto se permitirá comprar y vender casas, o permutar pagando la diferencia, todo ello con una interferencia mínima del gobierno.

"Fantástico"

Uno de los anuncios mejor recibidos fue que las transacciones inmobiliarias se llevarán a cabo por notarios con licencia. Esto debería evitar la larga espera que supone la aprobación de diversos ministerios y otros organismos gubernamentales.

"Es fantástico", dice Marlen, una enfermera de La Habana que pide no publicar su apellido.
"Ahora todas aquellas personas que han hecho nuestras vidas miserables y que transformaron la normativa en una forma de obtener dinero van a tener que ganarse la vida", vaticina.
De acuerdo con Juan Triana, del Centro para el Estudio de la Economía Cubana, con sede en La Habana, la vivienda es uno de los tres principales problemas para los cubanos, junto con los alimentos y el transporte.
"El gobierno y el partido saben que las personas están comprando casas en el mercado negro.
"La idea, en parte, es darle mayor transparencia a este mercado. Es por eso que necesitamos una nueva ley que le permita al pueblo comprar y vender casas libremente", señala.

Mini boom

Ésta es la última de una serie de reformas modestas pero ideológicamente significativas que Raúl Castro ha exigido desde que asumió el gobierno en relevo de su hermano mayor enfermo, Fidel.
Hasta ahora, más de 200.000 cubanos han aprovechado la posibilidad de convertirse en trabajadores por cuenta propia y establecer pequeñas empresas. Muchos de ellos ya estaban trabajando por su cuenta ilegalmente en el mercado negro.
En la agricultura, Castro está tratando de reducir la dependencia de Cuba de las costosas importaciones de alimentos mediante la reactivación del sector agrícola.

Fidel Castro habría llamado a una mayor disciplina y al fervor revolucionario de los campesinos.
En cambio, el gobierno les arrendó más de 1 millón de hectáreas de tierra sin usar a agricultores privados que hoy producen al menos el 70% de todos los alimentos que se cultivan en la isla.
El año pasado se levantaron las restricciones para que los individuos puedan construir nuevas viviendas en las parcelas privadas. Ahora también es más fácil alquilar propiedades o habitaciones.
Esto ha dado lugar a un miniauge de la construcción y muchas casas de La Habana lucen una nueva capa de pintura.
Según el Granma, el periódico oficial del Partido Comunista, tomará hasta fin del año poner en vigencia las nuevas normas de la propiedad.
En un país donde el salario promedio sigue siendo de US$20 por mes, son los que tienen el apoyo financiero de familiares en el extranjero los que estarán en la mejor posición para comenzar a comprar propiedades.
Esto puede crear tensiones sociales y problemas en el futuro, aunque bajo las nuevas reglas nadie podrá ser dueño de más de una sola casa.
Pero los divorciados Mario Pérez y Lilian Carballo no ven la hora de que la medida se ponga en marcha.

BBC Mundo

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