Para ningún especialista en arte es un secreto que algunos cuadros del maestro posimpresionista Vincent van Gogh (1853-1890) han envejecido mal. En concreto, los famosos tonos amarillos que popularizó el artista se han degradado hasta parecer cubiertos por una sombra de color marrón, que les hace perder su brillo original.
Ahora, un equipo internacional de investigadores liderado por el profesor de la Universidad de Amberes (Bélgica) Koen Janssens ha descubierto la razón: una extraña reacción química que se produce en la "increíblemente delgada" capa donde la pintura se junta con el barniz de los cuadros. Dicha reacción, que convierte el amarillo cromado en un pigmento marrón, alteraba la composición original.
Para descubrir el quid del fenómeno, que describen en el último número de la revista Analytical Chemistry, los investigadores utilizaron los métodos más avanzados, incluyendo un potente rayo de luz del sincrotrón del ESRF, en Grenoble (Francia).
La decisión de Van Gogh de utilizar los brillantes colores que ahora se demuestran perjudiciales para la conservación de su obra es considerada todo un hito en la historia del arte. La elección del amarillo cromado, un nuevo pigmento de fabricación industrial en la época, hizo posible cuadros tan conocidos como toda la serie de Los Girasoles.
Desde principios del siglo XIX se supo que dichos pigmentos se oscurecían tras la exposición a la luz solar, por lo que los propios pintores que habían imitado a Van Gogh dejaron de utilizarlos poco a poco. Según comenta Janssens a este diario, incluso el propio artista holandés no los usó en su última etapa.
Pero tanto a los pintores como a los estudiosos de su obra les llamaba la atención que el efecto no fuera uniforme en todas las pinturas, ni ocurriera siempre al mismo tiempo. Así empezó el proceso de investigación que ha concluido con la publicación que ha resuelto el misterio.
En primer lugar, los investigadores recopilaron muestras de tres botes de pintura de la época, que envejecieron artificialmente mediante la exposición a una lámpara de rayos ultravioleta. Sólo uno de ellos, perteneciente al artista Rik Wouters (1882-1913), demostró un oscurecimiento significativo, por lo que se le sometió al sofisticado rayo de luz del sincrotrón para analizarlo.
Ella Hendriks, conservadora de esta institución cultural, explica a Público que en su museo decidieron colaborar con el equipo de Janssens en 2010 porque podían ofrecerles "nuevos descubrimientos para conservar los cuadros" que están a su cuidado. Lo que más intrigaba a Hendriks, comenta, es "por qué la decoloración sucede en algunas obras y no en otras".
Fue en este segundo paso de la investigación donde se halló la clave que lo explicaba. La pérdida de cromo era más prominente en presencia de compuestos químicos con sulfato de bario, lo que ocurría cuando Van Gogh mezclaba la pintura amarilla con otra blanca.
Janssens comenta que su investigación tiene una vertiente práctica. Además de que no hay que exponer al sol los cuadros pintados con óleos amarillos, el investigador cree que también les afectan la luz artificial y las altas temperaturas.
Publico
Ahora, un equipo internacional de investigadores liderado por el profesor de la Universidad de Amberes (Bélgica) Koen Janssens ha descubierto la razón: una extraña reacción química que se produce en la "increíblemente delgada" capa donde la pintura se junta con el barniz de los cuadros. Dicha reacción, que convierte el amarillo cromado en un pigmento marrón, alteraba la composición original.
Para descubrir el quid del fenómeno, que describen en el último número de la revista Analytical Chemistry, los investigadores utilizaron los métodos más avanzados, incluyendo un potente rayo de luz del sincrotrón del ESRF, en Grenoble (Francia).
La decisión de Van Gogh de utilizar los brillantes colores que ahora se demuestran perjudiciales para la conservación de su obra es considerada todo un hito en la historia del arte. La elección del amarillo cromado, un nuevo pigmento de fabricación industrial en la época, hizo posible cuadros tan conocidos como toda la serie de Los Girasoles.
Desde principios del siglo XIX se supo que dichos pigmentos se oscurecían tras la exposición a la luz solar, por lo que los propios pintores que habían imitado a Van Gogh dejaron de utilizarlos poco a poco. Según comenta Janssens a este diario, incluso el propio artista holandés no los usó en su última etapa.
Pero tanto a los pintores como a los estudiosos de su obra les llamaba la atención que el efecto no fuera uniforme en todas las pinturas, ni ocurriera siempre al mismo tiempo. Así empezó el proceso de investigación que ha concluido con la publicación que ha resuelto el misterio.
En primer lugar, los investigadores recopilaron muestras de tres botes de pintura de la época, que envejecieron artificialmente mediante la exposición a una lámpara de rayos ultravioleta. Sólo uno de ellos, perteneciente al artista Rik Wouters (1882-1913), demostró un oscurecimiento significativo, por lo que se le sometió al sofisticado rayo de luz del sincrotrón para analizarlo.
Diagnóstico por imagen
Lo que las imágenes revelaron es que se habían perdido tres átomos del cromo que formaba el amarillo cromado. En un segundo paso de su investigación, los autores del estudio usaron los mismos métodos para examinar muestras de áreas afectadas por el oscurecimiento de dos cuadros del artista holandés: Vista de Arles con lirios (1888) y Los bancos del Sena (1887), ambos expuestos en el Museo Van Gogh de Ámsterdam.Ella Hendriks, conservadora de esta institución cultural, explica a Público que en su museo decidieron colaborar con el equipo de Janssens en 2010 porque podían ofrecerles "nuevos descubrimientos para conservar los cuadros" que están a su cuidado. Lo que más intrigaba a Hendriks, comenta, es "por qué la decoloración sucede en algunas obras y no en otras".
Fue en este segundo paso de la investigación donde se halló la clave que lo explicaba. La pérdida de cromo era más prominente en presencia de compuestos químicos con sulfato de bario, lo que ocurría cuando Van Gogh mezclaba la pintura amarilla con otra blanca.
Janssens comenta que su investigación tiene una vertiente práctica. Además de que no hay que exponer al sol los cuadros pintados con óleos amarillos, el investigador cree que también les afectan la luz artificial y las altas temperaturas.
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