Cuando Gail Davis, una mujer de Orpington (Inglaterra), recibió una llamada en su teléfono el pasado 22 de enero en la que le comunicaban que había ganado un premio, hizo lo que haría usted. Con exquisita educación, colgó ("muchas gracias, no me interesa"). Poco después empezó a pensar que en la llamada habían dicho algo de Apple y de aplicaciones. Una de sus dos hijas acababa de descargar Paper Glider, un pequeño juego gratuito para iOS, la plataforma del iPhone y el iPad. Su descarga era la número 10.000 millones, y la llamaban para entregarle su regalo. Nerviosa, Gail intentó restablecer la llamada, pero no consiguió que le pasaran con Eddy Cue, un vicepresidente de Apple, que iba a comunicarle el premio. Por suerte, Apple volvió a llamarla. Había ganado una tarjeta de 10.000 dólares (unos 7.330 euros) para gastarla en la tienda iTunes (música, aplicaciones y películas).
Lo extraordinario de la historia de Gail es que en el verano del 2008, tan sólo hace apenas dos años y medio, nadie, ni siquiera en Apple, tenía idea de que una tienda de aplicaciones podía tener tanto potencial. De esa enorme cifra de descargas, los últimos 7.000 millones se han llevado a cabo en el último año. Aunque la reina de las aplicaciones es Apple con su App Store, Google ha conseguido también erigir una próspera tienda y ya no hay sistema operativo para móviles ni marca que se precie que no haya montado su tienda propia. Las aplicaciones sirven para cualquier ámbito de la vida diaria y ya serán protagonistas del próximo Mobile World Congress, el congreso de telefonía móvil.
El auca que ilustra esta página muestra tan sólo una cantidad muy ínfima de ejemplos de lo que las aplicaciones para el móvil pueden hacer a diario. Hay muchísimas más utilidades para usos personales y profesionales, ya en disciplinas como la medicina o el derecho. La tienda de Apple tiene más de 350.000 para iPhone y más de 60.000 específicas para el iPad. El Android Market ofrece ya más de 200.000 y va disparado.
En una de las viñetas, la protagonista paga con cargo a su tarjeta de teléfono. La tecnología NFC, que permite pagar con el móvil como si fuera una tarjeta de crédito, todavía no funciona en España, aunque La Caixa y Telefónica han hecho una prueba piloto en Sitges. En Japón es de uso común. Hay quien augura que aquí no funcionará, pero Visa Europa anunció ayer mismo que, con un accesorio, ya puede usarse en el iPhone. La próxima versión del teléfono de Apple podría llevar incluida esta tecnología. En Turquía hay 40.000 terminales de pago adaptados a NFC.
La consultora Nielsen prevé que a finales de este año la mayoría de los abonados de telefonía móvil norteamericanos tendrán un smartphone,teléfono con capacidad de acceso a internet, y que el 60% de ellos habrán descargado alguna aplicación durante el último mes.
Muchas de las aplicaciones disponibles son gratuitas y, la gran mayoría de las que son de pago, tienen precios ínfimos, de menos de un euro. Todo ello se traduce en que, durante la vida útil del teléfono, un usuario llega a descargar un número promedio de unas 60 aplicaciones.
El cambio tecnológico que supone el mercado de las aplicaciones es que, de repente, la cuestión ya no es qué puede hacer el teléfono por sus características de hardware, sino qué cosas se pueden hacer con él gracias a su software. En eso, de momento, los reyes son Apple y Google.
Otros grandes lo intentan, como Microsoft, con Windows Phone 7, con el que parece haber llegado tarde a esta carrera. Más extraña es la situación del gigante Nokia, que con su Ovi Store, sigue lastrada por el anticuado sistema operativo Symbian. Tiene 25.000 aplicaciones, aunque ha tenido que salir a buscar y premiar a los programadores para que se dediquen a su plataforma. Las predicciones de consultoras como Gartner es que Android rebasará a Symbian como el sistema operativo móvil más vendido dentro de unos tres años.
Blackberry, con 15.000 aplicaciones en su tienda App World, tiene en su específico mercado corporativo uno de sus mejores puntales para mantenerse en la batalla por las aplicaciones.
Los usuarios empiezan a descubrir como esos pequeños programas, que en muchos casos son gratuitos y se financian con publicidad, les facilitan algunas tareas diarias, por lo que las previsiones de crecimiento del mercado de aplicaciones son espectaculares.
El año pasado, según Gartner, ya proporcionaron un negocio de unos 4.000 millones de dólares (unos 2.930 millones de euros). En el 2013, ese volumen será, según ese informe, de 27.000 millones de dólares (cerca de 20.000 millones de euros).
Cualquier previsión, no obstante, puede quedar desfasada. Las aplicaciones para las tabletas, que previsiblemente tendrán una gran expansión este año con la salida al mercado de varios modelos de las principales firmas de tecnología de consumo, pueden tener su peso. Cuando Apple puso en marcha su tienda de aplicaciones para el iPhone en el verano del 2008 no preveía el éxito conseguido y, hace sólo un año nadie acertó la excelente acogida que tendría el iPad como dispositivo móvil. Sin aplicaciones, eso sí, no sería nada, pero la gracia de estas pequeñas pantallas es que tienen programas.
La Vanguardia
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