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2011/01/07

La máquina que fabrica arcoiris

Los arcoiris, esos espectáculos majestuosos con los que a veces nos sorprende el cielo, han sido hasta ahora potestad de la naturaleza: sólo ella podía decidir cuándo y cómo.
Ya no. Un profesor de la Universidad Commonwealth de Estados Unidos creó una máquina que genera arcoiris utilizando agua y materiales reciclados.
Michael Jones McKean lleva desde 2002 trabajando en el denominado "Proyecto Arcoiris". Dice que el aparato puede crear el fenómeno en cualquier momento y lugar, a gusto del consumidor, con la única condición de que sea en un día soleado.
La máquina funciona de la siguiente manera: se utilizan bombas de chorro de alta presión y aspersores para pulverizar el agua en la atmósfera y simular el efecto de la lluvia, lo que reproduce las condiciones en las que se genera un arcoiris.
El dispositivo de irrigación está cronometrado para crear un denso muro de agua, de forma que sólo sea necesaria la acción de los rayos solares en la ecuación: la refracción natural de la luz a través de las gotas de lluvia hace el resto.

Ecológica

La máquina es, como no podría ser de otra forma, ecológica y tiene un bajo impacto en el medio ambiente, ya que todos los elementos que se utilizan son reciclados.
El agua utilizada procede de los restos que las lluvias dejan en los tejados, se vuelve a recapturar y es reutilizada a través de cañerías. La electricidad para impulsar las bombas de chorro se obtiene de paneles fotovoltáicos que capturan la energía solar.
Jones McKean, que tiene una formación artística y posee una beca de la fundación Guggenheim, expondrá su trabajo en el Centro de Arte Contemporáneo Bemis en Omaha, Estados Unidos, en la que recreará la magia del arcoiris dos veces al día durante sesiones de 15 minutos.
Aunque queda por saber si eso no le resta un poco de la gracia: en el fondo, el placer de observar el fenómeno reside en saber que es un premio inesperado, que se nos ofrece como un espectáculo especial que ocurre en el momento y que no debemos dejar escapar, porque no sabemos cuando volverá a suceder.


BBC Mundo

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