Esta semana el presidente Barack Obama pactó con el Partido Republicano un plan que permitirá mantener los recortes de impuestos creados por su predecesor George W. Bush a cambio de una prórroga en beneficios para los desempleados y de destrabar la agenda parlamentaria.
Aunque eran dos puntos que mantuvieron enfrentados a ambos partidos -al punto que la oposición advirtió que no consideraría ninguna propuesta de ley en el Congreso hasta que se resolviera el tema de los impuestos- el acuerdo no parece haber solucionado el problema.Si acaso parece haber creado uno adicional con la molestia que generó entre muchos congresistas demócratas el que el presidente haya "claudicado" al aceptar no subirle impuestos a las personas que ganan más de US$250.000, una de las promesas de Obama al llegar a la Casa Blanca.
La polémica movida parece despejar las amenazas de parálisis de las últimas semanas del Congreso.
Impuestos
Tras el acuerdo entre los republicanos y Obama, ahora el Congreso deberá votar el plan que implica mantener por tres años más los recortes de impuestos del gobierno del anterior presidente, George W. Bush, que iban a expirar el 31 de diciembre.De acuerdo a lo informado por la oficina del líder de la mayoría del Senado, Harry Reid, esta misma semana podría presentarse el proyecto a votación, que luego será tomado por la Cámara de Representantes.
En la Cámara Baja es donde podrían quedar más en evidencia las diferencias de criterio entre los congresistas demócratas y la Casa Blanca, en buena medida porque imponer la disciplina partidista es más difícil al ser mayor el número de miembros.
¿Por qué el cambio?
Los analistas coinciden en que Obama tuvo que ceder ante la nueva realidad política planteada con el resultado de las elecciones para el Congreso de noviembre pasado, durante las cuales los republicanos le quitaron la mayoría a los demócratas en la Cámara de Representantes y redujeron la ventaja en la del Senado.La nueva composición del Congreso empezará a funcionar en enero de 2011, pero el poder de la actual mayoría ha quedado debilitado.
De hecho, en EE.UU. el período postelectoral se llama el del lame-duck,(pato inválido), término inglés con el que se identifica a los políticos que han perdido su poder pero que siguen en sus cargos a la espera del reemplazo.
En teoría los demócratas cuentan con la mayoría suficiente para aprobar algunos puntos de su agenda en lo que resta del año, aunque no podría superar las tácticas dilatorias o de bloqueo a las que los republicanos pudieran recurrir.
Votación y división
El que la Casa Blanca haya pactado con la oposición no es considerado como vinculante por muchos congresistas demócratas, que advirtieron desde el primer momento que el acuerdo no es definitivo.Aunque se espera que la extensión de impuestos sea aprobada, se da por descontado que el proceso de discusión deje en evidencia el malestar que se vive entre las filas del partido de gobierno.
También entre los republicanos a quienes no agrada extender los beneficios al desempleo por considerar que agrava el déficit de las cuentas públicas, sin tener impacto en la recuperación económica.
Definiendo el futuro
A pesar de que el presidente Obama ha reconocido que hay cosas que no le gustan del acuerdo con los republicanos, presenta la movida como parte de la estrategia para lograr mayores consensos bipartidistas para agilizar el proceso legislativo.Algunos analistas consideran que esa estrategia forzará a Obama a ceder sus posiciones más de izquierda, lo que podría distanciarlo de su principal base política, aunque le abriría un espacio en el centro del espectro que podría serle útil si aspira lograr la reelección en 2012.
Con los republicanos controlando la Cámara de Representantes y con la capacidad de bloquear el Senado, a los demócratas les vienen tiempos de intensas negociaciones para lograr avanzar sus propuestas de ley.
En última instancia, si la aproximación bipartidista no diera frutos, Obama podría presentarse como alguien que intentó "conciliar" para avanzar políticas, pero que fue víctima de una oposición "obstruccionista".
BBC Mundo
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