Se calcula que México genera entre 200.000 y 300.000 toneladas de basura electrónica al año, lo suficiente como para llenar unas 100 piscinas olímpicas.
El televisor que un mexicano acaba de botar, tras comprar uno mejor para ver a su selección en Sudáfrica, forma parte de las 170.000 toneladas de televisores que se desechan anualmente en México.Según un informe de Business Monitor Internacional, México es, después de Brasil, el principal mercado de productos electrónicos de América Latina.
La organización estima que para 2013 el consumo de aparatos electrónicos por persona, en ese país, aumentará 20% hasta llegar a US$119.
El patrón de consumo de los mexicanos se ha visto influenciado por el abaratamiento de los precios de algunos aparatos electrónicos y por la reducción de la vida útil de esos artefactos.
"Aquí todo el mundo tiene más de un celular, el que usan y otro que quién sabe dónde está", le dijo a BBC Mundo Esmeralda Ríos, una joven que vive en Ciudad de México.
No es peligrosa, es especial
Los expertos coinciden en que el crecimiento de la basura electrónica marca una tendencia global.Los desechos electrónicos no se consideran residuos peligrosos en México. Están clasificados como “de manejo especial” y su tratamiento es competencia de cada estado.
“Nuestro marco legal no contempla una ley específica para la gestión de residuos electrónicos, pero sí cuenta con un mecanismo que tienen que implementar los grandes generadores privados y domiciliarios (de basura electrónica)”, le dijo a BBC Mundo, Arturo Gavilán García, director de Estudios sobre Sustancias Químicas del Instituto Nacional de Ecología de la Secretaria de Medio Ambiente de México.
Sin embargo, según un informe recopilado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la mayoría de los 2.443 municipios de México carecen de infraestructura y de recursos económicos para resolver el problema de los desechos sólidos.
Combinación letal
De acuerdo con Guillermo Román, ingeniero especialista en residuos peligrosos, los equipos electrónicos llegan a los basureros mexicanos con 30% menos de su valor original porque sus partes son separadas en los camiones recolectores.Pero lo que se bota puede representar un riesgo para la salud y el medio ambiente, porque contiene metales como plomo, mercurio, cadmio y níquel.
"El problema, cuando se hace una disposición inadecuada de los desperdicios electrónicos, es que debido a los fenómenos como la lluvia, los elementos potencialmente tóxicos, como los metales, se pueden disolver y dispersar por diferentes vías. Al mezclarse con los lixiviados generados en la basura, pueden contaminar el suelo", explicó Gavilán.
Además, la incineración de la basura, una práctica común en algunos basureros, hace que las cubiertas de varios artefactos se tornen peligrosas, pues tienen sustancias que evitan que los equipos se incendien si se recalientan.
“Si se queman los retardadores de flama se liberan gases altamente tóxicos que pueden afectar a las personas que están cerca”, indicó Román.
Otro aspecto que preocupa al especialista es el tratamiento que deben recibir las baterías recargables de celulares y computadoras cuando son desechadas. “Poseen níquel y cadmio, metales altamente tóxicos”.
¿Qué se está haciendo?
Para algunos analistas, uno de los retos de México es conseguir que se promulgue una ley específica sobre la gestión de residuos electrónicos, sin perder de vista el debate internacional sobre su clasificación como desechos peligrosos y sobre la responsabilidad que tienen que asumir los productores en su manejo.Gavilán asegura que el gobierno está trabajando para que se concluyan las especificaciones del marco legal que regirá a los estados y municipios en la gestión de la basura electrónica.
Por su parte, grupos medioambientales y empresariales consideran que el desafío es ver el reciclaje de los aparatos electrónicos desde una perspectiva de aprovechamiento de los recursos y de generación de empleo.
El Ejecutivo dice promover, con ayuda de la empresa privada, la revalorización de los materiales que componen los aparatos que llegaron al final de su vida útil.
En México, existen cerca de 100 empresas que desensamblan aparatos electrónicos para recuperar metales preciosos como oro, cobre, estaño y paladio.
En REMSA, una planta de reciclaje de aparatos electrónicos en Querétaro, en el norte del país, el objetivo es obtener además plástico, vidrio y tarjetas electrónicas para que se vuelvan a integrar como materias primas a una cadena productiva.
Entre 2009 y lo que va de 2010 esta compañía ha reciclado más de 300 toneladas de artefactos electrónicos. “En un día podemos desensamblar 400 celulares y 60 laptops”, le dijo a BBC Mundo, María del Rosario Moreno, líder de operaciones de Remsa.
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