Fuente: El Mundo.
Más de 600 comunidades y 190.000 particulares han enviado su propuesta a Google para participar en su futura red experimental ultra rápida de acceso a Internet -la traducción literal es "banda ancha de ultra alta velocidad"-. Hay propuestas en vídeo, simpáticas acciones organizadas e incluso localidades que ofrecen un cambio de nombre acorde al experimento.
Los internautas demandan más velocidad. Google quiere dársela. De paso, quiere conectarlos a todos. Al menos a todos los que se dejen. Y, de momento, parece que con el beneplácito del Gobierno de EEUU.
La compañía del buscador ha conseguido levantar expectación. Llamar la atención sobre la necesidad de dar más ancho de banda a los internautas, el gran reto del siglo XXI. A final de año, la compañía dirigida por Eric Schmidt se moverá y decidirá dónde probará su nueva red que, en principio, dará cobertura a 50.000 personas pero podrá llegar hasta 500.000.
Todos quiere conectarse con Google y en Mountain View desean responder a la demanda. Pero, ¿sería aconsejable hacerlo? ¿Es recomendable dar a una compañía que ya tiene un notable control sobre servicios y datos la llave de paso de la conexión a Internet, especialmente cuando parece más 'evil' cada día? ¿Está Washington dispuesta a llevar a puerto su reto de la banda ancha a cualquier precio? ¿Si Google lograse hacerse hueco en el competitivo mercado del acceso a la Red, no deberían al menos levantarse serias sospechas de monopolio?
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