Hoy arranca en Doha (Qatar) una cumbre que puede provocar un escalofrío a los cocineros de los restaurantes de medio mundo. Unos 1.500 delegados de 175 países se reunirán durante dos semanas en el hotel de lujo Sheraton Doha Resort para discutir la protección total del atún rojo, ingrediente fundamental del sushi y el sashimi; y un aumento de la protección de la mielga, el tiburón con el que los británicos hacen sus fish and chips, y del pez martillo, descuartizado en alta mar para elaborar la sopa de aleta de tiburón.
Cada tres años, los miembros de la Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres (CITES) se reúnen para revisar las condiciones de compraventa de animales y plantas en el mundo. La cumbre de Doha es especialmente importante, después del fracaso absoluto de la UE en su objetivo, anunciado con pompa por los líderes europeos en 2001, de frenar la extinción de especies este año. 2010 es el Año Internacional de la Biodiversidad, pero el ritmo de desaparición de especies vegetales y animales es entre 100 y 1.000 veces superior a la tasa normal, según los cálculos de la propia Comisión Europea.
Los países reunidos en Doha intentarán enviar un mensaje conservacionista, después de las señales de pasotismo y desbarajuste mandadas en la reciente cumbre sobre cambio climático de Copenhague, en la que miles de delegados de 192 países fueron incapaces de comprometerse a evitar una subida de la temperatura de más de dos grados centígrados en 2100.
Miles de dólares por un atún
La principal medida que hay sobre la mesa es la prohibición total del comercio internacional con atún rojo, una medida apoyada por EEUU y rechazada por Japón, que ya ha anunciado que desoirá el veto si se produce. Los delegados españoles, al frente de la UE en Doha al ostentar la presidencia de turno, intentarán imponer condiciones para proteger su industria pesquera.España es el país comunitario que más atún rojo podrá pescar en 2010, con una cuota de más de 2.500 toneladas, frente a las 4.500 toneladas que podrán pescar todos los demás países de la UE juntos. Según el propio CITES, la brutal demanda de atún rojo para los restaurantes japoneses ha disparado el precio de cada ejemplar, de unos 650 kilogramos, hasta los 120.000 dólares, y ha llevado a la especie al borde del colapso.
"La crisis del atún rojo es uno de los ejemplos más claros del abuso que hemos realizado en nuestros océanos en los últimos años y de la pésima gestión de los stocks pesqueros a nivel mundial", asegura Celia Ojeda, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace. Los datos de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) le dan la razón. En 2006, los pescadores de todo el mundo capturaron 92 millones de toneladas de peces, y casi 82 millones de ellas se extrajeron del océano. Este mordisco a la biodiversidad marina se transformó en 91.200 millones de dólares en el primer punto de venta. Como resultado, se calcula que más de la mitad de las pesquerías marinas están exhaustas, el 20% sobreexplotadas y casi el 10% agotadas. "Probablemente, el límite de capturas ya se ha alcanzado, así que se requiere un mayor control de las pesquerías", han señalado los responsables del CITES en un comunicado.
La cumbre de Doha se centrará en la protección de la fauna marina. Además del atún rojo, el cónclave debatirá el endurecimiento del comercio de varias especies de tiburones, como la mielga, el marrajo sardinero, el pez martillo y el tiburón oceánico.
De héroe a villano
Según la coalición de ONG Shark Alliance, la cita de Qatar es "la oportunidad para que España pase de villano a campeón" en la protección de los océanos. España es uno de los cuatro países que más tiburones capturan en el mundo y, según los ecologistas, la flota nacional falsea sus informes. En 2007, las autoridades españolas registraron 58.000 toneladas de tiburones descargadas, pero sólo comunicaron 46.000 a la FAO. El 33% de los españoles come especies vulnerables a la extinción, como el cazón y el marrajo, y la mayoría lo hace sin saber que son tiburones. "Ya es hora de dejar de ver a los tiburones como una mercancía y de emplear el CITES para controlar este lucrativo comercio", afirma Heike Zidowitz, líder de la delegación de la Shark Alliance en la cumbre de Doha.Todavía es pronto para saber si España actuará en Doha como villano o como campeón de la conservación. Un portavoz del secretario general de Comercio Exterior del Ministerio de Industria, Alfredo Bonet, cabeza de la delegación española en Qatar, explicó ayer a este periódico que todavía es temprano para hablar, porque "España no tiene las posturas cerradas". No obstante, el Gobierno dio recientemente un paso en la dirección adecuada al convertir España en el primer país del mundo que protege específicamente los tiburones martillo, incluidas algunas especies cuyo estatus se debatirá en Doha.
Freno a la medicina china
La conferencia internacional de Qatar también se preocupará de algunas especies terrestres, como el elefante africano, el coral rojo, el oso polar y varias especies de plantas e insectos. Uno de los puntos fuertes de la cumbre será la adopción de medidas para frenar el comercio ilegal con productos obtenidos del tigre y el rinoceronte, dos especies en serio peligro de extinción.Ayer, la Federación Mundial de Sociedades de Medicina China, una organización que agrupa entidades de 57 países, exigió a sus miembros que no utilicen huesos de tigre en sus fármacos. En la medicina tradicional china se cree que este ingrediente posee efectos analgésicos, y esta creencia ha espoleado la caza furtiva, pese a que el comercio con derivados de tigre está prohibido en China desde 1993. "Este anuncio debería animar a los gobiernos del CITES a aprobar medidas que acaben con la venta de tigres", declaró ayer Colman OCriodain, portavoz de WWF Internacional.
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