Cuando Google denunció a los censores de Internet chinos, también hizo un desafío dirigido hacia la nueva generación de la poderosa nación asiática.
Los chinos de entre 20 y 40 años que utilizan la tecnología han crecido con una mayor prosperidad y apertura que sus padres. Muchos se encuentran indecisos entre el orgullo patriótico y un anhelo por contar con más poder de decisión sobre sus vidas, incluso aunque acepten el control del Partido Comunista.
La disputa de Google podría convertirse en una prueba elocuente de cómo equilibran la lealtad hacia su país con el deseo por la libertad de expresión incondicional y el acceso a la información, y su respuesta podría definir el modo en que Pekín maneja la cuestión.
"La característica especial de Internet es que compañías como Google consideran que incrementar sus ganancias está ligado a la expansión de sus libertades", dijo Chen Yongmiao, un activista chino cuya página web ha sido restringida por las autoridades.
"Es una prueba. Cuánto más apoyas a Google en China demuestra cuánta mayor libertad quieres en China, aunque sepas que Google sólo está preocupado por las ganancias en última instancia", apuntó Yongmiao.
El mayor buscador en Internet del mundo afirmó hace dos semanas que podría retirarse de China y cerrar su web en chino (google.cn), debido a las quejas sobre ataques cibernéticos y censuras.
Los responsables chinos han evitado hablar directamente sobre Google, pero dejaron claro que esperan que las compañías de Internet en el país cumplan con la ley, donde se incluyen las reglas sobre la censura.
El centro de este dilema se ve reflejado en la zona de Zhongguancun, en el noroeste de Pekín, un área con numerosos campus universitarios, centros comerciales de productos de alta tecnología, laboratorios informáticos, y hogar de las oficinas centrales de Google en China.
Estudiantes, demandantes de empleo y profesionales de la alta tecnología en Zhongguancun vieron la postura de Google a través de un prisma de admiración y cautela que quedó reflejado en los foros de Internet.
"Creo que es admirable para una compañía sacrificar sus ganancias en nombre de una idea", dijo Liu Wei, un contable de 29 años con gafas al estilo Clark Kent y el cabello cortado de manera clásica.
"¿Por qué no podemos criticar a nuestro Gobierno si queremos? ¿Por qué no podemos elegir lo que leemos en Internet?", planteó.
Pero existe una sólida defensa del sistema ya instaurado, incluso entre los estudiantes.
"¡Eso es porque China es diferente!", interrumpió la novia de Wei, Sun Jingying, una pequeña joven de 26 años que estudia para ser contable pública.
"Hay algunas cosas sobre este país que simplemente tenemos que aceptar", agregó, enfatizando, sin embargo, que le entristecería que Google se fuera de China. "Me encantaría trabajar para ellos", sostuvo.
MECANISMO DE PRESION
El Gobierno de Estados Unidos ha mostrado que quiere proteger a esta generación emergente de chinos. El último sondeo del uso de Internet en China mostró que un 60,4 por ciento de la población china que utiliza la Red, unos 384 millones de habitantes, tenía entre 10 y 29 años.
Durante su visita a China en noviembre del año pasado, el presidente estadounidense, Barack Obama, usó una reunión en Internet con jóvenes chinos para difundir ese mensaje, diciéndoles que era un "gran partidario de la no restricción del uso de Internet".
La Secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, se refirió también a China y a otros gobiernos autoritarios por las restricciones de Internet en un discurso reciente.
A pesar de la censura, Internet en China puede funcionar como un potente foro público, y los bloggers y distintos grupos online intimidan al Gobierno al debatir sobre la contaminación y la corrupción.
El año pasado, el Gobierno tuvo que abandonar un plan para que todos los ordenadores personales tuvieran una copia del programa de filtros "Green Dam", que había sido tachado por los críticos como molesto e ineficaz.
Pero los jóvenes de China también critican lo que consideran una muestra de la prepotencia de Occidente. El Partido Comunista podría buscar canalizar ese sentimiento de volatilidad para despuntar la presión internacional sobre el control de Internet.
"Hay algunos que se sienten cada vez más restringidos, aquellos que tienden a apoyar a Google. Pero también hay muchos que han sido formados por los medios oficiales y ven al Gobierno de Estados Unidos detrás de las acciones de Google", dijo Li Yonggang, experto en sociedad e Internet de la Universidad Nanjing.
"Si esto se convierte en una lucha más abierta entre el Gobierno chino y el estadounidense, este nacionalismo podría pasar a dominar si el Gobierno adoptase una línea más dura", indicó.
DE BARRIO BAJO A CENTRO DE ALTA TECNOLOGÍA
La calle Chengfu en Zhongguancun, donde Google tiene sus oficinas centrales en China, es una prueba del cambio económico.
Hace poco más que una década, este era un barrio de casas de ladrillo bajas y restaurantes baratos cerca de solitarias tierras de labranza.
Ahora está repleto de oficinas de alta tecnología y cafés y restaurantes destinados a los trabajadores y estudiantes. La oficina de Google se encuentra en unas torres de acero y vidrio que también albergan una oficina de Deutsche Bank, un gimnasio y aulas de "Wall Street English".
Los estudiantes de los campus cercanos ocupan muchos puestos de trabajo que requieren conocimientos de alta tecnología, sin embargo, también son resultado de una educación que valora el orgullo de los logros de la nación, la obediencia hacia el Partido Comunista, y la vigilancia contra la presión extranjera.
Muchos apenas tenían conocimiento de que Google había señalado que China era la fuente de sofisticados ataques informáticos - los medios estatales han difundido muy poco la queja - y otros se rieron de que Google fuese a dejar el país por este tema.
"Si no pueden lidiar con los hackers y la censura, ese es su problema", sostuvo un técnico chino de hardware, que se identificó en inglés como Derek Huang, mientras se dirigía al gimnasio cercano a la oficina de Google.
"Cada país tiene sus propias restricciones en materia de Internet, de modo que es natural que nosotros tengamos nuestras propias restricciones, y si queremos cambiarlas, es asunto nuestro", declaró.
Recientes sondeos de opinión muestran que aunque los chinos de entre 20 y 40 años son más críticos con su Gobierno que sus mayores y quieren más libertad, tienden a ser fuertemente patriotas y cautos sobre el cambio político. Estados Unidos atrae tanto admiración como reproches.
Internet ha sido crucial para divulgar el enfado chino por las protestas occidentales sobre el Tíbet antes de los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008. En años anteriores, también fue una vía de la ira nacionalista china respecto a Japón.
"Google está simplemente actuando por intereses comerciales", dijo Su Xin, un ingeniero aeronáutico de 25 años. "Creo que tenemos que aceptar algunas restricciones (a Internet) en nombre de la estabilidad", aseveró.
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