El sueño de muchos creadores de start-ups es dar con la tecla que haga su proyecto lo suficientemente atractivo como para despertar el interés de Apple, Facebook, Google o cualquier otra gran compañía tecnológica dispuesta a pagar una millonada por adquirir el joven proyecto. Pero los tiempos de vacas gordas se han tomado un respiro, al menos en lo que a Facebook y Google se refiere.
Ambos gigantes tecnológicos, que habían sido los compradores de start-ups más activos en los últimos años, han disminuido considerablemente su adquisición de nuevas empresas en el tercer trimestre de este año.
Facebook, que se gastó 246 millones de dólares en comprar empresas en los primeros seis meses de 2013, ha invertido solamente 14 millones en los últimos tres meses. La millonaria compra de Instagram por 1.000 millones de dólares en 2012, o las más recientes -y modestas- de Osmeta y Parse, dos start-ups que desarrollan software para dispositivos móviles, parecen cosa del pasado, al menos de momento.
Otro tanto sucede con Google. Según All Things D, en el primer semestre de 2013, la corporación de Mountain View se hizo con Waze (por la que también pujo Facebook) por 1.000 millones de dólares, además de otras 15 empresas por un montante de 344 millones. Sin embargo, Google sólo ha desembolsado 25 millones de dólares, distribuidos en cinco compras, en el tercer trimestre.
Para explicar esta desaceleración en el ritmo de compra de start-ups de los dos gigantes hay dos teorías, no necesariamente excluyentes. Una, quizás Google y Facebook hayan llegado a la conclusión de que ya han comprado suficientes start-ups y no hay muchas más que necesiten comprar. La segunda, que los bancos hayan apretado el grifo del crédito para nuevas adquisiciones.
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