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2013/09/07

Certezas e incertidumbres sobre el nuevo iPhone

Ya ha comenzado la cuenta atrás, y esta vez es la definitiva. Dentro de cuatro días Apple armará uno de sus conocidos shows de presentación de dispositivos en su cuartel general de Cupertino para contarnos cómo es su nuevo iPhone, y su anuncio “debería alegrarle el día a todo el mundo”. O al menos eso es lo que espera la firma de la manzanita que ocurra, según declara resuelta la invitación para asistir al evento del próximo martes a las 10 de la mañana (hora del Pacífico; o a las 7 de la tarde, hora española). Todo dependerá de si se cumplen o no las expectativas de usuarios y analistas. Porque rumores sobre cómo podría ser la séptima generación de este teléfono, por dentro y por fuera, hay muchos, y filtraciones de imágenes de supuestos modelos ha habido otras tantas.

Las pistas más insistentes son aquellas que apuntan a una diversificación (histórica) de la estrategia de Apple en el mercado móvil. Desde que en 2007 puso en circulación el primer iPhone, nunca se ha interesado por renovar su preciado hardware más de una vez al año ni ha intentado comercializar diferentes terminales orientados a segmentos de públicos también diversos. Sin embargo, un lustro después podría seguir el ejemplo instaurado por la práctica totalidad de sus rivales, que con el paso del tiempo han desplegado un complejo entramado de familias de teléfonos móviles con múltiples tamaños de pantalla, materiales, especificaciones, precios, sistemas operativos y demás… aunque lo hará sin pasarse.

Apple no cambiará de plataforma, ni muchísimo menos. De hecho aprovechará el acto de la semana que viene para dar vida por fin a su iOS 7 libre de skeumorfismo diseñado por Jony Ive que, además de darse a lo plano y según lo desvelado por el código de una de sus betas, podría introducir un escáner digital en la pantalla de inicio. Este sensor de huellas dactilares bebería de la tecnología de AuthenTec, fabricante que Apple compró el verano pasado, y tendría por objetivo principal reemplazar el actual sistema de desbloqueo por contraseña que le ha dado algún que otro problema. Igual de abierta está la posibilidad de combinar esta función de seguridad con un sistema de pago móvil vía NFC en la versión de gama alta del nuevo móvil de la empresa californiana.

Un iPhone 5S para los fanboys de siempre

Y decimos en la versión de gama alta, porque el iPhone 5S es el primer teléfono que se espera para principios de semana (que no el único). Se trataría de un terminal con pantalla que podría subir hasta las 4,3 pulgadas de tamaño, en vez de volver a las 3,5 pulgadas que Steve Jobs consideraba ideales para un dispositivo móvil o de seguir con las 4 pulgadas que estrenó el iPhone 5; un procesador A7 por descontado más potente, al menos un 30% más rápido; nuevos gráficos; y una batería algo más voluminosa. El resto de especificaciones y los servicios de software vinculados tienen que casar con la fama de supersmartphone que se ha labrado el iPhone, ofreciendo algún aliciente para animar las renovaciones entre sus adeptos más fieles pero con un precio de no menos de 600 euros libre que, como siempre, lo alejará de los bolsillos más humildes.

Entre esos alicientes parece que se encuentra una tercera opción de color para la carcasa. Al negro y plateado habituales en tiendas de todo el mundo, junto al reclamado blanco, se sumará un iPhone 5S de color del oro o más bien con una tonalidad “champán” que, sin existir todavía, ya cuenta con su troupe de fans y con sus detractores. Aunque quizás resulten más apreciadas que esta tez dorada unas capacidades fotográficas perfeccionadas en situaciones de poca luz con apertura f2.0 y grabación de vídeo a 120 fps, una memoria RAM LPDDR3 de 1 GB y su combinación con nada menos que 128 GB de espacio de almacenamiento interno.

Un iPhone 5C para los fanboys que vienen

Por su parte, las personas que no cuenten con los recursos necesarios para hacerse con un iPhone tan completo o incluso aquellas que quieran probar un sabor nuevo de Apple podrán optar, si se cumplen las predicciones de los últimos meses, por un iPhone 5C. Así es como se ha dado en llamar a la versión más discreta y barata del smartphone de esta empresa que, para compensar la pérdida de calidad en cuanto a prestaciones finales y el montaje en plástico, inundará el ecosistema iOS con múltiples colores (y en este caso serán muchos más que negro, blanco y dorado, y considerablemente con intensidades más vivas).

Que sea “más barato” no significa, sin embargo, que vaya a ser un teléfono “low-cost” al uso. Durante algún tiempo ha habido informaciones que apuntaban hacia unos súper competitivos 99 dólares, pero después se han corregido los indicios iniciales con pronósticos de un precio más bien alto para según qué compradores, unos 400 euros que lo enchufarán directamente al nivel más elevado de la esfera de gama media y a ciertos países emergentes. ¿Por ejemplo? China, donde Apple celebrará un segundo evento el miércoles, tan sólo un día después de desvelar el nuevo iPhone en Cupertino. A esto hay que añadir el incipiente programa de trueque de iPhones mediante el cual se compran modelos antiguos a los usuarios estadounidenses para después distribuirlos en zonas clave.

Apple ha grabado su nombre con letras gigantescas en el mercado smartphone y a ella le debemos la propia revolución de los dispositivos inteligentes, pero el golpetazo que han dado sobre la mesa  empresas como Samsung, principalmente, y las ganancias en popularidad sin fin del sistema operativo Android están comenzando a hacer mella en su status quo. Este curso fiscal ha reducido sus beneficios por primera vez en 10 años, entre otras cosas por sus largos periodos sin renovar el catálogo de productos. Llegados a este punto, puede que haya llegado el momento de probar otras maniobras de liderazgo.

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