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2013/06/22

"Polvorienta sorpresa" alrededor de un agujero negro gigantesco

 Un equipo internacional de investigadores ha hallado una "polvorienta sorpresa" alrededor de un agujero negro gigantesco y ha observado que el polvo que lo rodea está siendo repelido del agujero hacia afuera, en forma de vientos fríos.

Se trata, según los científicos, de un "sorprendente" hallazgo que "pone en jaque las actuales teorías" y revela cómo evolucionan e interactúan con su entorno los agujeros negros supermasivos.

Los resultados de este trabajo se publican en la revista Astrophysical Journal y en él se exponen las observaciones más detalladas hechas hasta el momento del polvo que rodea a este gigantesco agujero negro, y realizadas por el Interferómetro del Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral (ESO), en Chile.

En lugar de encontrar todo el brillante polvo rodeando al agujero negro en forma de toro (la forma geométrica de un rosco), tal y como era de esperar, los investigadores han descubierto que gran parte del mismo se encuentra encima y debajo de ese toro, según el ESO.

A lo largo de los últimos 20 años, los astrónomos han descubierto que casi todas las galaxias tienen un enorme agujero negro en su centro, y la galaxia activa a la que se refiere este estudio se llama NGC 3783.

Según los investigadores, el polvo recientemente descubierto forma una corriente de viento frío que sale del agujero negro y este viento "debe jugar un importante papel en la compleja relación existente entre el agujero negro y su entorno".

El agujero negro satisface "su insaciable apetito alimentándose del material circundante", pero la intensa radiación que produce este proceso también parece estar eyectando material.

Aún no está muy clara la forma en que estos dos procesos se alían para permitir que los agujeros negros supermasivos crezcan y evolucionen en el interior de las galaxias, pero la presencia de un viento polvoriento "añade una nueva pieza a este puzzle", según estas fuentes.

Ha dirigido este estudio Sebastian H”ning, de la Universidad de California Santa Barbara -EEUU-, y han participado, además, científicos del Max-Planck y una investigadora del Instituto de Astrofísica de Canarias, Almudena Prieto.

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