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2013/03/06

Batalla por la 'República de Samsung'

¿Qué puede ir mal para una empresa que empezó vendiendo pescado seco, sobrevivió a la guerra de Corea, ha desbancado a Apple como el mayor vendedor de teléfonos móviles del mundo y genera el 20% de la riqueza de la decimoquinta economía del mundo? Nada, salvo la más mundana de las peleas domésticas. La República de Samsung, como ha sido bautizado el imperio surcoreano, vive su momento de mayor poderío económico entre batallas sucesorias, disputas familiares y recriminaciones que han terminado en los juzgados.

Lee Kun-hee es el personaje principal de un culebrón que amenaza con desestabilizar la multinacional. Los admiradores del presidente de Samsung recuerdan que ha logrado convertir la empresa que heredó de su padre en el mayor fabricante de electrónica del mundo, creando en el camino una corporación con más de 80 divisiones que fabrican desde lavadoras a piezas de artillería. Sus adversarios no olvidan, sin embargo, el lado más oscuro de su personalidad.

Lee, de 71 años, fue condenado por evasión fiscal e incumplimiento de sus obligaciones en 2007, después de que un abogado del emporio desvelará que empleaba grandes cantidades de dinero en sobornar a políticos, periodistas y fiscales. Un perdón presidencial le devolvió el control de la empresa en 2010, un mando absoluto que ahora tiene que defender en los juzgados.

El padre de Lee y fundador de Samsung, Lee Byung-chul, creyó haber dejado el futuro de su empresa sellado cuando murió en 1987 dejando un testamento que repartía sus bienes entre sus tres hijas y cinco hijos, delegando la gestión de la empresa en el actual presidente y favorito del clan.

El acuerdo se sostuvo durante años a pesar de las rencillas interna, antes de romperse definitivamente hace un año: Lee Maeng-hee, de 80 años, y su hermana Lee Sook Hee, de 76, demandaron a su hermano y exigieron millones de acciones de Samsung Life Insurance, la empresa a través de la que se ejerce el control sobre todo el conglomerado.

A principios de febrero un juez desestimó la demanda y confirmó el control de la empresa para Lee Kun-hee. El tribunal consideró probado que el fallecido fundador del Grupo Samsung estipuló antes de morir que una parte de las acciones fueran transferidas a los demandantes, pero el plazo de 10 años para reclamar una herencia había expirado. Los hermanos han recurrido la sentencia, dispuestos a continuar la batalla incluso en contra de los consejos de sus asesores legales.

Lee Maeng-hee, el mayor de los hijos del fundador Lee Byung-chul y cabecilla de la demanda judicial, asegura que se ha visto obligado a romper la tregua y acudir a los tribunales para poner freno a la avaricia sin límites de su hermano. En su reclamación ahora desestimada aseguraba que, cuando se produjo la participación de los bienes de su padre, el heredero principal ocultó una parte para no tener que repartirla. "Kun-hee ha agravado las diferencias entre hermanos al preocuparse siempre de su propio beneficio", según Lee Maeng-hee.

La disputa ha puesto en evidencia las desavenencias de la familia y las conspiraciones dentro del mundo de las 'chaebol', los grandes conglomerados surcoreanos con presencia en distintos sectores económicos y controlados por poderosas familias locales. El presidente de Samsung, por su parte, ha acusado a su hermano de deslealtad hacia su padre fallecido al no honrar sus deseos. "No pienso darle un céntimo. Todo se arregló en su momento", ha respondido. Y aún ha sido más duro con su hermana, de quien asegura que ha traicionado a la familia. El motivo: contrajo matrimonio con uno de los hombres fuertes del clan Keumsung que dirige LG, la otra gran multinacional electrónica del país y principal competidor de Samsung.

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