Apple, una de las compañías más herméticas del mundo
, está descubriendo que su lucha en los tribunales contra Samsung tiene
un precio: la revelación de los secretos que durante años ha guardado
bajo siete llaves.
En los primeros días del juicio por presunta violación
de patentes que empezó la semana pasada, Apple debatió en público la
creación del iPhone y del iPad, mostró diseños previos de los aparatos
y divulgó detalles sobre los equipos que trabajaron en estos productos.
También ofreció un fugaz vistazo a parte de su estrategia y el tipo de
clientes que compran sus dispositivos, como un sondeo interno que
mostraba que 78% de los dueños de iPhones compraban forros protectores.
Cada revelación se expandió como pólvora en Twitter y los blogs que
siguen el caso.Phil Schiller, vicepresidente de marketing global de Apple, pasó al estrado y dio a conocer cuánto gasta la empresa en comercializar los aparatos que están en el núcleo del juicio. El ejecutivo analizó un documento que asegura que Apple invirtió US$647 millones en publicidad para el iPhone en Estados Unidos desde su lanzamiento en 2007 hasta el año fiscal 2011. En el caso del iPad, que debutó en 2010, la suma asciende a US$457,2 millones.
Buena parte del juicio se ha concentrado en la forma en que los equipos de diseño de Apple idearon el iPhone y el iPad, ya que la empresa trata de probar que Samsung copió sus diseños. El fabricante surcoreano, por su parte, intenta demostrar que sus aparatos son diferentes y que Apple se inspiró en productos de Sony.
Scott Forstall, vicepresidente de Apple que supervisa el software que se instala en los aparatos móviles, testificó que desde enero de 2011 un ejecutivo de la empresa abogó por la construcción de una tableta con una pantalla de 7 pulgadas, pese a que Apple ha rechazado la idea de un iPad más pequeño que el actual de 9,7 pulgadas.
Forstall también testificó que en 2004, su empresa implementó reglas inusuales para la conformación del equipo que construiría el iPhone , conocido entonces como el "proyecto púrpura". Recordó que el cofundador de Apple, Steve Jobs, le dijo que no podía contratar a nadie ajeno a la empresa para que trabajara en la interfaz de usuario, así que encontró "superestrellas" al interior de la compañía.
Forstall describió las medidas de seguridad alrededor del proyecto. Un piso del edificio de la empresa fue dedicado exclusivamente para el iPhone y fue equipado con cámaras y lectores de tarjetas especiales. El equipo, conformado por unas 1000 personas, puso un letrero en la puerta con las palabras El club de la pelea, en referencia al libro y la película en la que los personajes reciben instrucciones estrictas de no mencionar lo que hacen.
El ejecutivo citó varios desafíos en el desarrollo del iPhone, debido a que sus equipos sólo habían trabajado hasta entonces con teclados y ratones. "Cada una de las partes para el aparato tuvo que ser rediseñada para que funcionara con una interfaz táctil", aseveró.
Un documento de 99 páginas fue presentado ante el tribunal en el que se vieron algunos de los primeros prototipos del iPhone. Los diseños, que datan de 2006, muestran lo que pudo haber sido, desde partes voluminosas hasta bordes angulados. Otros documentos revelaron variaciones del diseño del iPad, incluyendo el hecho de que la empresa consideró un soporte para la tableta.
El veterano diseñador de Apple Christopher Stringer -el primer testigo de la empresa- recordó muchos de los prototipos y aseguró que el equipo de diseño a menudo trabaja en torno a una mesa, trasladando ideas a bosquejos, diseños computari-zados y modelos en 3D. Cuando le consultaron cómo llegó Apple al diseño final del iPhone, Stringer respondió: "Era el más hermoso de nuestros diseños. Cuando nos dimos cuenta de lo que teníamos, lo supimos". Pero el iPhone casi no despega. Stringer señaló que incluso Jobs tuvo dudas de que Apple podía implementar el diseño sin precedentes.
En otra parte de su testimonio, Schiller mencionó un sondeo hecho a los compradores del iPhone. La revelación fue interesante, debido a que Jobs sostuvo que la compañía no dependía de estudios de mercado a la hora de crear un producto.
Antes del inicio del juicio, un sondeo hecho a los propietarios de iPhones en mayo de 2011 fue presentado como evidencia. El documento de Apple mostraba, entre otras cosas, que la confianza en la marca de la empresa era un factor determinante en la decisión de compra en países como EE.UU. y China. Schiller testificó que encuestas de este tipo son consideradas secretos comerciales importantes porque, aunque es fácil que una empresa individual haga sondeos entre sus clientes, es muy difícil encuestar a los compradores de marcas rivales.
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