Facebook y el grupo de defensa de derechos civiles Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU en sus siglas en inglés)
se adhirieron el lunes por la noche, en calidad de partes interesadas
pero no como demandantes, al recurso contra la decisión de un juez de
Estados Unidos que en mayo dictaminó que presionar el icono de Me gusta
de la red social para demostrar inclinación hacia algo o alguien no
puede considerarse libertad de expresión y, por tanto, no está protegido
por la Primera Enmienda. Más allá de si un simple clic puede
equivaler o no a una declaración, la decisión evidencia la necesidad de
adaptar la legislación a la nueva realidad social derivada de las nuevas
tecnologías
En el nuevo proceso, que se inició esta semana, se revisa el despido de seis empleados de la oficina del sheriff
de Virgina por haber publicado en Facebook que les gustaba la página de
su rival para el puesto. Los trabajadores interpusieron una demanda por
despido improcedente alegando que presionar el icono de la red social
era una forma de libertad de expresión amparada por la Constitución
estadounidense. Tras la primera resolución judicial denegándoles su
petición, ahora el caso ha llegado a una instancia superior.
En su escrito de adhesión a los seis demandantes,
Facebook defiende que la preferencia que se demuestra al pinchar en su
icono con el dedo hacia arriba “no solo demuestra claramente una
afinidad hacia algo, sino que, además, muchas veces sirve para iniciar
una conversación o una discusión sobre un tema”. “El símbolo de Me gusta equivale, en el siglo XXI, a un cartel electoral”, se indica en el documento.
En mayo, el juez que sentenció sobre el despido de los empleados de la oficina del sherriff,
dictaminó que “presionar una tecla no constituye exactamente una
declaración expresiva suficiente como para merecer la protección de la
Primera Enmienda”. Ante esta afirmación, ACLU, en su propio escrito, ha
hecho notar que en Internet “pulsando un botón” se puede bajar un vídeo,
donar dinero a una campaña política, enviar un correo electrónico a un
miembro del Congreso y miles de otras actividades que implican una
indiscutible voluntad expresiva. “De acuerdo con la resolución de mayo,
poner una pegatina en un coche o prenderse un pin a favor de un candidato electoral tampoco estaría protegido por la Primera Enmienda”, explica su informe.
“Creemos que es importante que, conforme se
desarrollan las nuevas tecnologías, el derecho a la libertad de
expresión se interprete de forma que se puedan proteger las nuevas
formas de comunicación”, explica a EL PAÍS el abogado de ACLU Aden Fine.
“Facebook se ha convertido en un medio de comunicación para millones de
americanos y si una de sus funciones básicas, como la de poner que te
gusta tal o cual cosa, no está protegida por la Primera Enmienda, el
libre intercambio de ideas en Internet se vería seriamente
comprometido”, señala.
De acuerdo con Facebook, cada día se registran más de 3.000 millones de Me gustan
y comentarios en la red social. Fine muestra su preocupación por la
resolución de este caso. Si el tribunal de apelación concluyera que
demostrar que te gusta una fotografía, un artículo o una persona a
través del icono de Facebook no está amparado por el derecho de libertad
de expresión, otras actividades que se hacen en Internet apretando otro
simple botón, como retuitear, tampoco estarían protegidas, sostiene.
El de los trabajadores de la oficina del sheriff
de Virginia no es el único caso de despido relacionado con actividades
previas en la red. En Abril, el Cuerpo de Marines degradó a un sargento
por criticar a Barack Obama en su página de Facebook y en otoño de 2011,
la Comisión Nacional de Relaciones Laborales declaró improcedente la
expulsión de su trabajo de cinco empleados por haber criticado a un
colega en la web. “Ojalá el tribunal reconozca que la Primera Enmienda
ampara a todos los internautas para expresarse libremente y de cualquier
forma en Internet”, indica en un correo electrónico un portavoz de
ACLU.
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