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2012/04/04

Mil «postales» para mil días en la vida de una fotógrafa ciega


Amy Hildebrand nació ciega por una extraña enfermedad hereditaria. A sus padres le dijeron que no podría andar en bicicleta o hacer una vida normal. Pero cuando esta estadounidense llegó a la adolescencia fue sometida a una compleja operación y comenzó a adivinar colores y sombras. Hoy está a punto de terminar un proyecto: mil fotografías para mil días de su vida.
Lo comenzó en 2009, cuando vivía en casa con sus dos hijos, ahora de cuatro y dos años. Toda una aventura para una mujer que padece albinismo, una enfermedad que sufre uno de cada 17.000 estadounidense. «Sufro albinismo, pero también soy fotógrafa, madre y artista. El albinismo es solo una parte de mí. No me define», defiende.
Tres de los cinco hijos biológicos de la familia Hildebrand tienen esta enfermedad; solo los hijos gemelos no la sufren. Es un trastorno hereditario, pero la madre, Teri Garza Shields, insiste en que «los únicos límites son los que uno se pone a sí mismo». Amy conoció la fotografía en el instituto y la estudió en la universidad. Y comenzó usar la cámara como si fuera su ojo.
Poco después de nacer, a los cinco meses, le pusieron unas lentes de contacto con una pupila artificial para facilitar una mejora en su vista. A los ocho meses ya podía distinguir sombras. El punto de inflexión para Amy llegó en su adolescencia. Fue sometida a una compleja operación y su visión mejoró de forma notable.
Gracias a esta mejora -distinguía colores, formas y sombras- y su pericia, Amy ha terminado dedicándose a la fotografía de forma profesional. En internet está cerca de acabar con un proyecto que consiste en publicar una instantánea por cada día de su vida. Y así hasta mil.
Cada treinta días publica un texto en el que explica sus impresiones. El último data de este mismo mes de abril. «Hay momentos en que estoy ansiosa de que esto termine», reconoce. Apenas le quedan setenta fotos para cumplir las mil.

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