La crisis financiera en Grecia ha generado mucho
resentimiento entre este país y sus socios más ricos de la Eurozona,
especialmente Alemania.
Pero no todos los alemanes están cansados de los
griegos. Cerca de Atenas, un alemán defiende con entusiasmo la
industria del vino griego.Markus Stolz, un alemán ex agente de bolsa, es un admirador de la calidad del vino y el pueblo griego.
La esposa de Stolz es oriunda de ese país. Ellos siempre soñaron con regresar a Grecia y hace ocho años lo hicieron.
Stolz es un apasionado de los vinos y le gustan mucho las cosechas añejas.
"También me di cuenta de que la calidad de los vinos griegos estaba mejorando cada año. Quería hacer algo profesional con los vinos pero no sabía qué", dice. "Empecé a mirar las cifras de exportación de vinos y me pareció que algo estaba mal".
Stolz descubrió que la mayoría de los vinos griegos se consumían en el país. Por esta razón, hace tres años, justo antes de que la crisis golpeará al país, Stolz decidió abandonar el mundo de las finanzas y dedicarse a la exportación de vinos.
Primero se contactó con otros comerciantes vitivinícolas en su Alemania natal y en el Reino Unido, donde vivió por un tiempo.
"Escribí unas cien cartas presentándome, diciéndoles que podía ponerlos en contacto con las dueños de los viñedos pero el interés que despertaron mis misivas fue casi nulo".
Sin desanimarse, Stolz siguió insistiendo. Esta vez con un blog sobre vino griego. Facebook y Twitter lo ayudaron a transmitir su mensaje.
Tensión
Los alemanes -entre otros- empezaron a escucharlo y Soltz organizó entonces catas en Alemania. Todo parecía empezar a funcionar hasta que, el año pasado, las actitudes empezaron a cambiar: unos y otros se culpaban entre sí por los problemas de deuda de la Eurozona."Te doy un ejemplo", dice Stolz. "Estuve tratando de organizar un encuentro con un comerciante alemán durante un año y medio. Finalmente me reuní con él en noviembre. Probó los vinos griegos y le encantaron. Pero antes de partir me dijo: 'Ahora tienes que decirme Markus, cómo hago para venderle en este momento un vino griego a un alemán'".
La tensión actual entre los alemanes y los griegos empezó a plasmarse en internet.
"Los griegos empezaron a mandarme emails diciéndome que tenía que dejar en claro mi posición política en mi blog, y regañar a los alemanes. Al mismo tiempo comencé a recibir correos de alemanes animándome a hacer lo mismo pero con los griegos", cuenta Solz.
Estos mensajes no han logrado desanimar a Solz, quien de todas maneras considera que el mercado estadounidense es más promisorio.
En su opinión, los productores de vino griego y el gobierno de Atenas deberían ahora vender sus vinos -y también su aceite de oliva y su queso- en todo el mundo, sobre todo en momentos en que el mercado interno está sufriendo los efectos de la crisis.
A diferencia de otros empresarios vitivinícolas del país, él no está agobiado por deudas porque, en parte, su negocio es pequeño.
"No conducimos un Porsche o un Mercedes", dice. "Pero tenemos lo que tenemos y eso es suficiente".
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