El pulso abierto entre Brasil y México por el comercio de automóviles expuso un creciente nerviosismo del país sudamericano por la pérdida de pujanza de su industria pese a sus avances económicos, opinan expertos.
Brasil pidió a México la semana pasada renegociar un acuerdo bilateral de libre comercio de autos vigente desde 2002, que sólo el año pasado permitió al país norteamericano aumentar 40% las ventas de autos a su socio del sur.Eso significó para Brasil un déficit de cerca de US$ 1.700 millones en el intercambio de vehículos con México, lo que según analistas refleja la falta de competitividad de sus sectores automotriz e industrial en general.
"La gran discusión de Brasil hoy es la pérdida de competitividad de su industria", explicó Margarida Gutierrez, especialista de coyuntura económica en la Universidad federal de Río de Janeiro.
"Brasil busca con esto proteger a su industria automotriz nacional, proteger las empresas que están instaladas en el país, incluso si son extranjeras", agregó Gutierrez en declaraciones a BBC Mundo.
"Sorpresivo"
La intención del gobierno brasileño es establecer una cuota de importación de vehículos de México por un máximo de US$1.400 millones anuales, el promedio del valor de las importaciones en los últimos tres años.
El planteo colocó en una situación difícil al gobierno mexicano, ya que la cuota propuesta significaría una reducción importante de los más de US$2.000 millones que el país vendió en autos a Brasil durante 2011.
En contraste, Brasil exportó a México el año pasado vehículos por un monto de apenas US$372 millones.
México indicó que el diferendo con Brasil sobre el sector automotriz fue "sorpresivo", y envió una misión comercial para dialogar sobre el tema.
La revista británica The Economist evaluó que la situación muestra el grado de apertura de México en el comercio de bienes, que según la Organización Mundial del Comercio tiene un arancel promedio, ponderado por la composición de importaciones, de 5,56%, casi la mitad que Brasil.
La publicación recordó que desde 2003 la industria mexicana aporta a su país entre 17% y 18% del Producto Interno Bruto (PIB), que el año pasado se expandió 3,9% según estimaciones oficiales.
En cambio, en Brasil la producción manufacturera cayó en 2011 a 14,6% del PIB y la economía en general creció apenas 2,7%, por debajo de las expectativas oficiales.
"El cambio es hoy una forma artificial de protección de mercado", dijo la presidenta brasileña Dilma Rousseff al visitar Alemania la semana pasada.
El real brasileño se ha apreciado más de 30% respecto al dólar en los últimos tres años y 3,7% en lo que va de 2012.
En procura de contrarrestar este fenómeno, Brasil estableció controles o impuestos al ingreso de capitales de corto plazo y este lunes extendió el impuesto que aplica a préstamos extranjeros hasta cinco años.
El país sudamericano también bajó paulatinamente a 9,75% su tasa de interés de referencia, que en agosto estaba en 12,5%, y el año pasado aumentó 30 puntos el impuesto a las importaciones de autos de fuera del Mercosur y México.
"¿Qué puede hacer el gobierno en el corto plazo? Nada, entonces intenta otros caminos para dar una competitividad espuria", dijo Gutierrez.
Alessandra Ribeiro, economista de la consultora Tendências, con sede en Sao Paulo, recordó que el estancamiento de la industria brasileña en 2011 ocurrió a pesar del notable aumento del consumo de las familias en el país.
"Nuestra industria enfrenta costos pesados, especialmente en la parte tributaria y laboral", dijo Ribeiro y señaló que las reformas en ambas áreas suelen ser complicadas.
"Entonces (el gobierno brasileño) va moviendo lo que es más fácil y cede al lobby, por eso acaba cerrando la economía y tiene este problema con México ahora", indicó. "Es el camino más fácil y de corto plazo para un gobierno que no hizo los deberes en los últimos años".
El planteo colocó en una situación difícil al gobierno mexicano, ya que la cuota propuesta significaría una reducción importante de los más de US$2.000 millones que el país vendió en autos a Brasil durante 2011.
En contraste, Brasil exportó a México el año pasado vehículos por un monto de apenas US$372 millones.
México indicó que el diferendo con Brasil sobre el sector automotriz fue "sorpresivo", y envió una misión comercial para dialogar sobre el tema.
Cuestión de apertura
"No le tenemos miedo a competir, estamos dispuestos a dialogar con cualquier socio comercial para fortalecer nuestra relación", dijo el secretario (ministro) mexicano de Economía, Bruno Ferrari.La revista británica The Economist evaluó que la situación muestra el grado de apertura de México en el comercio de bienes, que según la Organización Mundial del Comercio tiene un arancel promedio, ponderado por la composición de importaciones, de 5,56%, casi la mitad que Brasil.
La publicación recordó que desde 2003 la industria mexicana aporta a su país entre 17% y 18% del Producto Interno Bruto (PIB), que el año pasado se expandió 3,9% según estimaciones oficiales.
En cambio, en Brasil la producción manufacturera cayó en 2011 a 14,6% del PIB y la economía en general creció apenas 2,7%, por debajo de las expectativas oficiales.
"Guerra cambiaria"
El gobierno brasileño suele atribuir los problemas de competitividad de su industria a una política de países ricos de desvalorizar "artificialmente" sus monedas e inundar el mercado local con dinero barato."El cambio es hoy una forma artificial de protección de mercado", dijo la presidenta brasileña Dilma Rousseff al visitar Alemania la semana pasada.
El real brasileño se ha apreciado más de 30% respecto al dólar en los últimos tres años y 3,7% en lo que va de 2012.
En procura de contrarrestar este fenómeno, Brasil estableció controles o impuestos al ingreso de capitales de corto plazo y este lunes extendió el impuesto que aplica a préstamos extranjeros hasta cinco años.
El país sudamericano también bajó paulatinamente a 9,75% su tasa de interés de referencia, que en agosto estaba en 12,5%, y el año pasado aumentó 30 puntos el impuesto a las importaciones de autos de fuera del Mercosur y México.
"El camino más fácil"
Sin embargo, los analistas niegan que las dificultades de la industria brasileña se deban sólo a cuestiones cambiarias y advierten sobre la falta de reformas a mediano y largo plazo para bajar sus costos de producción."¿Qué puede hacer el gobierno en el corto plazo? Nada, entonces intenta otros caminos para dar una competitividad espuria", dijo Gutierrez.
Alessandra Ribeiro, economista de la consultora Tendências, con sede en Sao Paulo, recordó que el estancamiento de la industria brasileña en 2011 ocurrió a pesar del notable aumento del consumo de las familias en el país.
"Nuestra industria enfrenta costos pesados, especialmente en la parte tributaria y laboral", dijo Ribeiro y señaló que las reformas en ambas áreas suelen ser complicadas.
"Entonces (el gobierno brasileño) va moviendo lo que es más fácil y cede al lobby, por eso acaba cerrando la economía y tiene este problema con México ahora", indicó. "Es el camino más fácil y de corto plazo para un gobierno que no hizo los deberes en los últimos años".
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