El hospital King's College de Londres ha sido pionero en aplicar una nueva técnica que podría reducir drásticamente el número de trasplantes de hígado. Se trata del implante de células hepáticas procedentes de un donante, que procesan toxinas y proteínas producidas, funcionando como un hígado temporal mientras el del enfermo se restablece. La técnica ya ha sido aplicada a Iyaad Syed, un pequeño de tan sólo siete meses que sufría una deficiencia hepática mortal.
El niño nació sano pero un virus provocó que su hígado dejara de trabajar correctamente, afectando gravemente a sus riñones, obligándole a recibir diálisis e, incluso, respiración asistida. En poco más de una semana, el equipo médico del King's College diagnosticó el problema y, viendo la gravedad, descartó el trasplante. El hepatólogo pediátrico Anil Dhawan inyectó las células de un donante a Syed cuando este contaba con 12 días de vida. Tras 48 horas, el pequeño ya presentaba notables signos de mejoría y "a día de hoy, el hígado funciona con absoluta normalidad", asegura Dhawan.
El médico subraya las ventajas de esta técnica, "muy poco intrusiva, dado que se inyecta directamente en el abdomen", y destaca la eliminación del rechazo. "Gracias al recubrimiento biocompatible de las células", que encapsuladas miden medio milímetro, "no son necesarios inmunosupresores para combatir el rechazo", explica.
El experto del King's College cree que esta técnica podría ser muy útil para entre el 15% y el 20% de enfermos no crónicos que necesitan un trasplante. Su colega Nigel Heaton, director de Cirugía de Trasplantes en el centro, incluso vaticina que se podría reducir el número de trasplantes. En el último año los trasplantes de hígado han aumentado un 12,4% en el país, pero el NHS (Servicio de Salud británico) advierte de que el número de personas que esperan un hígado ha crecido un 24,8%. Según la fundación British Liver Trust, cada año mueren unos cien enfermos esperando un hígado.
El niño nació sano pero un virus provocó que su hígado dejara de trabajar correctamente, afectando gravemente a sus riñones, obligándole a recibir diálisis e, incluso, respiración asistida. En poco más de una semana, el equipo médico del King's College diagnosticó el problema y, viendo la gravedad, descartó el trasplante. El hepatólogo pediátrico Anil Dhawan inyectó las células de un donante a Syed cuando este contaba con 12 días de vida. Tras 48 horas, el pequeño ya presentaba notables signos de mejoría y "a día de hoy, el hígado funciona con absoluta normalidad", asegura Dhawan.
El médico subraya las ventajas de esta técnica, "muy poco intrusiva, dado que se inyecta directamente en el abdomen", y destaca la eliminación del rechazo. "Gracias al recubrimiento biocompatible de las células", que encapsuladas miden medio milímetro, "no son necesarios inmunosupresores para combatir el rechazo", explica.
Más estudios
A pesar del éxito, el equipo médico se muestra cauto y sostiene que es preciso continuar con los estudios clínicos para definir el alcance real del nuevo tratamiento. Dhawan asegura que "aunque hay más equipos trabajando en ello, hemos sido los primeros en llevarlo a la mesa de operaciones".El experto del King's College cree que esta técnica podría ser muy útil para entre el 15% y el 20% de enfermos no crónicos que necesitan un trasplante. Su colega Nigel Heaton, director de Cirugía de Trasplantes en el centro, incluso vaticina que se podría reducir el número de trasplantes. En el último año los trasplantes de hígado han aumentado un 12,4% en el país, pero el NHS (Servicio de Salud británico) advierte de que el número de personas que esperan un hígado ha crecido un 24,8%. Según la fundación British Liver Trust, cada año mueren unos cien enfermos esperando un hígado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario