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2011/08/22

Un batimóvil para cada quien


Quizás no todo el mundo reconozca su nombre, pero es muy posible que muchos hayan visto su auto.
George Barris fue quien diseñó el icónico Batimóvil de la serie de televisión de los '60 de Batman. Y ese no fue el único carro famoso que creó.
Barris, quien no es nada adverso a la autopromoción, se describe a sí mismo como "el rey de los 'personalizadores' de autos".
Su oficio consiste en adaptar los vehículos al gusto de sus clientes, realzando su estilo, funcionalidad y rendimiento.
Eso es lo que Barris ha estado haciendo desde 1940, cuando como recompensa por ayudar en el restaurante de la familia, a Barris y su hermano Sam les dieron un Buick 1925.
Lo arreglaron, experimentaron con su apariencia, y luego lo vendieron por un precio más alto.
Tras varios viajes a la ferretería para conseguir pintura, y a la tienda de productos de la cocina, para comprar ollas y sartenes con los que hacer adornos para las ruedas, los hermanos Barris le quitaron todos los pomos a las puertas y cajones del vestidor de su madre para usarlos en la parrilla del Buick.
"Pero cuando volví a casa esa noche, me castigaron por una semana porque mi pobre madre no podía abrir los gabinetes", recuerda.

Estrellas de Hollywood

Su primer encargo llegó un año más tarde, personalizando un auto con luces ojo de gato en la parte trasera, por lo que cobró US$10. Luego, se fue pa Los Ángeles y se involucró en carreras ilegales en las calles.

La industria del cine se interesó entonces en en esos duelos de velocidad, pues eran pintorezcos y emocionantes.
Eso marcó el principio de su carrera como "personalizador" de vehículos para el séptimo arte. Su primer proyecto fue para la película "High School Confidential!" (1958).
Mientras Hollywood se enamoraba más y más de las ideas de Barris, las estrellas empezaron a llegar a las puertas de su taller en Burbank, Hollywood norte.
John Wayne, Elvis Presley, los Beatles, Frank Sinatra, Dean Martin y Sonny y Cher son apenas unos de los muchos que acudieron en busca de algo especial para sus autos.
"Sonny y Cher vinieron y, como iban a hacer una película, Ford les había dicho que había un Mustang para ellos", le cuenta Barris a la BBC.
"Así que le pregunté a Cher: '¿de qué color lo quiere?' y respondió: 'rosa caliente, con pieles y charol blanco'. Entonces Sonny exclamó: '¡yo no voy a manejar un Mustang rosado!', y les dije: 'okay, les consigo dos: el de él y el de ella'".
"En el de él puse piel de leopardo y lo pinté de color oro y en el de ella rosa con perlas blancas".

El origen de un buen negocio

Pero, ¿cuándo empezó la moda de personalizar los autos?

Peter MacGillivray, vicepresidente de eventos de Sema, una organización que representa a fabricantes, distribuidores y promotores de la industria de la personalización, piensa que "nació después de la II Guerra Mundial. Algunas teorías dicen que a los soldados les quedó gustando el poder de los motores de los aviones y tradujeron esos conocimientos e intereses en actividades de automovilismo informales después de la guerra".
Más o menos en esa misma época, los consumidores estadounidenses empezaron a formar clubs de autos, a competir en carreras y a modificar sus vehículos para que rindieran mejor, añade.
MacGillivray cree que el adaptar los autos se volvió popular porque la noción de la personalización empezó a formar parte de la cultura. La musica, el cine y la televisión los incorporaron.
"Los juegos de video más populares del mundo se relacionan con automóviles y esos vehículos que se ven son personalizados", apunta. "Los consumidores son constantemente bombardeados con imágenes que les dicen que personalizar es chévere".

La interdependencia

Curiosamente, debido a los cambios en las tendencias de los consumidores, las grandes automotrices no pueden predecir las preferencias de sus clientes, así que no son ellas las que están haciendo dinero en ese área.

"El típico fabricante Sema es un negocio pequeño, que se ajusta perfectamente a la necesidad de mantenerse al día con los deseos del consumidor", dice MacGillivray.
Pero, aunque sigue siendo rentable, la industria no ha sido inmune a la crisis económica.
Y dada la interdependencia, la economía ha tenido un efecto dominó en diferentes negocios que están enlazados entre ellos.
"Nos pegó duro la crisis pues la mayoría de lo que vendemos no son productos básicos ni necesarios", señala Mike Spagnola, presidente de Street Scene Equipment, que vende partes para autos y camiones.
"Como fabricamos la mayoría de nuestros productos en Estados Unidos, la crisis no sólo nos afectó a nosotros sino también a nuestros proveedores locales".
"Pero lo bueno es que no necesitamos importar grandes cantidades de productos y eso nos ayuda a mantener en forma nuestro inventario", agrega.

Jóvenes, ricos y concienzudos

Spagnola piensa que hay tres categorías de consumidor de la personalización de autos:
  • El "grupo de los jóvenes", que compró un auto o camión usado y quiere individualizarlo. Ese tipo de persona compra accesorios de a poquito a medida que consigue el dinero extra.
  • El "grupo de los de más de 50", que pueden comprar el auto con el que siempre soñaron y quiere hacer todo de una vez para que sea único. Ese cliente va a la concesionaria y pide su vehículo con los productos incluidos o se lo lleva como está, pero sale inmediatamente a comprar todo lo que quiere.
  • El tercer grupo es de personas que quieren productos para hacer que su auto sea más seguro o que funcione mejor en la carretera. Este grupo tiende a comprar cosas como espejos de repuesto o guardafangos.
Según Spagnola, en los últimos años ha habido un resurgimiento de los autos viejos con accesorios, pues los consumidores quieren quedarse más tiempo con su vehículo en vez de comprar uno nuevo.
Respecto a George Barris, quien ahora tiene más de 80 años de edad, su amor contagioso por diseñar carros sigue siendo evidente para quienquiera que lo conozca.
Y, así como la industria a la que siempre se dedicó, Barris no da muestras de declive.
"Uno sueña con eso. Incluso de noche, cuando estoy en casa mirando TV, y de repente algo pasa por ahí, digo 'ése lo puedo cambiar', e inmediatamente me pongo a hacer un bosquejo".



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