Es el procedimiento habitual en la mayoría de enfermos de tipos de cáncer muy agresivos, como el de páncreas: tras el infausto diagnóstico, el equipo médico se pone manos a la obra para intentar salvar lo que parece insalvable y prueba en los pacientes distintas combinaciones de quimioterapia, con sus consecuentes efectos secundarios. En ocasiones, la terapia funciona y el tumordesaparece o deja de crecer. Normalmente, cuando se trata de casos graves, no lo hace y los facultativos vuelven a probar otra combinación, hasta que el enfermo, o su familia, escuchan la frase que nadie quiere oír: "No hay nada más que podamos hacer".
Pero ¿qué pasaría si, en lugar de probar las distintas quimioterapias en un paciente ya debilitado por la enfermedad y tratamientos anteriores, estas se probaran sólo en el tumor? La práctica, que suena a ciencia ficción, se ha realizado ya en hospitales de EEUU y España. En su último número, la revista Molecular Cancer Therapeutics publica una revisión de 14 casos del Hospital Universitario John Hopkins (EEUU) y del Centro Integral Oncológico Clara Campal (CIOCC, un centro privado de Madrid) con resultados positivos: un paciente lleva más de cuatro años libre de la enfermedad y otros 11 han logrado aumentar su vida más de seis meses de media, una cifra elevada para según qué tipo de tumores agresivos.
Para estudiar el efecto de las distintas quimios en el tumor sin necesidad de paciente, la biotecnológica estadounidense Champions Oncology desarrolló una idea, a la que ha bautizado como Champions Tumorgraft. Consiste en implantar una muestra del tumor del enfermo obtenida tras su extirpación quirúrgica o en una biopsia posterior en varios ratones inmunodeprimidos y esperar a que crezca. Una vez extendido, se prueban los distintos tratamientos en los animales enfermados con el tumor. A partir de ahí, se ve qué terapia es más eficaz y se le pasan los datos al oncólogo, que decide qué quimioterapia aplicar al enfermo.
Según se puede leer en el estudio, cuyo autor principal es el director del CIOCC e investigador del CNIO Manuel Hidalgo, se probaron en total 63 fármacos anticancerosos, con diferentes dosis y combinaciones. Hubo dos enfermos que no se pudieron beneficiar del esfuerzo, uno de cáncer de páncreas contra el que se probaron cuatro tratamientos y otro de un cáncer de la glándula salivar para el que se testaron 13 terapias distintas. En los otros 12, sin embargo, hubo respuesta, aunque de distinto grado.
Los autores destacan tres casos con una extraordinaria evolución. El primero de ellos mereció, incluso, su publicación individual en un número anterior de la revista, en diciembre de 2010. Se trata de un varón de 63 años que lleva más de cinco años vivo sin necesidad de tratamiento, tras demostrarse en un ratón injertado con su cáncer de páncreas que un viejo antitumoral, la mitomicina, era el tratamiento ideal para el tumor. Hidalgo comenta a este diario que este caso ayudó, además, a identificar una mutación "muy poco frecuente" que implicaba la respuesta a ese tratamiento. "Son modelos muy buenos para identificar biomarcadores", subraya.
Existen dos obstáculos principales para que no se generalice este procedimiento. El primero es el precio: injertar a un ratón con un tumor humano y probar en él distintos tratamientos tendría un coste de alrededor de 25.000 dólares, según Morris. Además, está la falta de evidencia científica. Como explica Hidalgo "queda por hacer" un ensayo clínico en el que se comparare la evolución de pacientes cuyo tumor se estudiara de esta forma con aquellos que recibieran el cuidado habitual. Morris cree, en todo caso, que "el éxito individual visto en tantos casos" hace innecesario este tipo de ensayo clínico, adelanta que su empresa está diseñándolo y que se llevará a cabo en dos hospitales de Nueva York.
Respecto al coste, tanto Morris como Hidalgo destacan que, aunque caro, el procedimiento es bastante más barato que el de aplicar una quimioterapia inútil, cuyo precio puede llegar a los 100.000 dólares.
Pero ¿qué pasaría si, en lugar de probar las distintas quimioterapias en un paciente ya debilitado por la enfermedad y tratamientos anteriores, estas se probaran sólo en el tumor? La práctica, que suena a ciencia ficción, se ha realizado ya en hospitales de EEUU y España. En su último número, la revista Molecular Cancer Therapeutics publica una revisión de 14 casos del Hospital Universitario John Hopkins (EEUU) y del Centro Integral Oncológico Clara Campal (CIOCC, un centro privado de Madrid) con resultados positivos: un paciente lleva más de cuatro años libre de la enfermedad y otros 11 han logrado aumentar su vida más de seis meses de media, una cifra elevada para según qué tipo de tumores agresivos.
Para estudiar el efecto de las distintas quimios en el tumor sin necesidad de paciente, la biotecnológica estadounidense Champions Oncology desarrolló una idea, a la que ha bautizado como Champions Tumorgraft. Consiste en implantar una muestra del tumor del enfermo obtenida tras su extirpación quirúrgica o en una biopsia posterior en varios ratones inmunodeprimidos y esperar a que crezca. Una vez extendido, se prueban los distintos tratamientos en los animales enfermados con el tumor. A partir de ahí, se ve qué terapia es más eficaz y se le pasan los datos al oncólogo, que decide qué quimioterapia aplicar al enfermo.
Según se puede leer en el estudio, cuyo autor principal es el director del CIOCC e investigador del CNIO Manuel Hidalgo, se probaron en total 63 fármacos anticancerosos, con diferentes dosis y combinaciones. Hubo dos enfermos que no se pudieron beneficiar del esfuerzo, uno de cáncer de páncreas contra el que se probaron cuatro tratamientos y otro de un cáncer de la glándula salivar para el que se testaron 13 terapias distintas. En los otros 12, sin embargo, hubo respuesta, aunque de distinto grado.
Los autores destacan tres casos con una extraordinaria evolución. El primero de ellos mereció, incluso, su publicación individual en un número anterior de la revista, en diciembre de 2010. Se trata de un varón de 63 años que lleva más de cinco años vivo sin necesidad de tratamiento, tras demostrarse en un ratón injertado con su cáncer de páncreas que un viejo antitumoral, la mitomicina, era el tratamiento ideal para el tumor. Hidalgo comenta a este diario que este caso ayudó, además, a identificar una mutación "muy poco frecuente" que implicaba la respuesta a ese tratamiento. "Son modelos muy buenos para identificar biomarcadores", subraya.
Años sin cáncer
Otro varón de 54 años lleva más de 14 meses sin que su enfermedad, un complicado cáncer de esófago, progrese, mientras que una mujer de 44 años afectada por cáncer de colon con metástasis en el hígado consiguió eludir a su dolencia durante más de cuatro años mucho más de la media gracias al tratamiento que un ratón determino ideal para ella. Todo ello, sin tener que someterse a quimioterapias ineficaces y con la certeza de que los tratamientos que iban a recibir iban a ser útiles para sus casos específicos. "Se trata de ofrecer al paciente su mejor oportunidad, no significa que todos los tumores vayan a tener cura", explica por teléfono el presidente de Champions Oncology, Ronnie Morris, que reconoce que su idea "aún tiene limitaciones".Existen dos obstáculos principales para que no se generalice este procedimiento. El primero es el precio: injertar a un ratón con un tumor humano y probar en él distintos tratamientos tendría un coste de alrededor de 25.000 dólares, según Morris. Además, está la falta de evidencia científica. Como explica Hidalgo "queda por hacer" un ensayo clínico en el que se comparare la evolución de pacientes cuyo tumor se estudiara de esta forma con aquellos que recibieran el cuidado habitual. Morris cree, en todo caso, que "el éxito individual visto en tantos casos" hace innecesario este tipo de ensayo clínico, adelanta que su empresa está diseñándolo y que se llevará a cabo en dos hospitales de Nueva York.
Respecto al coste, tanto Morris como Hidalgo destacan que, aunque caro, el procedimiento es bastante más barato que el de aplicar una quimioterapia inútil, cuyo precio puede llegar a los 100.000 dólares.
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