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2011/08/03

El plan de endeudamiento de EE.UU. supera su primera votación

La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el lunes el plan bipartidista que eleva el límite legal de endeudamiento.
La medida, que recibió 269 votos a favor y 161 en contra, pasa ahora al Senado donde se espera que sea votada el martes.

El proyecto de ley, producto de un acuerdo alcanzado el domingo por los líderes republicanos y demócratas en el Congreso, elevaría el tope de endeudamiento en US$2,4 billones y, como añadido, impondría un recorte de gasto por la misma cantidad que se efectuaría en 10 años.
El líder de los republicanos en la cámara baja, que en los últimos días luchó por moderar la postura de sus compañeros de partido más cercanos al Tea Party, le dijo a la cadena de televisión CNN al término de la votación que se sentía genial.
En una rueda de prensa previa, Boehner dijo que este proyecto de ley "solucionará la crisis y permitirá que los estadounidenses puedan volver al trabajo".

Se espera que la votación en el Senado se produzca el martes, menos de 24 horas antes de que se venzan las primeras deudas pendientes del gobierno.
Algunos senadores demócratas se han manifestando en contra de la norma, porque se oponen al recorte de programas sociales que contiene.
En todo caso, se espera que también den su voto positivo para evitar las graves consecuencias que tendría el fracaso de la norma. Si no es elevado el actual límite de endeudamiento de US$14,3 billones, Estados Unidos podría dejar de pagar a sus acreedores a partir del martes.
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Los representantes vivieron un momento emocionante durante la votación cuando la congresista Gabrielle Giffords apareció por primera vez en el Capitolio desde que recibió un disparo en enero en un acto electoral en Tucson, en su estado de Arizona.
La demócrata Giffords, que aún está se recupera del disparo que sufrió en la cabeza, emitió su voto y fue aplaudida por los representantes de los dos partidos.

Ganadores y perdedores

A pesar de que el proyecto de ley quedó aprobado en la Cámara Baja, los legisladores de ambos bandos dejaron claro que lo hacían a regañadientes.
Durante el debate previo a la votación, uno y otro demócrata subrayó con indignación el hecho de que el acuerdo ponía toda la carga sobre el ciudadano de mediano y bajos ingresos.
Los republicanos, por su parte, hubieran querido ver más recortes al gasto social como la controvertida reforma del sistema de salud pública Medicare.
Es difícil establecer quién ganó y quien perdió en todo el proceso. Dependiendo de la afiliación, cada quien tiene su propia interpretación.
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Lo cierto es que los demócratas no obtuvieron ni un solo centavo en recaudo de nuevos impuestos y los republicanos tuvieron que aceptar que el acuerdo continúe vigente hasta después de las elecciones y no, como proponían, elevar el nivel de la deuda por etapas, lo que exigiría un nuevo debate al respecto en seis meses.
En ese sentido el presidente Obama salió bien librado, pues logra elevar la línea de crédito de la nación para continuar pagando sus obligaciones sin que esto se convierta en un tema electoral.
El frágil estado de la economía, sin embargo, es y seguirá siendo su talón de Aquiles. Las últimas cifras colocan el crecimiento en casi cero y, el mes pasado, el presidente sufrió un golpe más con un índice de desempleo de 9,2%.
Desde la Segunda Guerra Mundial, ningún presidente ha sido reelegido con cifras como esas.

Tea Party

Lo que ha quedado patente es la fortaleza de los nuevos republicanos -elegidos al Congreso en 2010- adeptos al derechista Tea Party.
Han logrado mantener a los demócratas contra la pared y controlar las opciones de la mayoría republicana en la Cámara Baja.
No alcanzan a ser 100, pero han dominado el debate con una férrea postura antiimpositiva que forzó a los demócratas y al presidente a abandonar cualquier discusión de recaudos fiscales.
Es la segunda vez que Obama tiene que ceder en sus planes de crear nuevos impuestos o de cerrar lagunas impositivas que benefician a los más ricos y a las multinacionales.
Muchos críticos apuntan a que el presidente no supo tomarle la medida al Tea Party y que sale de esto debilitado y con un partido demócrata dividido en la antesala de la campaña electoral de 2012.
No obstante, la aparente debilidad de Barack Obama podría resultar positiva en sus aspiraciones para la reelección, señaló hace unos días a BBC Mundo Kevin Hassett, director de política económica del American Enterprise Institute en Washington (AEI), un centro de investigación de tendencia derechista.
"Al hacer concesiones a los republicanos, Obama se proyecta como un político moderado y eso atraerá el voto de los independientes que son, al fin y al cabo, los que decidirán la elección", afirmó Hassett.
A pesar de la desilusión de los demócratas, es poco probable que estos voten en contra de la reelección del presidente y Obama solo tendrá que concentrarse en atraer el voto de los indecisos, pronosticó el analista.
Es posible que quienes salgan peor librados de este arduo debate -tildado por los propios legisladores de desagradable y absurdo- sea el futuro candidato republicano a la presidencia.
La mayoría de los postulantes a esa candidatura simpatizan con las políticas del Tea Party, el peligro para ellos es que queden identificados con la imagen más intransigente de ese movimiento.
Recientes encuestas indican una sostenida caída en el apoyo público por el Tea Party.

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