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2011/07/08

La fiebre del golf en India penetra el sistema de castas

Existe una mezcla de gente que entrena y otros que dan en el primer golpe aquí en la Academia Nacional de Golf de India.
Ejecutivos de mediana edad están en el mismo campo que madres, adolescentes y golfistas profesionales, todos con la ambición de perfeccionar su swing antes de probar suerte.

Están aquí unidos por su pasión por el golf, un deporte que crece en popularidad en India.
"El golf ha pasado de ser un indicativo de la posición social de una persona a convertirse en un deporte en India", dice Jessie Grewal, el principal entrenador de golf de India.
"Tenemos todo un nuevo y diferente sector de la sociedad interesado en el golf, personas que no tenían ningún tipo de relación con este deporte", agrega.
El golf se está abriendo como deporte al sector de menores recursos, señala Grewal, gracias a la disponibilidad de campos a tasas subsidiadas o públicos.
Añade que más inversión, incluyendo el arrendamiento de tierras del gobierno para ser utilizadas como campos de golf, podría revolucionar el deporte en este país.

Entrenamiento

El golf ha sido tradicionalmente el deporte de los millonarios, principalmente debido a los gastos asociados a unirse a los clubes privados (hasta US$90.000 por una membresía de por vida).
La Academia Nacional de Golf, donde Grewal entrena a sus alumnos, es un ejemplo de la nueva cara que tiene el deporte en India.

Aproximadamente el 90% de las personas que asisten a la academia vienen de hogares en donde no se practicaba el golf o no había vinculación con este deporte, afirma Grewal.
Desde su creación hace seis años, unos 400 entrenadores han sido capacitados en India.
En 2008 la academia se trasladó a su sede permanente, cerca del club de golf de Chandigarh, en el noroeste de India.
Además de dedicarse a la formación de profesores de golf, la academia ofrece entrenamiento a grupos de todas las edades.
Grewal puede ser visto caminando a través del campo de golf, diciéndoles a los jugadores jóvenes que mantengan su espalda recta o que se centren más en su golpe.
Este centro de golf es frecuentado incluso por el golfista más famoso de India, Jeev Milka Singh.
Un inmenso cartel de Singh cuelga a la entrada de la academia, un recordatorio para los jóvenes del potencial que este deporte tiene ahora.

Atractivo

Torneos como el Abierto de India y el Masters Avanta ofrecen premios de millones de dólares y los golfistas profesionales pueden ganar una cantidad similar sólo en acuerdos de patrocinio.
Se estima que hay alrededor de 50.000 jugadores activos en India y se espera que esta cifra aumente.

El atractivo del golf como profesión podría ser la razón por la que tantos jóvenes golfistas acuden a entrenar a la academia.
El deporte a nivel junior es próspero en India, donde hasta 450 niños compiten activamente en el circuito amateur.
"Me gustaría jugar para India", dice Vasundhara Thiara.
"Me encantaría jugar como Tiger Woods y convertirme en un gran golfista", asegura.
Vasundhara parece más maduro que sus ocho años y al tiempo que cuidadosamente se concentra y se prepara para dar un golpe, explica que su pasión por el golf comenzó cuando tenía cuatro años.
Para ese momento, su hermano no le permitía jugar al cricket, por lo que comenzó a golpear bolas con una raqueta de tenis.
Debido a que frecuentemente la pelota paraba en la casa del vecino pronto se dio cuenta de que tenía potencial para el golf.
Vasundhara es uno de los 160 menores que participan en un torneo en el Club de Golf de Chandigarh.

"Inversión"

"Mientras más jóvenes se dediquen al golf, habrá más potencial para tener grandes golfistas en India", afirma Grewal.
"Una vez que llegan a un nivel profesional se verá el resultado de la inversión en el juego," añade.
Esta inversión ya es aparente, pues hay todo un grupo de grandes patrocinadores que financian torneos juveniles de golf.
El golf también atrae grandes inversiones de padres como el comandante Kahlon, quien sigue fielmente a su hijo mientras compite por todo el país.
"El juego está empezando a popularizarse", señala, en medio de vítores para su hijo que enfrenta un hoyo crucial del torneo.
"En India nos volvemos locos por el cricket pero eso está cambiando y una serie de campos de golf están apareciendo", señala el militar.
"Principalmente es un juego de ricos, pero uno puede ver que un montón de gente de la clase media también está jugando al golf", indica.

El golf de los pobres

A cientos de kilómetros de distancia, en las zonas más humildes de Bombay hay evidencia de que el golf tiene incluso un mayor alcance.
India tiene oficialmente alrededor de 200 campos de golf, pero éste es sin duda uno de los más imaginativos.
Los jugadores dan el primer golpe desde una serie de ventajosas perspectivas, incluyendo un carro de verduras, un montículo de basura y un camión.
Para sortear el gasto de comprar nuevos palos de golf, los jugadores utilizan hierros hechos a mano con piezas de metal dobladas.
En lugar del green, golpean la bola hacia los agujeros marcados en la tierra utilizando piedras para ello.
Bappu Shahane es uno de los jugadores que organiza estos juegos de "golf de tugurios", así como torneos con premios modestos; el ganador aquí se puede llevar a casa 100 rupias (US$2,24).

Patrocinio necesario

Como caddie en un club de golf local, Shahane trabaja junto a ricos y famosos en Bombay, pero tiene aspiraciones propias.
"Quiero llevar mi juego al siguiente nivel como profesional", dice.
"Pero para hacerlo necesitamos ayuda y el patrocinio del exterior".
Shahane gana 4.000 rupias (US$90) al mes por sus labores como caddie, pero sólo su inscripción en los torneos amateur puede costar 5.000 rupias y eso sin incluir los costos de transporte.
Para estos jugadores, la inversión en su juego les ayudaría a hacer realidad sus sueños.
"Quiero convertirme en un profesional", dice Suresh, quien comparte el talento y las aspiraciones de Bappu. Así como lo que Sachin Tendulkar es en cricket, yo lo quiero ser en golf".
Con más dinero inyectado en el juego y más tierras convertidas en campos de golf públicos, ese sueño también podría convertirse lentamente en una realidad.



BBC Mundo

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