Claude Khazizian no presume de título nobiliario alguno, jamás se ha dedicado a la política ni sus discursos fueron aclamados por masas enfervorecidas; este jubilado francés no precisó de ninguno de estos atributos para codearse con la realeza y los principales mandatarios europeos. Es la historia que rescatamos de la bitácora Yorokobu en nuestro paseo diario por la blogosfera.
Tras años al servicio de la Lotería francesa, Khazizian no eligió para su retiro una isla mediterránea, ni se dedicó a coleccionar sellos o a pintar bodegones; ni corto ni perezoso, decidió viajar y plantarse en los escenarios de cumbres políticas internacionales y en los saraos más exclusivos para descubrir, sin invitación previa, qué se siente al calor del poder y el lujo.
En la foto que ilustra estas líneas podemos verle, resaltado y con cierto aire aristocrático, junto a François Mitterrand y Chacques Chirac en el 50 aniversario del final de la II Guerra Mundial. “Me acerqué en metro al Elíseo con mi mejor traje y entré junto a presidente de Armenia. Una vez que entras en estos lugares nadie se atreve a preguntarte quién eres; todos piensan que eres un pez gordo”, cuenta Claude Khazizian.
El impostor francés también hizo de las suyas en nuestro país; logró colarse en la celebración del quinto Tour de Francia ganado por Miguel Induráin y organizado por la Embajada de España. Un momento registrado por las cámaras, como aquel que compartió en Cannes junto a Michael Douglas y Sharon Stone. ¿Su última fechoría? Tratar de infiltrarse, cámara oculta en ristre, en la boda de Joachim de Dinamarca. Poco después de aquel intento fallido se perdió la pista al extravagante jubilado, que pronto dejó de ser noticia.
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