¿Qué sentido tiene ser imparcial cuando no hay debate posible sobre la cuestión? La deontología periodística dice que todo es discutible, y por tanto toda información debe llevar al menos dos puntos de vista confrontados sobre un asunto para ser “equilibrada”. Así lo exige, desde luego -aunque con matices-, el Libro de Estilo de la cadena BBC.
Pero, según un informe hecho público el jueves, este imperativo puede chocar con la validez y veracidad de las informaciones cuando se tratan temas científicos. Para los autores del estudio, solicitado por el comité que vela por la calidad de la información en la BBC, la imparcialidad en la cobertura científica no debe llevar a asignar pesos equivalentes a las opiniones mayoritarias sobre los grandes consensos en la materia y a tesis marginales o alternativas, incluidas en los reportajes por unos periodistas preocupados por no aparecer como “poco equilibrados”.
Algunas de las reflexiones incluidas en el informe, dirigido por el profesor Steve Jones, profesor emérito de genética del University College de Londres, llegan al corazón de la práctica periodística más consuetudinaria.
Esta práctica “puede dar un tono de excesiva controversia a las noticias de ciencia. La igualdad de voces (derivada del imperativo de imparcialidad) pide confrontar la opinión de científicos, no con la de políticos o activistas, sino con la de aquellos cualificados para tomar una postura informada, aunque quizás divergente, sobre una investigación. Dar cabida a cualquiera que reclame un interés sobre el asunto, aunque no esté cualificado, puede terminar en un falso equilibrio: publicitar de forma gratuita opciones marginales, y no en algo imparcial, sino en lo contrario”.
El estudio enumera algunas informaciones sobre cambio climático, cultivos de organismos genéticamente modificados y la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola en las que se daba voz en igualdad de plano a opiniones menores o no científicas, según los autores. En el caso del calentamiento global, los sectores “clima-escépticos” han acusado siempre a la cadena pública británica de defender una “agenda” de parte, pero en este punto el informe es inequívoco: “Existe un consenso en la comunidad científica de que el cambio climático antropogénico (provocado por la actividad del hombre) existe”, dice Jones, que no presenta objeciones en este sentido.
El informe valora en general la calidad de la información científica de la BBC y destaca que no se encontraron incorrecciones o falsedades en la cobertura. Y aporta una serie de opiniones de prestigiosas instituciones que alaban el esfuerzo de la cadena en la materia.
Escasa producción propia
Destaca además el tono adecuado con el que los periodistas transmiten contenidos a menudo muy complejos, sin caer en la “infantilización” de la audiencia, y la presencia de informaciones sobre ciencia en todas las secciones y todos los soportes de la cadena, que “logra interesar a todos los públicos, desde los niños a los profesionales”, destacan los autores del estudio. El informe analizó contenidos de ciencia en abril, mayo y junio de 2009 y 2010 de las emisiones para radio, tele e internet de la cadena.
Además del problema de la falsa imparcialidad, el estudio critica también la escasa producción propia de noticias y una excesiva “dependencia en notas de prensa”, que achaca en parte a que “ninguna de las personas con las que hablé dentro de la BBC utiliza las herramientas electrónicas centrales a la comunicación dentro de la propia profesión”. El estudio detecta también “una cobertura excesiva de astronomía, antropología, geociencias, ecología y evolución (sobre todo en televisión) y de historias médicas en la radio en relación a su peso en el mundo científico”.
El Reino Unido produce un 10% de la investigación científica mundial con solo el 1% de la población, y es el tercer gran productor de estudios detrás de Estados Unidos y Japón. “La ciencia juega un papel extremadamente importante en la vida contemporánea”, argumenta el BBC Trust, la comisión encargada del estudio. Los datos refuerzan la importancia del papel informativo y divulgativo de la cadena pública en la materia, y justifican la vigilancia a la que son sometidos sus contenidos.
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