Armados con su currículum vítae, los buscadores de trabajo rondan una profunda y oscura sala a la búsqueda de un trabajo en cualquier señal u oportunidad.
Hay más de 200 representantes de empresas sentados en sus quioscos, toda una variedad de industrias y sectores anunciando puestos, desde el turismo a la enseñanza, la minería o las finanzas, hasta hay una vacante para un limpiabotas profesional.Una de quienes buscan un empleo es Zhang Hui Li, joven de 24 años licenciada en Administración de Empresas. "Es bastante difícil encontrar un puesto en Pekín", lamenta.
Unos 81 millones de jóvenes buscan trabajo en el mundo, según Naciones Unidas. En la mayoría de los países, quienes tienen entre 15 y 24 años, tienen el triple de posibilidades de estar desocupado. En Pekín, la competencia por un empleo es feroz.
La economía china continúa con su asombroso crecimiento, gracias a lo que mantiene bajos los niveles de desempleo.
Pero en los últimos años se enfrenta a un enorme cambio en el panorama del mercado laboral, el creciente número de titulados universitarios que inician su búsqueda de trabajo.
Ahora hay seis veces más graduados que hace una década, alrededor de seis millones. El número es el mayor del mundo.
Pero mientras hay más oportunidades que antes, la competencia se hace cada vez más dura.
"Sin capacidades concretas"
El verdadero reto es conseguir empleo. Este año, casi un millón y medio de personas se presentaron a pruebas para hacerse funcionario. La oferta era de 16.000 puestos.Pese a que terminó su paso por la universidad el mes pasado, Zhang Hui Li dijo que ya ha puesto solicitudes en 30 empresas.
"Algunos de mis amigos ya lo hicieron en más 100", dijo.
Las autoridades de hecho intentan ralentizar la expansión de la educación superior.
"Se han dado cuenta de que es un problema producir estudiantes con altas expectativas", comenta Zhang Dong Hui, profesor de Políticas Públicas de la Universidad Renmin, en Pekín.
Ese sentido de expectativa está creciendo. Las reformas económicas han transformado China en las últimas décadas. Atrás quedaron los días donde los trabajos los daba el gobierno: eso se acabó en 1981.
Las empresas privadas florecieron para ayudar a construir la que es ya la segunda economía del mundo.
Sin embargo, Xie Yan, un empresario de éxito que emplea a varias docenas de personas, cree que muchos graduados chinos simplemente no son lo suficientemente buenos.
"Los titulados de nuestras universidades, al parecer pueden hacer de todo. Muchos han aprendido una cantidad enorme de cosas sofisticadas, pero de hecho, sin capacidades concretas", cree Xie.
"Las capacidades de algunos de ellos ni siquiera se pueden comparar con la de un artesano".
Una familia, un hijo
Después de un par de días buscando trabajo, la joven Zhang ya encontró uno, empezó y decidió dejarlo."No era el trabajo perfecto para mí", comenta.
Zhang Hui Li reconoce que tiene suerte, sus padres le pagan su apartamento en el centro de Pekín, mientras busca trabajo.
Pero en el gigante asiático, de encontrar trabajo no depende sólo la propia manutención.
Con la política de un solo hijo por familia, es como si los universitarios tuvieran que mantener también a sus padres y hasta a sus dos parejas de abuelos.
Con poca ayuda del estado, eso puede suponer una enorme presión para buscar un puesto que además esté bien pagado.
"No me preocupo por el futuro", comenta Zhang al tiempo que reconoce que cuando sus padres envejezcan sí que aumentará la presión.
En cuanto a su búsqueda, sigue siento optimista. "Es sólo una cuestión de tiempo que consiga un buen trabajo".
BBC Mundo
No hay comentarios:
Publicar un comentario