China va a almacenar datos de los ciudadanos que utilicen las redes wifi en lugares públicos. La medida tiene como objetivo aumentar la seguridad y "descubrir a delincuentes en fuga", según el ejecutivo.
Se controlarán las instalaciones wifi de los establecimientos públicos que las ofrezcan, y se monitarizarán las páginas visitadas, las contraseñas y los números de cuenta.
Esta nueva medida de control, que comenzó a aplicarse desde finales de junio en algunos distritos de Pekín, "se hará extensiva en los próximos meses a todo el territorio nacional", según fuentes del Buró de Seguridad Pública citadas por el diario 'Nuevo Pekín'.
El anuncio hecho por las autoridades obliga a la instalación de un software de control que cuesta unos 20.000 yuanes (2.170 euros) y que corre a cuenta de los dueño de los locales, quienes, de negarse a su uso, podrían ser sancionados hasta con el cierre de sus establecimientos.
Fuentes de U-ren, empresa creadora del software, en declaraciones al diario, aseguraron que las direcciones, horarios de uso y demás datos "se guardarán durante 60 días y luego se borrarán del sistema, por lo que no serán una amenaza para la intimidad de los usuarios".
Esta decisión se añade a las que ya realiza el gobierno chino, que monitoriza determinados mensajes de texto y correo electrónico en un país donde la censura en Internet es una realidad y en el que páginas como Facebook, Twitter o Youtube son inaccesibles a no ser que se cuente con una conexión VPN.
El Mundo
Se controlarán las instalaciones wifi de los establecimientos públicos que las ofrezcan, y se monitarizarán las páginas visitadas, las contraseñas y los números de cuenta.
Esta nueva medida de control, que comenzó a aplicarse desde finales de junio en algunos distritos de Pekín, "se hará extensiva en los próximos meses a todo el territorio nacional", según fuentes del Buró de Seguridad Pública citadas por el diario 'Nuevo Pekín'.
El anuncio hecho por las autoridades obliga a la instalación de un software de control que cuesta unos 20.000 yuanes (2.170 euros) y que corre a cuenta de los dueño de los locales, quienes, de negarse a su uso, podrían ser sancionados hasta con el cierre de sus establecimientos.
Fuentes de U-ren, empresa creadora del software, en declaraciones al diario, aseguraron que las direcciones, horarios de uso y demás datos "se guardarán durante 60 días y luego se borrarán del sistema, por lo que no serán una amenaza para la intimidad de los usuarios".
Esta decisión se añade a las que ya realiza el gobierno chino, que monitoriza determinados mensajes de texto y correo electrónico en un país donde la censura en Internet es una realidad y en el que páginas como Facebook, Twitter o Youtube son inaccesibles a no ser que se cuente con una conexión VPN.
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