Siete años antes de que Armstrong llegara a la Luna, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA, en sus siglas en inglés) daba sus primeros pasos en el mundo del arte al lanzar, en 1962, un programa artístico para documentar la historia de la agencia espacial.
El Museo Smithsonian del Aire y de Espacio de Washington acoge hasta el próximo 9 de octubre la exposición NASA/Arte: 50 años de exploración. La muestra cuenta, a través de 70 obras de arte, la historia de los últimos 50 años de la agencia espacial y permite entender el impacto que ha tenido la exploración del espacio en la imaginación de los artistas.
El administrador de la NASA, James Webb, tuvo la idea de crear la colección de arte de la agencia espacial después de ver el retrato que el pintor Bruce Stevenson realizó del astro-nauta Alan Shepard, mirando al cielo, vestido con su traje espacial y con el casco bajo el brazo.
Pero el administrador de la NASA no quería una galería de retratos. Quería ir más lejos. Quería explorar nuevos horizontes artísticos para conmemorar acontecimientos futuros y pasados de la exploración espacial. Consideraba que las obras que realizaran los artistas seleccionados podrían tener un gran valor testimonial para futuras generaciones y contribuir a la historia del arte. En mayo de 1963, la NASA seleccionó, con la ayuda de la Galería Nacional de Arte, a ocho artistas para documentar el último vuelo del programa Mercury, el primer programa espacial tripulado de Estados Unidos.
Rauschenberg o Paik
En los últimos 50 años, la colección de arte de la NASA ha ido creciendo y ahora cuenta con más de 3.000 obras de artistas como Andy Warhol, Robert Rauschenberg, Norman Rockwell, Nam June Paik y Annie Leibovitz, entre otros.Bert Ulrich, comisario del programa de arte de la NASA, explica que la agencia espacial "ha trabajo a menudo con comisarios y expertos en arte para que le ayudaran a elegir las obras. En el nacimiento del programa", explica, "la Galería Nacional de Arte jugó un papel decisivo en ayudar a la NASA a seleccionar e invitar a artistas. Desde entonces", añade, "museos como el Guggenheim o el Hirshhorn y expertos en arte han ayudado a la NASA en sus selecciones".
Cuando se le pregunta cuál es la reacción más habitual de los artistas a la propuesta de la agencia espacial de participar en su programa artístico, Ulrich lo resume con una sola palabra: inspiración. "Los artistas obtienen muy poco dinero por el encargo (en la actualidad, unos 2.500 dólares), así que participan en el programa de arte de la NASA porque están entusiasmados con la exploración espacial", añade el comisario.
La NASA da a los artistas carta blanca a la hora de crear su obra. No les impone ni el medio que tienen que utilizar, ni el tamaño de la obra, ni el tema que deben tratar. Muchos aceptan inmediatamente el encargo. Algunos incluso repiten, como Rauschenberg y Rockwell. Otros se lo piensan y acaban rechazando la oferta, como Andrew Wyeth. Y otros se niegan en redondo a participar, como Thomas Hart Benton, al que no le inspiraba pintar "un maldito cohete".
Para realizar sus bosquejos, los artistas tienen un acceso privilegiado a las bambalinas de la NASA antes de un lanzamiento espacial. Pueden visitar las instalaciones del Centro Espacial Kennedy, ver a los ingenieros y técnicos trabajar contra el reloj, retratar a los astronautas horas antes de su vuelo espacial y asistir al lanzamiento de los transbordadores.
El ilustrador Norman Rockwell incluso convenció a los directivos de la NASA para que le prestaran un traje espacial para pintar con el mayor realismo posible su obra titulada Grisson y Young, en la que aparecen dos técnicos de la NASA ajustando los trajes de los astronautas John Young y Gus Grisson antes del primer vuelo del programa Gemini en marzo de 1965. Rockwell también rindió homenaje a todo el equipo de ingenieros, técnicos, científicos, personal de la NASA y funcionarios que hicieron posible con sus esfuerzos el éxito de la misión del Apollo 11 en la obra Behind Apollo 11.
Artistas como Paul Calle y Mitchell Jamison retrataron a los astronautas enfundados en sus trajes espaciales, una imagen que evoca a la de los caballeros medievales con sus armaduras. Y Annie Leibovitz fotografió a Eileen Collins, la primera mujer piloto y la primera mujer comandante de un transbordador espacial.
La llegada del hombre a la Luna fue el acontecimiento que más impactó a los artistas. El momento en el que Armstrong pisó el satélite fue inmortalizado por Andy Wahrhol, Franklin McMahon, Paul Calle, Nam Juke Paik y Michael y Micah Dudash. Rauschenberg participó en 1969 en el programa de arte de la NASA y lo que vio quedó plasmado en su serie de litografías y serigrafías titulada Stoned Moon. Las lanzaderas espaciales, los transbordadores y los cohetes muestran la magnificencia de unas máquinas capaces de hacer realidad el sueño del hombre de explorar el universo.
Otros artistas, como James Wyeth, prefieren centrarse en los detalles. En su obra Gemini Lauch Pad, Wyeth destaca la bicicleta que utilizaban los técnicos de la NASA para ir hasta la lanzadera del Gemini.
La tragedia también sirve de fuente de inspiración. Greg Mort, Zigi Ben Haim y Jason Middlebrook rindieron homenaje a los astronautas que fallecieron en los accidentes de las misiones del Apollo 1 en 1967, del Challenger en 1986 y del Columbia en 2003. Chakaia Booker, de hecho, utilizó el neumático de una nave espacial para crear una escultura en forma de estrella negra, con la que la artista afroamericana quiso recordar a los astronautas que murieron a bordo del transbordador Columbia. Por su parte, Chayton Pond yuxtapone la realidad y la ciencia-ficción al provocar un encuentro intergaláctico entre el transbordador espacial Enteprise y la nave insignia Starship Enteprise de Star Trek. Y el músico Moby explora la posibilidad de que haya vida en otros planetas con los dibujos de unos simpáticos marcianitos en Vida en Marte.
Mucho arte
El programa de arte de la NASA, en todo caso, se extiende más allá de las artes plásticas: la música, la moda, las videoinstalaciones, la prosa e incluso la poesía participan del homenaje al espacio y los hombres y mujeres que lo han conquistado.La NASA colaboró con el museo Guggenheim en la videoinstalación Moon is the oldest TV (La Luna es la televisión más antigua) de Nam June Paik. William Wegman, por su parte, realizó un tríptico con las fotografías de sus perros Chip y Batty en trajes espaciales. El diseñador de moda Stephen Sprouse se inspiró en la misión del Mars Pathfinder a la hora de diseñar una línea de ropa
En cuanto al mundo musical, la saxofonista de jazz y compositora Ira Bloom festejó el lanzamiento del Discovery y la canción Way up there de la cantante Patty LaBelle, nominada a los Premios Grammy, sirvió de consuelo e inspiración para las familias y los trabajadores de la NASA después del accidente del Columbia. Y también hay poesías inesperadas: el escritor Ray Bradbury, autor de Fahrenheit 451 y Crónicas marcianas, compuso una oda a la agencia, en la que comienza preguntándose "¿Por qué existe la NASA? ¿Por qué existimos nosotros?".
Mientras no pueda participar en misiones espaciales, la visión del artista sigue siendo, sin embargo, limitada. El astronauta Michael Collins cree el artista debería unirse al astronauta en el espacio, "mirar por la ventana y disfrutar de la imponente vista para ser capaz de registrar esta experiencia impresionante", según señala en el catálogo de la exposición. Ulrich duda de que, en un futuro cercano, los artistas que participan en el programa de arte de la NASA puedan viajar al espacio. "Pero quizá los nuevos modos de transporte y el desarrollo del turismo espacial permitirán a un artista participar en una misión", añade el comisario del programa de arte de la agencia estadounidense, abriendo una puerta al arte puramente espacial.
Publico
No hay comentarios:
Publicar un comentario