Desde que Red Bull irrumpió en el mundo de la Fórmula 1 en 2004, su historia en este selecto universo de la velocidad ha estado marcada por la sorpresa y por el éxito. En un primer momento nadie tomó en consideración las opciones de una escudería recién llegada y, a pesar de la trayectoria ascendente de las últimas temporadas, el pasado noviembre, en la recta final del campeonato todos apostaron por el triunfo del Ferrari del Fernando Alonso.
Sin desmerecer la habilidad como piloto del finalmente campeón, el alemán Sebastian Vettel, ni tampoco de la capacidad del motor Renault que propulsa su coche, en el mundo de la Fórmula 1 se ha convertido en una leyenda el "arma secreta" que la multinacional Siemens ha puesto en manos de Red Bull para convertirlo en un equipo ganador.
Se trata en realidad de un potente software de simulación de procesos que la alemana puso en el mercado en 2007 con fines muy alejados de la alta competición automovilística.
Denominado PLM, este poderoso instrumento informático se ha utilizado para diseñar cadenas de montaje de fábricas manufactureras en todo el mundo, plantas de energía, instrumentos de alta precisión. El objetivo es reproducir, simular de forma fiel el producto o el proceso antes de construirlo de modo real, evitando de esta manera fallos y gastos evitables. PLM ha facilitado el desarrollo de las cámaras fotográficas de Canon, de los aviones de Sukhoi o de los coches utilitarios más célebres de Nissan.
Siegfried Russwurm, responsable de la división industrial de Siemens, explica que el uso de este instrumento informático en su factoría de Fórmula 1 ha permitido a Red Bull diseñar y llevar a efecto "en pocas horas, casi en tiempo real", las modificaciones, cambios y mejoras que se detectan durante las carreras y en los ensayos. Russwurm explica que las escuderías en el año 1992 tenían una media de 10 técnicos en su equipo que eran capaces de introducir un máximo de tres o cuatro mejoras en los vehículos durante cada temporada. En el equipo de Red Bull trabajan hoy 180 jóvenes profesionales de alta cualificación que, equipados con potentes equipos informáticos, analizan y proyectan toda suerte de modificaciones en los bólidos.
El directivo de Siemens explicó que al software PLM es capaz de analizar y mejorar todos los elementos de los bólidos de Red Bull con excepción del motor, que es de la entera responsabilidad de Renault. Se modifican los materiales, el combustible, la aerodinámica y los elementos de seguridad. Los cambios se pueden llevar de la realidad virtual del simulador a la realidad en menos de 24 horas, gracias a avanzados sistemas de producción mediante láser y autoclaves de alta tecnología.
Como única limitación de esta locura del perfeccionamiento tecnológico está la cifra de 40 millones de dólares que cada equipo de Fórmula 1 puede gastar como máximo en cada temporada para facilitar la competencia.
Red Bull ha montado la fábrica de alta tecnología para diseñar y producir sus bólidos en una localidad a unos 50 kilómetros de Londres. Se trata de dos edificios en los que están restringidas las visitas, especialmente para periodistas. Todo lo que allí acontece está considerado "alto secreto". La plantilla para este cometido asciende a 580 personas, incluidos sus dos pilotos, el campeón Vettel y Mark Webber.
Sin desmerecer la habilidad como piloto del finalmente campeón, el alemán Sebastian Vettel, ni tampoco de la capacidad del motor Renault que propulsa su coche, en el mundo de la Fórmula 1 se ha convertido en una leyenda el "arma secreta" que la multinacional Siemens ha puesto en manos de Red Bull para convertirlo en un equipo ganador.
Se trata en realidad de un potente software de simulación de procesos que la alemana puso en el mercado en 2007 con fines muy alejados de la alta competición automovilística.
Denominado PLM, este poderoso instrumento informático se ha utilizado para diseñar cadenas de montaje de fábricas manufactureras en todo el mundo, plantas de energía, instrumentos de alta precisión. El objetivo es reproducir, simular de forma fiel el producto o el proceso antes de construirlo de modo real, evitando de esta manera fallos y gastos evitables. PLM ha facilitado el desarrollo de las cámaras fotográficas de Canon, de los aviones de Sukhoi o de los coches utilitarios más célebres de Nissan.
Siegfried Russwurm, responsable de la división industrial de Siemens, explica que el uso de este instrumento informático en su factoría de Fórmula 1 ha permitido a Red Bull diseñar y llevar a efecto "en pocas horas, casi en tiempo real", las modificaciones, cambios y mejoras que se detectan durante las carreras y en los ensayos. Russwurm explica que las escuderías en el año 1992 tenían una media de 10 técnicos en su equipo que eran capaces de introducir un máximo de tres o cuatro mejoras en los vehículos durante cada temporada. En el equipo de Red Bull trabajan hoy 180 jóvenes profesionales de alta cualificación que, equipados con potentes equipos informáticos, analizan y proyectan toda suerte de modificaciones en los bólidos.
El directivo de Siemens explicó que al software PLM es capaz de analizar y mejorar todos los elementos de los bólidos de Red Bull con excepción del motor, que es de la entera responsabilidad de Renault. Se modifican los materiales, el combustible, la aerodinámica y los elementos de seguridad. Los cambios se pueden llevar de la realidad virtual del simulador a la realidad en menos de 24 horas, gracias a avanzados sistemas de producción mediante láser y autoclaves de alta tecnología.
Como única limitación de esta locura del perfeccionamiento tecnológico está la cifra de 40 millones de dólares que cada equipo de Fórmula 1 puede gastar como máximo en cada temporada para facilitar la competencia.
Red Bull ha montado la fábrica de alta tecnología para diseñar y producir sus bólidos en una localidad a unos 50 kilómetros de Londres. Se trata de dos edificios en los que están restringidas las visitas, especialmente para periodistas. Todo lo que allí acontece está considerado "alto secreto". La plantilla para este cometido asciende a 580 personas, incluidos sus dos pilotos, el campeón Vettel y Mark Webber.
Los pilotos son gladiadores impredecibles
El héroe de la Fórmula 1 de Red Bull, sin duda, es el reciente campeón Sebastian Vetell. Entre los inmensos recursos tecnológicos que la marca de bebidas energéticas ha puesto al servicio de su participación en los circuitos, se esconden otros protagonistas cuyo concurso es inestimable y su notoriedad nula.El jefe de tecnología de la fábrica, Steve Nevey, afirma que hace cinco años se podía afirmar que los avances de I+D en los coches de carretas aportaban el 50% de las victorias y los pilotos eran responsables del resto. Hoy estos porcentajes han variado y la tecnología suma el 85% del éxito, mientras los pilotos aportan el 15% del valor añadido.
Nevey reconoce que los Vettel o Webber nunca serán sustituidos por la informática ya que "son gladiadores impredecibles".
La sala secreta
Espionaje de los parámetros y estrategias de los enemigos-Corazón de la factoría: cuando se pone en marcha una carrera de F1 ocho técnicos de Red Bull están a pie de pista y se conectan con una sala en el corazón de la fábrica.
-16 técnicos equipados con potentes sistemas informáticos analizan desde esta sala los parámetros y las estrategias de los contendientes.
Cinco Dias
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