Estos son días en los que Wikileaks está haciendo temblar a medio mundo a través de Internet. Algo inimaginable hace años: nadie hubiera pensado que algo así era posible, nadie pensó que la red se convertiría en un arma de doble filo con la que lanzar a la fama políticos, actores o productos, o conseguir el efecto contrario y hundirlos en la miseria.
Los medios sociales en internet como YouTube, Facebook, Twitter o ciertas páginas web hacen más por las empresas que sus propios directivos. Como han cambiado las cosas: antes nos presentaban los productos que “debíamos” comprar y ahora somos nosotros, los usuarios de la red los que decimos qué queremos, como y cuando.
Recordemos el caso GAP. Hace unos meses una de las firmas de ropa más famosas de Estados Unidos, GAP, decidió renovar su imagen presentando un nuevo logotipo, dejando atrás el clásico diseño del fondo azul. A través de la página de Facebook de GAP, los comentarios en contra fueron unánimes: “el nuevo logotipo era una basura” Tal fue el revuelo montado que la marca decidió dar marcha atrás y recuperar el anterior logo.
Esto que puede parecer un ejemplo sin demasiada importancia viene a demostrar que las marcas se toman muy en serio lo que piensan los internautas sobre ellos y prestan mucha atención sobre lo que se dice en el ciberespacio de sus productos. Ahora ya no se crea “una imagen” sólo en la prensa o la televisión, ahora importa también estar presente en la red. Las empresas tienen el objetivo de replantearse sus estrategias y romper con lo establecido.
Una de las claves ha de ser afianzar la imagen corporativa y generar experiencias con cada marca entre los consumidores que interactúan. Ahora miran en internet, leen, ven videos y curiosean los análisis antes de comprar un producto. Este medio en el que estás leyendo esto, es un lugar para generar ideas, opiniones y es capaz de hacer que un producto triunfe o fracase.
the INQUIRER
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