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2010/12/14

Biomimesis: una nueva vieja ciencia

Preguntas como estas son las que se hacen quienes se dedican a la biomimesis, la ciencia que emula las mejores ideas de la naturaleza para resolver problemas humanos creando nuevas tecnologías. El término proviene del griego bio, que significa vida, y mimesis, que quiere decir imitar.
Las áreas en las cuales se puede aplicar esta técnica tienen gran amplitud pues van desde los negocios hasta la ecología pasando por el diseño y la construcción, y se estudian los modelos, sistemas, procesos y elementos presentes en la naturaleza para recrearlos o inspirarse en ellos y realizar nuevos proyectos de bajo impacto ambiental.
La técnica no es nueva. Uno de los más asiduos practicantes fue Leonardo DaVinci, quien a través de la observación de la anatomía de los pájaros descrita en su libro "Código del Vuelo de las Aves", construyó las famosas invenciones de máquinas voladoras.
Pero hasta que algo no se nombra, es difuso y esta vertiente ha estado buscando un título desde hace tiempo.
Antes del término actual, se registraron otros nombres en el Diccionario Websters. "Biomimética" en 1974 fue uno de ellos, y en 1960, se agregó "Biónica", pero éste último fue popularizado por la novela de Martin Caidin, "Cyborg", que posteriormente resultó en la serie televisiva "El Hombre Biónico" ("The Six Million Dollar Man").
El concepto fue entonces relacionado con partes artificiales del cuerpo humano y, por esta razón, se evitó el uso del término hasta que en 1982 finalmente se estableció como "Biomimesis".

Del lago a la pared

Con su nuevo nombre llegó también una pionera: la bióloga Janine Benyus, quien con su colega, la doctora Dayna Baumeister, fundó el Gremio de Biomimesis (Biomimicry Guild) en Montana en 1998. Con un enfoque biológico e investigativo, enseña a imitar los modelos naturales en el desarrollo de productos.
En la construcción del Centro Eastgate en Zimbabue, por ejemplo, el arquitecto Mick Pearce estudió el flujo de aire dentro de una colonia de termitas pues, a pesar de que las temperaturas externas oscilan entre 1,5ºc y 40ºc, estos insectos logran controlar el clima interno. El edificio que se construyó se autorregula y ha logrado ahorrar US$3,5 millones.
En 2005, Benyus creó el Instituto de Biomimesis (The Institute of Biomimicry, TIB), que en 2008 lanzó AskNature, una base de datos literaria-biológica de código abierto y similar a una red social, para que la gente registre lo que observa en la naturaleza y sugiera aplicaciones inspiradas en su indagación.
En sus páginas se encuentra por ejemplo el caso de las hojas de loto que se mantienen limpias gracias a que su textura hace que las gotas de lluvia se aglomeren y arrastren las partículas que podrían contaminarlas. La observación se registró en AskNature, sugiriendo que se creara una pintura que se autolimpiara con la lluvia. Y se hizo.

La mejor profesora

Para Benyus, la naturaleza es modelo, pero también una medida, pues 3,8 billones de años en la Tierra son prueba de un funcionamiento excelso.
Además, la naturaleza es un mentor: no sólo está para extraer de ella, sino para aprender.
"Cuando creamos un producto o construimos un edificio, es similar a un petirrojo haciendo un nido. Es una extensión de nuestros cuerpos y al mismo tiempo, está sujeta a la selección natural", comenta Benyus durante una plática sobre su libro: "Biomimesis: innovación inspirada por la naturaleza".
"La cuestión real no es si el producto o comportamiento es natural, sino si está bien adaptado a la vida en la Tierra a largo plazo", agrega.

Biomimesis en español

La biomimesis ha llegado a Latinoamérica con mayor o menor fuerza, dependiendo del país.
En México, a través de la ONG Ecología y Hábitat y la Universidad Iberoamericana, el arquitecto Raúl de Villafranca trabaja en sintonía con el Instituto de Biomimesis desde 2007, para sumergirse en los campos de la investigación, la difusión y la educación ambiental.
"La biomimesis es una herramienta poderosa para cualquier toma de decisión. Veo claramente que difundiendo la biomimesis y poniéndola en práctica, se capitaliza un logro lleno de recursos", opina el arquitecto.
Sin embargo, le comentó a BBC Mundo que el desarrollo de este proceso en México aún se encuentra en fase formativa y sólo existen uno o dos casos aplicados.
De Villafranca, quien actualmente es académico en la Universidad Iberoamericana y consultor en México y Latinoamérica en el área de diseño ecológico y biomimesis, está inmerso en la planeación y participación de talleres de diez días de duración en Veracruz, México.
Subraya que a los cursos acuden no sólo científicos sino gente de las más diversas disciplinas, incluyendo Administración de Empresas y Relaciones Internacionales.
En ellos, la idea es tomarse el tiempo para redescubrir la naturaleza, algo que a algunas personas les puede parecer hippy pero que, en la experiencia de quienes se dedican a la biomimesis, resulta en hallazgos insospechados, como pasar de la hoja de planta de loto a una pintura para paredes.

Una carrera de rescate

Benyus considera que los humanos estamos en un punto importante de la evolución.
Señala que aunque comenzamos como una pequeña población en un mundo gigante, nos hemos expandido en número y territorio hasta que comenzamos a reventar las costuras de la Tierra, ahora somos demasiados y nuestros hábitats no son sostenibles.
Al haber llegado a los límites de la tolerancia de la naturaleza, por fin estamos comprando respuestas a la pregunta: "¿Cómo podemos vivir en este mundo-hogar sin destruirlo?".
Explica que evitar este desequilibrio es lo que hace de la biomimesis algo más que sólo una manera nueva de ver y valorar la vida; es también una carrera de rescate.

BBC Mundo

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