Lo primero que hizo el presidente ruso, Dmitry Medvedev, en su reciente visita a EEUU no fue acudir a la Casa Blanca. Antes de ver a Barack Obama se citó con Steve Jobs, el presidente de Apple. También vio a los creadores de Twitter, visitó el garaje donde Dave Packard y Bill Hewlett pusieron los cimientos de HP, la sede de Cisco y le dio tiempo para entrevistarse con el presidente de Google, Eric Schmidt. Todo sin salir de una zona, Silicon Valley, verdadero corazón de la innovación tecnológica mundial. Medvedev, que dijo en una conferencia en la Universidad de Stanford que quería ver con sus propios ojos "los orígenes del éxito", quiere exportar la idea a su país.
El presidente ruso, que llegó al poder no hace ni dos años, anunció en marzo pasado su plan para reverdecer la innovación de la era soviética y sacar a Rusia de su dependencia de las exportaciones de gas y petróleo. En Skolkovo, una zona a 20 kilómetros de Moscú, quiere levantar de la nada el que la prensa local ya ha bautizado como el Silicon Valley ruso. "Estará en una ciudad completamente nueva, donde levantaremos cinco centros de excelencia de alta tecnología. Lo primero será la energía, las tecnologías de la información, las telecomunicaciones, la biomedicina y la energía nuclear", dijo Medvedev ante un auditorio de estudiantes.
En un terreno de 380 hectáreas, flanqueado por la carretera de circunvalación de Moscú y la autopista que va a Bielorrusia, Skolkovo es hoy un páramo que se hiela ya a finales de septiembre. Por no haber, no había ni carretera para llegar. Fue en junio cuando la inauguraron.
Apuesta personal
Pero Medvedev se lo ha tomado muy en serio. Al frente de la Fundación Skolkovo ha puesto al multimillonario Viktor Vekselberg. Este dueño de un conglomerado industrial ocupa el puesto 44 de la lista de multimillonarios del mundo que elabora Forbes. Vekselberg, que acompañó a Medvedev en su paseo por el auténtico Silicon Valley de California, se ha rodeado en la fundación de los grandes de la tecnología mundial. En su consejo aparecen el ex presidente de Intel, Craig Barret; el vicepresidente de Nokia, Esko Aho; el presidente de Cisco Systems; John T. Chambers, y el de Google, Eric Schmidt. Además cuenta con varios premios Nobel y viejos políticos, como Anatoli Chubais, encargado por el antiguo presidente Boris Yeltsin de privatizar las empresas estatales soviéticas, y nuevos empresarios enriquecidos con aquellas privatizaciones."No puedo dar cifras exactas, pero creo que necesitaremos entre 50.000 y 60.000 millones de rublos [de 1.270 a 1.500 millones de euros] para el proyecto en los próximos tres años", ha declarado Vekselberg a la agencia RIA Novosti. El objetivo es levantar una ciudad donde vivan y trabajen entre 25.000 y 30.000 personas. Según el plan diseñado, Skolkovo dará sus primeros frutos en 2013.
Por dinero que no sea. El Gobierno ruso modificará hasta diez leyes para crear una zona libre de impuestos. Las empresas que se instalen tendrán unas vacaciones fiscales de diez años, renovables. Sabiendo que una de las pesadillas de la inversión extranjera en Rusia es enfrentarse a una burocracia con los niveles de corrupción de Sierra Leona, según el índice anual de la organización Transparency International , Skolkovo tendrá un estatus autónomo. Ni la policía rusa tendrá competencias allí. Será la Fundación Skolkovo la que se encargue del gobierno de la ciudad tecnológica.
Solitaria escuela de negocios
Hoy, lo único que existe en la zona es la Escuela de Negocios Skolkovo. Creada en 2006 y financiada por el multimillonario dueño del Chelsea, el ruso Roman Abramovich, su primer curso comenzará en septiembre. Su presidente, Ruben Vardanian, está encantado con los futuros vecinos. "Apoyamos por completo la idea de crear un nuevo centro de investigación de alta tecnología en el distrito de Skolkovo", dice. Además de estar convencido del valor estratégico que tiene para Rusia, cree que se llevarán bien. " Somos una escuela de negocios, creando jóvenes líderes con espíritu emprendedor, nos convertiremos en una gran fuente de gestores que puedan comenzar y desarrollar sus propios negocios y proyectos en el Silicon Valley ruso", comenta.Pero el propio Medvedev reconoce que no todo es cuestión de dinero. Además de atraer empresas con el cebo de las ventajas fiscales, Skolkovo quiere seducir a grandes cerebros de Rusia y del mundo. Ya en su visita a EEUU, el presidente ruso se reunió con varios emigrados ilustres. Había profesores de universidades e ingenieros de empresas tecnológicas estadounidenses. Para el responsable de innovación tecnológica de la oficina presidencial, Vladislav Surkov, Skolkovo tiene que ser internacionalizado. "Importar cerebros, importar especialistas, y no sólo locales, es crucial", dijo a la agencia Interfax. Para conseguirlo, los científicos tendrán subvenciones y las empresas incentivos para invitar a empleados suyos de otros países a trasladarse.
El abogado Javier Cremades, presidente del Málaga Valley, el plan más ambicioso de crear una ciudad tecnológica en España, reconoce que Skolkovo tiene algunos atractivos, como la implicación personal de Medvedev. "Pero el talento es libre, no puede ser planificado", opina. "El auténtico Silicon Valley fue un proceso único, que empezó con dos o tres garajes y dos grandes universidades cercanas. El talento no irá a Moscú", opina.
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