El malestar crece a lo largo de la costa estadounidense entre quienes por culpa del derrame en el Golfo de México no pueden regresar a su labor en la industria de la extracción petrolera.
Mientras BP trata de reparar su imagen, el consejero delegado Tony Hayward se dispone a dejar su cargo a Bob Dudley, alto ejecutivo de la compañía que creció en el estado de Mississippi, en la misma costa del golfo.Pese a los esfuerzos de la empresa, en Louisiana la gente se encoge de hombros cuando se le habla del cambio en la cabeza de la petrolera británica.
A quien ha perdido su medio de ganarse la vida, no le importa quién está a cargo de la limpieza del crudo. Pero nadie niega el mal sabor de boca que le deja el hecho de que Hayward va a ser rico por el resto de su vida.
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Briyton Knotts tiene tres hijos y teme que pronto va a perder su trabajo como aparejador. "Estropeó un montón de cosas para mucha gente. Y sin embargo no tiene de que preocuparse, va a ganar mucho dinero, tiene su vida asegurada", dice Knotts sobre Hayward.
Pero en este momento no se habla sobre la política interna de BP ni de su situación financiera, sino sobre petróleo y la vuelta al trabajo.
Los habitantes de la región se sienten bastante diferentes al resto de Estados Unidos en lo que respecta a su visión sobre la extracción de petróleo y es que la mayoría se opone a la moratoria a las perforaciones en aguas profundas impuesta por el gobierno del presidente Barack Obama.
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"Volver a perforar"
Bill Butler dirige una marina en Buras junto a su hermano. La actividad es un 70% menor de lo que habían previsto para este año. Su gran batalla ahora es luchar contra la percepción de que todo en el lugar está cubierto por la marea negra."La gente llega de California o Nueva York y habla sobre lo malo que es el petróleo. Les respondo si el avión en que viajaron funcionaba con energía solar. '¿Viniste de California usando baterías?'".
Butler está molesto con la cobertura de los medios y con que se hayan centrado en todo lo peor del mayor desastre medioambiental de EE.UU.
Su opinión coincide con la mayoría de sus vecinos y también con la de los habitantes de otros estados del Golfo: "Hay que volver a perforar, volver al trabajo".
"EE.UU. y el mundo no están preparados para vivir de pajaritos y abejas, de flores y de árboles. Necesitamos fuentes de energía".
"Si cortas todo, si cortas las tuberías de gas una semana o diez días, uno se puede imaginar quién va a gritar y de dónde van a venir los gritos".
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Resistencia
Existe un auténtico abismo que separa a los habitantes del Golfo del resto del país en torno al futuro de las perforaciones. La zona depende del crudo, por generaciones trabajaron en las plataformas o se beneficiaron de los empleos indirectos que creaba lo que en realidad es una industria inmensa.Bo Haydo, un pescador local, ve las cosas de forma descarnada y, según su opinión, lógica. "Los aviones se estrellan, pero nadie pide que no vuele ninguno más. Un avión se estrella y mata a 200 personas, y todo el mundo sigue volando".
"Cualquiera comete fallos. Fue un error, lo que necesitamos es pasar página y lo vamos a conseguir. Pero si se prohíben las perforaciones, ¿qué se supone que debe hacer la gente?".
Todos saben que las limpiezas llevarán años, pero se resisten. Muchos ya sufrieron al huracán Katrina en 2005 y se recuperaron.
Sin embargo, para ellos, lo frustrante de lo que el presidente Obama ha llamado el "11 de septiembre medioambiental" es que no regresar a las plataformas, no perforar, no poder volver a trabajar.
En fotos: las cifras del derrame
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