Fuente: El Pais.
Parecen farolas, campanas, balones de fútbol, microchips e incluso rayos en una tormenta. Pero son células, líquidos y reacciones químicas. Imágenes microscópicas que un físico español afincado en Seattle ha decidido sacar del laboratorio "para enseñárselas al mundo".
Albert Folch es licenciado en Física por la Universidad Autónoma de Barcelona. Con doctorados en Harvard y el prestigioso Massachussets Institute of Technology (MIT), ambos en Boston, enseña microfluídica en la Universidad de Washington (Seattle) desde 2000. Durante toda su carrera, acumuló fotografías obtenidas con el microscopio de su laboratorio. Fue un accidente con el disco duro -estuvo a punto de perder todas las imágenes-, coincidiendo con el lanzamiento de la red social para fotografías de Google, Picasa, lo que empujó al físico a colgar más de 1.700 fotografías en la red .
"Me parecía una pena no compartirlo, pensé que había que enseñárselo al mundo". Para sorpresa de Folch, al que siempre le ha gustado la fotografía, nadie lo había hecho antes. Un artículo escrito por una estudiante de la universidad donde trabaja cayó en manos de un médico de la ciudad. Poco después llegaría la exposición en el Hospital Harborview de Seattle y en Septiembre inaugurará una biblioteca con más de cincuenta imágenes.
"Siempre me he considerado un privilegiado porque en mi trabajo veo todos los días cosas que nadie ve. Me parece fascinante este aspecto de lo que hago, pero me lo guardaba para mí", explica. Aunque suele llevar fotos a su casa para enseñárselas a sus hijos o compartirlas con sus amigos, Folch nunca había pensado que las células que estudia a diario pasarían del laboratorio a convertirse en motivo de una exposición en Seattle.
Tal y como explica en la presentación de sus exhibiciones , le atrae ese instante en el que el espectador ve la imagen y se pregunta "¿Qué es esto?" "Aprovecharemos ese momento y utilizaremos el arte como un anzuelo para introducir conceptos científicos en las mentes más receptivas".
El profesor de microfluídica, como si estuviera acostumbrado a contárselo a sus hijos de 4 y 7 años, explica en qué consiste su trabajo: una técnica que construye canales para fluidos, del mismo modo que se producen los microchips. Los canales permiten estudiar las reacciones bioquímicas entre dos líquidos como si los juntáramos en dos pipetas, los recipientes de cristal utilizados por los químicos en los laboratorios.
"La idea es miniaturizar todo lo que en un laboratorio se hace a mano", explica Folch. La técnica reduce además los costes de estos experimentos y el tiempo empleado por los químicos en los laboratorios. La miniatura permite usar menos material y además automatizar los procesos gracias a la utilización de micro válvulas que bombean el líquido de un lado a otro para estudiar las reacciones.
"Se mezclan cuando tú decides, para estudiar las reacciones. Pero puedes abrir al mismo tiempo 1.000 válvulas, algo que no puede hacer un ser humano", argumenta Folch. Los biólogos que utilizan las técnicas tradicionales pueden observar reacciones en un máximo de 24 pipetas a la vez. "Eso no es nada para nosotros", afirma Folch desde uno de los laboratorios de Estados Unidos en los que se desarrollan las técnicas de microfluídica.
Sin embargo, este catalán ha hecho que su laboratorio, y las otras 10 personas que trabajan bajo su supervisión, sea famoso por haberle dado una vuelta de tuerca más a esta técnica. El equipo de Folch está especializado en utilizar la microfluídica para mezclar células con fluidos y mantener así vivas a las células dentro de los canales, algo único en este campo. "Nos permite hacer otro tipo de biología".
Más allá de la ciencia, este físico dedicado a la bioingeniería ha convertido el retrato del comportamiento de las células en un motivo artístico. Aprovecha las cámaras utilizadas en el laboratorio y hace montajes con las imágenes. Altera los colores para acercar el diseño de una célula a un cuadro de Van Gogh. Juega con los negativos en un homenaje a Tapies.
El físico nos explica su trabajo con las células con la misma paciencia que dedica a elegir el título de cada una de las imágenes de su exposición. "Duchas de color microfluídicas", "Células nadando como peces", "Microválvulas charlando al atardecer" o "Células en homenaje a Tapies" son algunos de los elegidos.
"Quiero que la gente venga a la exposición y que cuando vea una foto sienta curiosidad por la ciencia que hay detrás de la foto y lea lo que he escrito al lado, y salga de la exposición habiendo aprendido algo," cuenta Folch. Su siguiente paso será incorporar estudiantes de Arte al laboratorio, para crear nuevas cámaras que puedan recoger todo el potencial artístico de las imágenes.
Las exposiciones llevan título en inglés BAIT y quiere decir 'carnada'. Aunque también responde a Bringing Art Into Technology, por su propósito de acercar la ciencia a los ciudadanos a través del arte. Mientras avanza en el campo de la microfílmica, su pasión por la fotografía y las exposiciones de imágenes microscópicas ayudarán a acercarnos un poco más lo que ocurre dentro del laboratorio.
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