Dos meses después de la tragedia que ha provocado el mayor desastre ecológico de la historia de Estados Unidos, se está empezando a conocer toda una cadena de fallos previsibles a los que ni BP, dueña de la plataforma Deepwater Horizon, ni Transocean, que estaba trabajando en ella, ni la agencia federal encargada de vigilar las explotaciones en tierras del gobierno el Minerals Management Service (MMS por sus siglas en inglés) prestaron la suficiente atención. Ese desinterés terminó provocando, finalmente, la explosión de la plataforma petrolífera, que provocó la muerte de once de sus trabajadores.
The New York Times publicaba ayer un amplísimo reportaje en el que narraba la serie de incidentes que anticiparon el fallo de la Deepwater Horizon. El diario asegura que el mecanismo de seguridad anti-explosiones de la plataforma o BOP (siglas de blowout preventer), falló tan sólo por unos centímetros la noche del 20 de abril, los suficientes para que la presión en el conducto principal provocara la explosión de la plataforma.
El BOP es el engranaje que falló en el momento crucial de la explosión y el centro de toda la polémica sobre la catástrofe.
Concentración de gas
Para prevenir este problema, muchas de las plataformas de Transocean en el Golfo (11 de las 14) tenían un doble sistema de guillotina como precaución, por si una fallaba. Muchas, excepto Deepwater Horizon. Y eso que los ingenieros encargados de su gestión habían calificado el pozo de "pesadilla" debido a las altas concentraciones de gas de la capa petrolífera, de la que esperaban sacar gran partido.De hecho, la prospección llevaba semanas de retraso, lo que estaba costando millones de dólares a BP, de ahí que en las últimas semanas se aceleraran las operaciones, corriendo muchos riesgos.
Ya existían precedentes de fallos en los BOP. El año pasado, Transocean encargó un informe confidencial a la compañía noruega Det Norske Veritas, la más experimentada del mundo en este tema, sobre la fiabilidad de estos mecanismos de seguridad. El estudio, que analizó 15.000 pozos en Norteamérica y el mar del Norte, sólo encontró 11 incidentes parecidos al de Deepwater Horizon, en los que, sin embargo, el BOP falló en el 45% de las ocasiones.
En otros dos estudios, en parte financiados por la MMS, realizados en 2002 y 2004, la compañía texana West Engineering Services concluyó que, incluso si el BOP funcionaba correctamente, a grandes profundidades, fallaba a veces en guillotinar los conductos.
Pero no sólo fallaron BP y Transocean. La agencia federal encargada de aplicar las consignas de seguridad, la MMS, en algunos casos, desoyó las recomendaciones de sus propios expertos.
La reciente investigación del Congreso de Estados Unidos ha revelado que el funcionario de la MMS que autorizó la perforación de Deepwater Horizon no pidió pruebas a BP de que los mecanismos de seguridad funcionaran correctamente.
Pero, además, nuevas declaraciones de testigos directos de la catástrofe aseguran que BP conocía los problemas de su plataforma petrolífera antes de la explosión. Un trabajador de la plataforma declaró a la BBC que el mecanismo de seguridad había tenido problemas semanas antes del desastre.
Dispositivo paralelo
Tyrone Benton aseguró a la cadena de noticias británica que el problema no se resolvió y que Transocean optó en su lugar por instalar otro dispositivo paralelo, sin intentar averiguar las causas del primer incidente. El problema que se detectó concernía, tal y como indica también la información de The New York Times, al BOP.Este sistema está básicamente constituido por gigantes cuchillas, una especie de guillotina, que deben cortar el conducto y sellar el pozo si la presión empieza a descontrolarse. Estas cuchillas se activan por un sistema eléctrico y otro hidráulico. Según Benton, fue este último el que falló. "Vimos un escape en el engranaje e informamos a la compañía. En el centro de operaciones pueden apagar uno de ellos y poner en marcha otro, y así no tienen que parar las operaciones", aseguraba a la BBC.
Este factor, el hecho de no querer interrumpir la perforación, fue el factor decisivo a la hora de seguir con las operaciones de prospección pese a las señales de que algo no iba bien. Un parón técnico habría costado unos 700 dólares por minuto, un gasto que la compañía decidió no asumir.
"Es algo inaceptable", declaraba a la BBC el profesor Tad Patzek, experto petrolero de la Universidad de Texas. "Si hay indicios de que el mecanismo de seguridad para prevenir explosiones no funciona correctamente, hay que arreglarlo".
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