La unidad global de internet, que permite que los ordenadores de todo el mundo se reconozcan y comuniquen entre si, podría tener los días contados. Motivo: la aparición de gigantes informáticos que pretenden crear sus propias galaxias de servicios virtuales en las que el internauta quedará atrapado sin poder relacionarse con los habitantes de las galaxias vecinas.
El siniestro augurio no procede de ningún agorero con delirios apocalípticos, sino de la presidenta de Internet Society (ISOC), la organización fundada en 1992 por algunos de los padres de internet para defender desde Washington y Ginebra el espíritu de una red cuya apertura y descentralización ha permitido enganchar a cientos de millones de personas.
Y lo más inquietante es que Lynn M. St. Amour, al frente de ISOC desde marzo de 2001, cree que ese escenario no es ciencia ficción, sino que puede estar surgiendo en la actualidad. La batalla comercial en marcha entre titanes como Google, Microsoft o Apple no hace sino poner de relieve el riesgo de que la profecía se cumpla.
"Es enteramente posible que en el futuro nos encontremos con un internet dominado por una serie de conglomerados en el que será muy difícil moverse de uno a otro", señalaba el jueves pasado St. Amour durante una entrevista con CincoDías realizada en Bruselas.
Fuentes del sector de las telecomunicaciones consultadas por este diario dudan de que la fragmentación pueda llegar a producirse "porque todas las empresas trabajan para mantener la interoperabilidad de sus sistemas dado que va en su propio interés".
St. Amour comparte también ese argumento y aduce como prueba del interés de las compañías en mantener la apertura de internet el hecho de que Microsoft o Google contribuyan a financiar el ISOC. Pero aun así, la presidenta de esa organización cree que la deriva hacia reinos de taifas virtuales "ya se está produciendo ahora". Y Frédéric Donck, director de la división europea de ISOC, advierte durante el mismo encuentro que si el proceso se culmina "supondrá el final de internet tal y como lo hemos conocido hasta ahora".
La destrucción de la unidad de internet tendría importantes consecuencias sociales, según St. Amour, porque la pertenencia a una galaxia u otra determinará desde el círculo de amistades hasta las posibilidades laborales de las futuras generaciones.
St. Amour, avalada por más de dos décadas de experiencia en el sector (ha trabajado para AT&T, Digital Equipment Corporation o General Electric), cree que la mejor receta para mantener la unidad de internet es "la transparencia". Y que "el internauta tenga siempre la última palabra". Quizá así abandone a tiempo las galaxias demasiado posesivas.
Padres de la red
El ISOC, organización sin ánimo de lucro, fue fundada en 1992 por algunos de los llamados padres de internet, como Vint Cerf o Bob Kahn. Hoy día cuenta con más de 40.000 miembros en 70 países y con un presupuesto de unos 20 millones de dólares para 2010.
"Algunos modelos de negocio quieren una red más cerrada"
La presidenta y consejera delegada de Internet Society (ISOC) está convencida de que la estructura de internet soporta "amenazas públicas y privadas". Entre las primeras, menciona la tendencia, a su juicio equivocada, de responder a cada ciberdelito con una ciberley o ciberpolicía. "Es un error, porque siempre se llega tarde y porque puede tener daños colaterales para la privacidad", señala Lynn M. St. Amour. Pero también desde el sector privado hay quien apuesta por una red menos abierta. "Algunos modelos de negocio prefieren ir hacia un sistema más cerrado porque entienden que los estándares propietarios redundan en más beneficios". La organización de St. Amour lucha para que ninguna de esas amenazas se materialicen. Y entre los frentes abiertos figuran también algunas antipiratería que amenazan con cortar la conexión a la red.
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