Hace cosa de dos años tener una cámara sumergible, resistente a golpes o a caídas suponía llevar un pequeño tanque en el bolsillo. No había forma de conseguir que la cámara mantuviera unas dimensiones decentes si hacía falta estanqueidad y resistencia.
A juzgar por los modelos presentados en la feria PMA de este año, sin embargo, alguien ha descubierto como comprimir estas cámaras todoterreno y dejarlas en el mismo tamaño y peso que los modelos corrientes. Samsung y Sony son dos de las empresas que se han lanzando a este tipo de productos. Ambos con cámaras bastante parecidas, por cierto: la AQ100 de Samsung y la TX5 de Sony, esta última con una pantalla táctil, que ya tiene su mérito. Creo que es la primera pantalla táctil que puede usarse bajo el agua.
Las dos pueden caerse desde más de un metro sin sufrir daños, las dos resisten arena, polvo y arañazos y las dos pueden sumergirse hasta tres metros de profundidad durante 60 minutos.
Pero es Pentax la que sale de la feria con la cámara más resistente en el catálogo, una, además, con varias sorpresas en el interior. La W90 (enlace no directo, porque la página de Pentax usa flash) no sólo aguanta los mismos golpes y maltratos sino que puede sumergirse hasta los 6 metros de profundidad. Tiene 12 megapíxeles, cinco aumentos de zoom óptico y graba vídeo en HD (720p) pero me quedo con dos detalles:
1. Incluye un anillo de luces LED alrededor de la lente para iluminar durante la grabación de vídeo (donde el flash es inútil).
2. Un modo macro capaz de enfocar objetos a 1 cm, tanto para fotografía como para vídeo. Es una característica interesante para una cámara pensada para la aventura.
Sin confirmación del precio en Europa, al cambio sale por unos 250 euros (330 dólares)
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