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2014/02/13

La crisis también frena la red de conocimiento entre las universidades

La creación de lazos entre universidades y empresas mediante transferencia de conocimiento es clave para fomentar la innovación y el empleo. Un estudio de la Universidad Politécnica de Cataluña demuestra que tanto las diferencias territoriales, como la falta de respaldo institucional y de cultura emprendedora, dificultan esta transferencia. El trabajo, publicado en la revista Journal of Business Research, ha incluido los datos de 44 universidades públicas españolas -de las 47 existentes- entre los años 2006 y 2009.

"Las actividades de transferencia tecnológica más relevantes se relacionan con el desarrollo y comercialización de patentes, la generación de contratos, de licencias con empresas y la creación de empresas universitarias o spin-offs", explica Jasmina Beregal, una de las autoras y actualmente investigadora de la Universidad Internacional de Catalunya (UIC). Para estimar el nivel de implicación de las universidades en este tipo de actividades, los expertos estimaron la eficiencia de los centros mediante un modelo en el que incluyeron factores como el personal disponible, la inversión en I+D, el número de graduados y de artículos publicados -para medir el rendimiento en enseñanza e investigación- y el número de spin-offscreadas.
Después, aplicaron un segundo análisis con el fin de apreciar la posible influencia del entorno y las características del tejido empresarial de cada región, así como la presencia de incentivos que pudieran explicar las diferencias. Entre las nuevas variables se incluyeron el tamaño de la universidad, el número de patentes, la carga de enseñanza por profesor y la oferta educativa de los centros. La información procedía de dos fuentes: los informes anuales de la red de Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación (RedOTRI) y los informes bianuales de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE).

Beregal destaca el papel de las OTRI, que, como indica la investigadora, "constituyen una estructura necesaria para garantizar una eficiente generación de actividades de transferencia tecnológica dentro de las universidades".
Diferencias territoriales

De acuerdo con los datos de 2011, "en Madrid, cinco de las seis universidades tenían parque científico y todas poseían incubadora", señala Beregal. "En Valencia y Galicia todas las universidades contaban con parque científico y todas menos una con incubadora", continúa. El componente regional resultó ser determinante, según el estudio. El desarrollo tecnológico de los territorios afectaba positivamente a la creación de empresas vinculadas a la universidad (spin-offs); los centros más eficientes se encontraban en áreas con una intensidad tecnológica superior y una alta tasa de formación de nuevos empresarios.

Por ejemplo, según los datos manejados por los investigadores, en Andalucía "solo el 44% de las universidades tenían parque científico y tres de ellas no tenían ni parque científico ni incubadora de empresas". Los centros de Zaragoza y La Rioja carecían también de ambas instalaciones. "Las administraciones públicas diseñan programas e incentivos para fortalecer las sinergias entre universidades y empresas -dicen los autores-. Sin embargo, estas políticas están subordinadas a los patrones culturales y a las barreras territoriales".

Así, es imprescindible que estas estrategias de transferencia tengan en cuenta las características del tejido industrial de cada región para adaptarse a las necesidades específicas "tanto de los empresarios locales como de la comunidad donde la universidad desarrolla su actividad", puntualiza la experta.

Falta de incentivos

En cuanto a las causas de estas carencias, más allá de los factores regionales, "podría decirse que los principales problemas que frenan la transferencia tecnológica se relacionan con la falta de incentivos para que los profesores y departamentos universitarios se involucren en los procesos de transferencia tecnológica". Según los expertos, la cultura emprendedora es escasa entre el profesorado español. "Los profesores tendrían mayores incentivos si existieran menos barreras contractuales para que las empresas puedan establecer contactos formales y desarrollar actividades de transferencia tecnológica", recalca Berengal.

Otra posible vía para impulsar el emprendimiento es que "las agencias evaluadoras de calidad docente, como la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) dieran un mayor peso a estas actividades dentro de sus esquemas de evaluación". El estudio señala que a pesar de que "la universidad española tiene el potencial suficiente", la forma de gestionar los recursos e implementar las políticas de fomento "está afectando negativamente a su productividad". El camino a seguir pasa por "dar mayor libertad para que profesores y la misma universidad puedan participar del capital social de una empresa y que representen el output de cualquier actividad de transferencia desarrollado", concluye la investigadora.

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