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2014/01/12

La española Uptodown gana relevancia con su ‘software’

Cuando nacieron en 2003, solo pensaban en el ordenador. Móviles y tabletas no entraban en sus planes. Sin embargo, hoy son el centro de su negocio. Uptodown, cuyo nombre quiere simbolizar sencillez de uso tanto para los desarrolladores que quieren dar a conocer sus programas como para los consumidores que los descargan, nació de la mano de Luis Hernández Garrido (Málaga, 1979) y José Domínguez (Trebujena, 1978). En sus inicios solo pensaron en un lugar para descargar software para Mac y PC. En 2010, con la llegada de Android, comenzó su crecimiento.

Con tres millones de descargas mensuales solo en Android y 10 sumando todas las plataformas, su siguiente paso es conquistar el mercado hispano. Andrés Torrubia Sáez (Alicante, 1974), que tras vivir en San Francisco, ejerce como consejero y ayuda en su crecimiento, insiste en el interés que muestra el público en Estados Unidos, de ahí que haya decidido asistir a CES y al Affialiate Summit, para empresas en crecimiento, que se celebrará en Las Vegas la próxima semana.

Uptodown cuenta con 25 empleados, diez en España y el resto ejercen como enlaces locales para gestionar las comunidades y localizar el contenido. De momento cuentan con versiones en español, inglés, portugués, italiano, alemán, francés, chino, japonés, ruso y coreano. El siguiente lanzamiento será en indonesio. Por orden de importancia el primer país es México, seguido por España, Francia, Estados Unidos, Brasil, Argentina, Alemania e Italia.

Las categorías más usadas son juegos. Después las que tienen que ver con seguridad, conexión a redes wifi, ofertas de viajes, ocio local y cambio de moneda.
Su valor reside en la capacidad para ordenar y clasificar los programas. “Hacemos críticas con independencia, las valoramos y generamos debate. En las tiendas de aplicaciones solo se pelea por la cantidad de descargas para estar en lo más alto, pero muchas veces se pierde de vista la utilidad o calidad”, expone Hernández.

También dan cabida a programas que normalmente no se encuentran en las tiendas oficiales de los fabricantes. Domínguez, además, indica un ejemplo curioso: “Ofrecemos versiones antiguas de programas, que puede sonar extraño, pero es muy útil. Con actualizaciones cada vez más frecuentes, pero en muchas ocasiones sin terminar de contrastar o que funcionen en todos los móviles, somos la soluciones a problema. En Japón hemos observado que buscan versiones de la aplicación de Twitter que ya no están en la tienda oficial, porque la última tiene errores”.

Esto no significa que vivan en los márgenes de lo aceptable o se puedan encontrar programas maliciosos en su portal. De hecho, tienen un acuerdo con VirusTotal, también de origen malagueño y propiedad de Google, para que verifique y compruebe todo el contenido que se ofrece.

Los ingresos provienen de dos fuentes. Por un lado, la publicidad tradicional dentro del portal, los clásicos banners. Por otro la promoción de aplicaciones previo pago por parte de los desarrolladores. Torrubia incide en que en todo momento se deja claro cuáles han pagado para aparecer mejor posicionadas: “Las empresas de software, casi siempre de programas de productividad o negocios, lo ven como un lugar interesante para darse a conocer y con una forma de pago por descarga sencillo y claro”.

La mitad de los ingresos de Uptodown ya provienen del móvil. De los mismos, el 30% son de Estados Unidos. Hernández augura un florecer de las aplicaciones para móviles: “Ahora mismo estamos en el mismo punto en que se estaba en el 99 con el software de escritorio. Cada vez hay más interés y hueco”. Aunque también vislumbra algunos problemas, como que a los usuarios de Android les cuesta pagar. “Por suerte, cuando comienzan a comprar móviles de alta gama, ya sí compran aplicaciones con normalidad. Algo que en iPhone se hace desde el principio”, matiza.

En consecuencia, el modelo a seguir es el de la aplicación gratuita con cobro por complementos. “Basta con recordar el revuelo de los 79 céntimos anuales de WhatsApp… Ahora el ejemplo a seguir es Candy Crush gratis, pero con pago por mejoras o desatascos. Así los desarrolladores siguen los primeros en la tienda oficial de descargas, pero consiguen ingresos. Nosotros apostamos por hacer una selección editorial, con criterio, no solo por número de descargas”, defiende Domínguez.

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