Los anteojos de realidad aumentada de Google, conocidos como Google Glass , suman entusiastas y detractores por igual; desde los que creen que cambiarán la forma en que interactuamos con el mundo hasta los que piensan que son una tontería para tecnoadictos, generan un muy amplio abanico de reacciones frente a su uso .
Su presencia resulta todavía inusual, y para muchos implica una presunta invasión a la privacidad (¿cómo saber si el otro me está grabando?) o una manera de esconder desinterés (me mira mientras hablamos, pero quizás sólo está leyendo actualizaciones de Facebook); también puede resultar muy útil para no ocupar nuestras manos ni distraer nuestra mirada, y sumar información actualizada que aparece, sutilmente, en el rabillo del ojo.
También pueden traer problemas a los primeros usuarios.
Estos anteojos, que se usan solos o montados sobre lentes convencionales, cuentan con una pequeña pantalla, un sensor táctil, un micrófono, una cámara digital, conexión a otros dispositivos para acceder a Internet y, por supuesto, una pequeña computadora que decodifica los comandos ingresados (con el clásico OK Google Glass) y gestiona el despliegue de información en su pantalla minúscula.
Para Cecilia Abadie significó una multa: esta uruguaya, que reside en Estados Unidos hace año, fue detenida por un policia mientras manejaba y multada por llevar los lentes de Google mientras lo hacía. Entrevistada por el sitio Alt1040 , explicó que las usa desde mayo último, y que el policía la multó por usarlas; se quejó, llegó ante un juez y logró que la declararan inocente, al considerar que era imposible probar que efectivamente estaba usando el dispositivo mientras manejaba, y que la pantalla del anteojo funcionaba como la de un GPS en el tablero del auto.
Mientras, un hombre en Ohio, que usa anteojos con aumento y Google Glass, fue al cine con las gafas puestas (pero los Glass apagados). Según le contó a The Gadgeteer, era la tercera vez que iba al mismo cine con los anteojos de realidad aumentada.
En esta ocasión, y cuando la película llevaba ya una hora, fue interpelado por un grupo de oficiales del Departamento de Seguridad Interior (Homeland Security), que sospechaban que estuviera usando los anteojos para grabar la película para luego distribuir (ilegalmente, claro) una copia digital.
Mientras un desarrollador asegura haber creado una aplicación de contenido sexual (Sex with Glass) que permite sincronizar el registro de video de dos anteojos y eventualmente compartirlo, además de ver en la pantalla lo que está viendo la otra persona con la que se está teniendo sexo; Google no admite ese tipo de aplicaciones (quitó de su tienda una aplicación que permitía capturar y ver fotos pornográficas), y no está claro cómo se implementará en este caso (o si alguna vez se hará realidad).
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