Tras cinco años de debate, Nueva Zelanda ha aprobado una nueva Ley de Patentes que ilegaliza las patentes de software. Craig Foss, ministro de economía del país de Oceanía ha afirmado que este es “un paso positivo para impulsar la innovación” en Nueva Zelanda.
Concretamente, ha declarado Foss que “al aclarar la definición de lo que puede ser patentado, estamos dando a los negocios de Nueva Zelanda más flexibilidad para adaptar y mejorar inventos existentes, sin dejar de proteger las innovaciones genuinas”. El Instituto de Profesionales de las TI (IITP por sus siglas en inglés) se ha mostrado contento con la iniciativa que responde a las peticiones de la industria TIC.
El Proyecto de Ley de Patentes se elaboró por primera vez en 2008. Dos años más tarde, en 2010, la Comisión Especial de Comercio recomendó la prohibición total de las patentes de software, pero esa postura fue anulada con la introducción de un documento complementario en agosto del pasado año 2012.
El Instituto de Profesionales de las TI realizó una encuesta a los miembros del congreso neozelandés que concluía que el 94% de los miemrbos estaban a favor de la prohibición de las patentes de software, como recuerda ZDnet.
Como mucho tiempo se lleva discutiendo a nivel mundial, Paul Matthews, director ejecutivo en el IITP, aseguraba en su defensa por la eliminación de las patentes, que “el sistema de patentes no funciona para el software, ya que es casi imposible para las empresas tecnológicas genuinas crear nuevo software sin violar cientos de miles de patentes de software que existen, a menudo por trabajo muy obvio”.
Las constantes demandas entre las grandes empresas de la industria tecnológica en todo el mundo ya han sacado a debate este mismo tema desde hace años. Como ejemplo reciente, hace tan solo dos días que Eric Schmidt, anterior líder de Google, se pronunciaba en su blog sobre las acusaciones de Larry Ellison, CEO de Oracle, sobre que la Mountain View le había robado sus ideas. Eric Schmidt recordaba el dictamen de un tribunal cuando Oracle demandó a Google por violación de patentes y derechos de autor en un caso relacionado con Java y con el sistema operativo Android. El jurado concluyó que las acusaciones de Oracle eran infundadas y Eric Schmidt afirmaba que el tribunal protegió un principio vital para la innovación que se resume en que una empresa o individuo no puede definirse como autor de una idea que es un método de operar.
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